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¿Qué hacer con el Alzheimer?

Los trastornos de conducta de los enfermos son el factor que más afecta a las personas que los cuidan, que en la Argentina suelen ser familiares. Como siempre, el alerta temprana da un mayor margen de acción.

Los trastornos de conducta de los enfermos de Alzheimer son los que más afectan la salud y la vida cotidiana de sus cuidadores, que se ven sometidos a cuadros de estrés y malestares físicos, señalaron especialistas.

El deterioro progresivo de las neuronas y los síntomas que aparecen durante el avance del Alzheimer exigen la supervisión y el cuidado diario de ese paciente. Los trastornos de conducta de las personas con el mal afectan su salud y la vida cotidiana de quienes los cuidan, que en general padecen cuadros de estrés y malestares físicos, según expresaron especialistas e investigadores.

Esas tareas generalmente recaen en familiares que asumen el rol de cuidadores, lo que les provoca una gran carga de estrés y trastorno emocional que suele afectarles su salud física y psicológica.

Fernando Taragano, investigador principal del instituto universitario privado Cemic y presidente de Psicogeriatría de la Asociación Argentina de Psiquiatría, sostuvo que “lo que más afecta y sobrecarga al cuidador de Alzheimer es la presencia y severidad de los trastornos conductuales”.

“Las alucinaciones, los delirios, la agresividad, la desinhibición y el vagabundeo nocturno del enfermo de Alzheimer son síntomas muy abruptos que afectan al entorno”, precisó el médico.

En ese sentido, opinó que “es importante comprender durante la terapia el sufrimiento de los cuidadores, el cual se acrecienta, porque la mayoría son familiares directos del enfermo”.

En igual sentido, Diego Sarasola, médico psiquiatra, director del Instituto de Neurociencias Alexander Luria de La Plata e integrante del Servicio de Neuropsicología del Cemic, reconoció que “los déficits de memoria o del lenguaje” son los problemas que menos perjudican la vida cotidiana de la familia y el cuidador y evaluó que lo que más daña son los gritos, agresividad, ideas paranoides, irritabilidad e insomnio que pueden tener los enfermos.

Diferentes estudios realizados en el país demostraron que más del 80 por ciento de las personas con deterioro cognitivo, aún en los estadíos más leves, desarrollan trastornos conductuales o psiquiátricos, y los de mayor frecuencia son la irritabilidad y la apatía.

Esa situación, hace que el cuidador de una persona con demencia, deba soportar una “sobrecarga” que lo lleva a enfrentar episodios de violencia física o psicológica.

Ricardo Allegri, neurólogo investigador del Conicet, precisó que “el estrés y la sobrecarga que se genera en el cuidado de un enfermo con alteraciones mentales, es lo que determina a corto plazo afecciones significativas en la salud en general, la vitalidad y el estado mental del cuidador”.

Para Raúl Arizaga, presidente del Grupo de Investigación en Demencia de la Federación Mundial de Neurología, “en la Argentina, la sobrecarga a los cuidadores es la resultante, además, de un factor cultural aún no resuelto por los sistemas de salud”.

“Ese factor es el que hace que la familia mantenga incluido al paciente en etapas de manejo complicado, a diferencia de otras culturas donde ellas son delegadoras de esa responsabilidad en instituciones especializadas”, consideró.

Y reconoció que “la mayoría de los sistemas de salud no brindan recursos que puedan aliviar la carga durante la permanencia del paciente con la familia, como cuidadores temporarios u hospitales de día”.

Por eso, los especialistas destacan en la importancia de la detección temprana de los síntomas psiquiátricos para disminuir el sufrimiento del paciente, de la familia y de su cuidador.

Para Sarasola, “los síntomas psiquiátricos constituyen la principal causa de internación en los pacientes con Alzheimer”, pero “con una intervención farmacológica temprana o a través de medidas ambientales o de psicoeducación, la familia puede tomar conciencia de las características de los síntomas y conocer cómo enfrentarlos, reduciéndole la sobrecarga y el estrés a la que está expuesta” en la atención de un caso de demencia.

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