Ciudad

“Los controles no existen”

La muerte de un obrero de la construcción el pasado miércoles renovó la polémica sobre la seguridad laboral. La ONG Manos a la Obra realizó ayer una protesta para pedir cambios en el Código Penal.

La ONG Manos a la Obra, que lidera Narciso Cantero y que agrupa a trabajadores de la construcción, se manifestó ayer en calle San Lorenzo al 1500, donde el último miércoles falleció el albañil Cirilo López, de 25 años. Además, presentó un petitorio en la sede de Gobernación para exigir reformas en el Código Penal y que se tipifique como delito los incumplimientos de las normativas vigentes en materia laboral. “Estamos convencidos de que si alguien va preso sería el puntapié inicial para que de una vez por todas exista realmente seguridad”, aseguró Cantero. Esta ONG cumple diez años y ayer anunció el lanzamiento de un sitio web (www.sosmanos.com.ar), “donde está el mapa de la inseguridad laboral en Rosario”. Respecto de la cantidad de trabajadores muertos en 2010 denunciados por la organización, y que el Ministerio de Trabajo de la provincia refutó, Cantero apuntó: “Nuestros registros nos dan 17 y para ellos fueron cinco, no tengo problemas en tener un careo con el funcionario que sea y mostrar nuestras cifras, con nombres y apellidos”.

—¿Se hace difícil convocar a los trabajadores para que exijan sus derechos?

—Repartimos más de mil panfletos invitando a la movilización (de ayer) y no es fácil porque desde las empresas constructoras les bajan línea y hay miedo a los despidos. Se manejan con el miedo. No nos metemos adentro de las obras, con la gente hablamos desde la calle; si desde la calle vemos incumplimientos te podés imaginar lo que es adentro… Nunca tuvimos inconvenientes con los trabajadores; al contrario, hemos recibido el apoyo incondicional porque se reflejan en una participación en lo que nosotros estamos haciendo, pero se ven supeditados a un condicionamiento laboral, esto es así de claro. En nuestro rubro, la libreta del fondo de desempleo es el pasaporte a la desocupación. Nuestra presencia provocó cambios que a nosotros nos enorgullece; son pequeños logros, que se consiguen con cintura. Por ejemplo: no denunciar cuando no tenemos pruebas, porque hay que tener muñeca para que esos compañeros no pierdan el trabajo. La semana pasada nos dimos una vuelta por una obra de avenida Pellegrini, donde cinco muchachos no estaban para nada bien, dormían en la obra y nuestra sola presencia hizo que a la semana estuvieran en una pensión. Son logros que nos reivindican.

—¿Cuál es la idea de hacer el sitio web?

—Ahí se va a poder acceder a un mapa de inseguridad laboral de la ciudad. Hemos podido relevar en el radio céntrico de Ovidio Lagos, Pellegrini y el río, de este a oeste, donde hay 286 obras y nos falta terminar de relevar de sur a norte, donde estimamos que hay entre 600 y 700. Esto sólo en el centro de Rosario, lo cual implica un promedio de entre 15 y 20 trabajadores por obra, que se eleva a 30 cuando se suman a los albañiles, plomeros, electricistas, gasistas, vidrieros, herreros, azulejistas y pintores. Esto nos marca que sólo en este radio trabajan, ligados a la construcción, más de 3.500 mil personas.

—¿La inseguridad va de la mano con el trabajo en negro?

—El  trabajo en negro va enmarcado en la precariedad laboral. Si no te ofrecen seguridad estando registrado, menos te le van a dar en una situación precaria. Coincidimos con la Cámara de la Construcción cuando pide registros de empresas constructoras para que no haya tercerizados o no sean empresas fantasma. Desde ese punto de vista la seguridad cambiaría. Para ello debería haber un compromiso gerencial de las empresas, compromiso de las partes involucradas como de la Municipalidad, la provincia, la Nación, que no se haga la vista gorda.

—¿Cómo están los  controles?

