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“Bailar ayuda al bienestar”

La bailarina y psicóloga mexicana Diana Cianca enseña en Rosario el arte de las danzas de la Polinesia. Los ritmos de Hawai y Tahití también ayudan a incrementar la autoestima y desterrar los pudores.

Es conocida la importancia del ejercicio físico para mantener un estado saludable. Al hablar de esta consigna se piensa de inmediato en internarse en un gimnasio y transpirar hasta el cansancio, además de los días posteriores de dolor muscular que pueden aparecer tras el esfuerzo entre fierros y rutinas organizadas. Sin embargo, una buena y entretenida manera de ejercitarse es el baile. Especialistas aseguran que el bailar, como es una actividad que provoca placer, genera endorfinas que alimentan la autoestima y, como toda hormona, es una sustancia bioquímica que en este caso actúa como analgésico y euforizante natural. Esta “sabiduría de la danza” la practica Diana Cianca, una psicóloga y bailarina mexicana que arribó a la ciudad para enseñar danzas polinesias en el quinto piso del edificio del Centro Cultural Lavardén (Mendoza y Sarmiento), los martes y jueves de 10.30 a 12.

“Como todo, esto tiene su filosofía de vida: además de practicar una actividad divertida, buscamos el bien común. Está claro que para nuestra salud tenemos que asumir la responsabilidad del bienestar propio y ajeno y al hacer algo que nos genera placer, que nos divierte, nos hace sentir bien y si nos sentimos bien, nos vemos así”, sostuvo la bailarina.

Cianca manifestó que la danza terapéutica estudia el desarrollo humano y, al licenciarse en Psicología, fusionó con ésta las técnicas de la danza.

“Hay que mover el cuerpo y se mueven emociones. Es una forma de hacer ejercicio físico y emocional. Es muy bueno porque trae muchos beneficios en todas las edades. Las niñas, desde muy pequeñas reciben ayuda a su desarrollo psicomotor y de coordinación”, comentó la mujer, y agregó: “Los niños nacen sin penas, sin miedos, y cuando somos más grandes estamos llenos de miedos, entonces esta danza les ayuda a soltarse, a elevar su autoestima, estar bien con su propio cuerpo. Esta forma de lenguaje corporal ayuda a los niños a dar más confianza en uno mismo”.

La mujer expuso las características de las danzas polinesias, originadas en Hawai y Tahití: “Es un baile que se aprende por iniciativa propia, muy liberal, que compromete todo el cuerpo. Es un tipo de expresión corporal que ayuda a comunicarse con el otro, o bien a coordinar las distintas partes del cuerpo”.

A su vez, dijo que, a diferencia de otros tipos de danzas, “ésta es la más recomendable para todas las edades, porque no discrimina a quienes son mayores o menores de una determinada edad. Por ejemplo –apuntó– una mujer de 60 años difícilmente pueda iniciarse en la danza clásica, por el propio límite que le puede presentar su cuerpo. Pero sí puede comenzar a bailar polinesias”.

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