Ciudad

De “cazados” a “casados”

Por Santiago Baraldi. Martín Peretti Scioli y Oscar Marvich son la primera pareja gay que se casó en Rosario tras la ley de Matrimonio Igualitario. A un año de su promulgación, en la ciudad hubo entre 120 y 130 uniones.

La primera pareja gay que se casó en Rosario luego de promulgada la ley de Matrimonio Igualitario, hace un año, Martín Peretti Scioli y Oscar Marvich, recuerda aquellos días de debate en la sociedad. “Finalmente no bajaron los Jinetes del Apocalipsis, como decía algún arzobispo, lo importante es la felicidad de mucha gente que pudo ser reconocida. La ley ayudó a hacer visible una realidad, que la gente se muestra como es”, aseguró Martín. Según las estadísticas propias de las organizaciones de gays, lesbianas y transexuales, en el país, en este primer año se casaron casi tres mil parejas gays; en la provincia de Santa Fe, unas 200 y en Rosario, entre 120 y 130; siendo un 60 por ciento varones y un 40 mujeres.

Hace un año, en la madrugada del 15 de julio, en la vereda del Congreso se seguía con atención el debate sobre la ley de Matrimonio Igualitario; los centenares de hombres y mujeres que esperaron a pie firme en la plaza frente al Parlamento durante las casi quince horas que duró el debate lo amenizaron con gritos y cánticos. El resultado final, 33 votos a favor, 27 en contra, 3 abstenciones y nueve senadores ausentes, no reflejaba la enorme tensión y las dudas que rodearon hasta el último minuto la aprobación del proyecto de ley, que desde la jerarquía eclesiástica llegaron a calificar como “plan del demonio”.

Todo comenzó en el 2007

Oscar Marvich, la pareja de Martín, no pudo estar presente en Buenos Aires aquella madrugada por cuestiones laborales: “Lo seguí por tele hasta que me fui a dormir, me despertó el mensaje de texto de Martín, «salió la ley», recuerdo que le contesté por mensajito «ahora, ¿te querés casar con migo?»”, dice hoy entre risas. Martín y Oscar se conocen hace diez años, convivieron siete años juntos y fue en 2007 que comenzaron a militar el tema para que haya una ley. “Conocimos el primer caso en Buenos Aires en el que por vía judicial reclamaban el matrimonio, nos miramos y dijimos por qué no podemos hacer lo mismo, si también nos queríamos casar. Cuantas más voces reclamen, más nos van a escuchar y en 2008 fue cuando nos presentamos en el Registro Civil —fuimos la tercera pareja a nivel nacional—, el tema de instalarlo en los medios, de dar la cara, dejar ese mito de que la gente gay es rara o frívola y queríamos mostrar que somos dos personas comunes y corrientes, justamente porque necesitábamos que la sociedad nos reconociera, ¿por qué nos íbamos a esconder?, dijimos: hagámoslo público, invitemos a la prensa, que conozcan el caso y se pongan en nuestro lugar”, relata Martín, que el próximo 31 de julio festejará su primer aniversario de casado.

Ambos reconocen el apoyo y contención que tuvieron de sus familias, amigos y también en el trabajo. “Emilia, una vecina de 90 años, se acercó y nos dijo confío en que van a lograr lo que están buscando, nos desarticuló porque una mujer de esa edad, de otra generación, con la cabeza abierta, nos estaba dando aliento. La verdad es que en todo el tiempo que se dio el debate, hubo mucha altura y respeto, salvo algunos sectores. El único momento triste que viví fue un día que estaba almorzando con mi madre y justo en la tele estaba hablando una ex candidata a concejal, Verónica Baro Graf, que dijo cosas muy agresivas. Cuando la miro a mi madre estaba llorando… es el único momento triste que recuerdo”, dice Martín.

“Parte de la naturaleza”

“Nosotros nos mostramos como somos. El tema de la homosexualidad forma parte de la naturaleza como hay gente alta, baja, rubia, morocha, gorda, flaca y la diversidad sexual también está presente. La gente tiene que aprender a vivir con lo distinto, aprender que no hay que discriminar sino aceptarlo e incorporarlo a la vida. Amar una persona de un mismo sexo no es un crimen. Después, mientras uno no joda con su accionar a otro…”, sostiene Oscar.

Ellos también, como cualquier pareja, tienen sus diferencias y sus pequeñas peleas cotidianas, “por pavadas”. A Martín le gusta mirar tele en la cama y Oscar prefiere la lectura. A Oscar le gustan los programas políticos y Martín los detesta. “Hay una construcción, hay que aprender a ceder. A veces uno quiere que las cosas sean como uno las desea y bueno, uno no vive solo. No perder el cariño, el afecto, estar atento al otro, qué cosas le gustan, porque con el paso del tiempo muchas parejas caen en un acostumbramiento”, asegura Oscar y Martín agrega: “Cuando sentís amor por la otra persona, se hace más sencillo, podemos tener diferencias, como las tenemos, como cualquier pareja, hasta en lo más absurdo, pero cuando hay amor por la otra persona se superan los problemas”.

A la hora de trazar el balance sobre qué cambió con la ley ambos señalan que “lo único que cambió es tener la libreta para tranquilidad que dan los derechos, determinados beneficios y protección que te da el Estado. Tuvimos un caso en Rosario, una pareja de mujeres, Nélida y Ana que se casaron una semana después que nosotros. Ana estaba enferma de cáncer, falleció en marzo de este año y hoy la viuda no se queda en la calle, no se queda sin su pensión, tiene los mismos beneficios que si su pareja fuera un hombre. Eso es lo valedero de la ley”, aclaran.

Martín y Oscar piensan seriamente en agrandar la familia a partir de una adopción, aunque reconoce que para eso habrá que esperar. Es que quieren estabilizarse económicamente, sacar un crédito y agrandar su casa para que el futuro hijo cuenta con espacio.

Guerra contra Dios

Sobre las predicciones que hacían los sectores más conservadores de la sociedad, Oscar apunta: “Pasó un año y no pasó nada…recuerdo el arzobispo deLa Riojaque dijo que estaba en peligro la continuidad dela Nación, la guerra contra Dios, que iba haber un mercado negro de semen, se han dicho barbaridades, ¿dónde están los Jinetes del Apocalipsis? No pasó nada. Lo importante es la felicidad de mucha gente que pudo ser reconocida y gracias a eso mucha gente se anima a salir a la calle, de la mano, a darse un beso, de sentirse como son. La ley ayudó mucho a hacer visible una realidad: que la gente se muestra como es”.

Martín trabaja en diseño gráfico y sostiene que “estuve haciendo un trabajo de investigación para nuestra organización sobre cómo la televisión siguió el tema. Encontré unos videos de Telefé, de hace 20 años, era la cobertura de una de las primeras marchas de orgullo gay, donde los pocos que participaban lo hacían con una máscara, 20 años después nos estamos casando, antes nos cazaban. Esa aceleración se dio en los últimos años, con mucha militancia. Si no salíamos nosotros a pelear por nuestros derechos no lo iba hacer nadie, ahora ya no somos enfermos, criminales, sino personas sujetos a una ley”.

Comentarios