—A la provincia le pedimos que las inspecciones sean sostenidas en el tiempo. La obra donde falleció Cirilo López, en calle San Lorenzo al 1500, ya había sido denunciada y te aseguro que el lunes que viene estará trabajando nuevamente. Chocamos con el problema de que no contamos con recursos humanos para los controles. El ministerio cuenta con once inspectores, que hacen un esfuerzo titánico para estar en todos lados, y a eso se le suma la inexistencia de Obras Particulares de la Municipalidad. Esto es así. Cuentan con 60 inspectores y además está la GUM. Entonces estos hechos no estarían pasando: acá hay vista gorda, hay una clara intención de no dañar la imagen de ciertos profesionales, donde hay amiguismo de por medio y se traduce en lo que nos toca: una nueva muerte, la segunda muerte de 2011. Cuando se puede tapar, se tapa, lamentablemente se maneja así. Hay funcionarios que no cumplen con sus deberes y desde Manos a la Obra lo denunciamos. Parece una paradoja porque, por un lado, se anuncia que la construcción aumentó un diez por ciento y, por otro lado, las muertes también aumentan. Hoy por hoy el control de las ART para con las empresas no existe, hay una complicidad en los organismos de control que se traduce en esto.

—Desde el Ministerio de Trabajo minimizaron las cifras que dieron ustedes de 17 muertos en 2010; para ellos fueron cinco…

—Nosotros estamos en contacto con los trabajadores, estamos en la calle, y nos enteramos de las muertes. Muchas veces tenemos el criterio de no exponer al compañero a que pierda el trabajo, pero la información está. Tenemos capataces, arquitectos e ingenieros que comparten nuestra ideología y sabemos todo lo que pasa en las obras. En diez años nadie puede salir a refutar lo que venimos denunciando. Me gustaría tener un careo con algún funcionario de la provincia y decirle: “A ver qué tenés vos y qué tenemos nosotros”.

—¿Qué proponen desde la ONG para evitar estas muertes?

—Una cosa importante es la conformación de un comité mixto de seguridad dentro de las obras en construcción. Si tuviéramos un delegado de prevención y salud dentro de la obra, como lo especifica la provincia, esto no hubiera ocurrido porque el compañero estaría viendo lo que ocurre y tiene la potestad de parar el trabajo cuando ve alguna anormalidad. Los vallados de obras lo hacen cada vez más altos, para que no se pueda ver el interior y se tapa lo que pasa adentro. La higiene, la limpieza, la falta de sanitarios para los trabajadores, la provisión de agua… y siempre tiene que pasar lo peor para que vuelvan las inspecciones. Hoy las multas que aplica la Municipalidad son irrisorias, llegan a 1.000 o 1.500 pesos, es un vuelto… Es más: se lo sacan al obrero. Despiden a uno a dos y ya se ahorraron esa plata. Es así como se manejan.

—¿Qué plantearon en el petitorio entregado en Gobernación?

—Es el mismo que en su momento llevamos a la Cámara de Diputados de la Nación y se lo entregamos al diputado Héctor Recalde a través de los familiares de víctimas de accidentes laborales de Rosario, San Lorenzo y Villa Constitución. De una vez por todas queremos que se cambie el Código Penal y se tipifique como delito los incumplimientos de las normativas laborales vigentes. Estamos convencidos de que si alguien va preso sería el puntapié inicial para que de una vez por todas exista realmente la seguridad en el ámbito laboral.

—¿Qué relación tiene la ONG con la Uocra?

—No existe relación alguna. Somos independientes, no pertenecemos a la Uocra, para nada. Hay compañeros que están afiliados y no comparten el criterio de la gestión anterior, por la cual la Uocra fue intervenida. Hoy nos consta que su interventor, Carlos Vergara, está intentando encarrilar el tema haciéndose presente en varias obras donde hay irregularidades. No tuvimos contacto con él pero si nos invita podemos sumar, como en su momento quisimos nosotros sumar a la Uocra con nuestra bolsa de trabajo y nos dieron una patada…

—¿Quisieron callarlo o recibió amenazas?

—Cinco veces me mostraron un sobre, me pedían que me callara, que bajara un cambio. Tuve tres amenazas de muerte que las denuncié en su momento en la Justicia. Pero yo soy orgulloso de ser albañil, me gusta mi trabajo y me da mucha bronca que compañeros que se levantan a las 5 de la mañana, con sol, lluvia o frío, se suben al andamio a trabajar y es muy injusto que vuelvan en un cajón, sólo porque no se cumplen los controles. Eso no es digno.

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