Edición Impresa

Vestidos de policías asaltaron una vivienda de la zona sur

Tocaron el timbre y dijeron tener una orden de allanamiento. Más tarde explicaron que era un robo.

Hay policías buenos y malos. O al menos eso le dijeron a una anciana que fue víctima el lunes pasado de una supuesta “requisa” en su domicilio de zona sur, cuando tres personas uniformadas irrumpieron en la vivienda diciendo tener una orden de allanamiento y bajo el título de policías. Lo que siguió después fueron 20 minutos de terror que acompañarán para siempre el recuerdo de Ilva, una viuda de 77 años, al igual que el de su nuera y su único hijo, ambos médicos. Cinco mil dólares fue el botín que se llevaron los desconocidos, luego de revolver toda la casa y maniatar a la familia, en un golpe que se le atribuye a la “banda de los uniformados”.

Ilva contó a El Ciudadano que pasaba el feriado del lunes junto a su familia en su casa de Gutiérrez al 1000, en la zona sur de la ciudad. A la hora de la siesta, alrededor de las 15.30, tres hombres vestidos como policías que portaban armas de fuego y chalecos antibalas le patearon la puerta. “Tenemos una orden de allanamiento. Abra”, fue lo primero que le dijeron a la mujer, que cuando se quiso dar cuenta ya tenía a los tres desconocidos en el interior de su casa.

A su hijo Germán, de 46 años y médico gastroenterólogo, lo tiraron al piso y le propinaron varios golpes en la cabeza y otras partes del cuerpo sin decirle exactamente lo que buscaban. Pero a medida de que pasaban los minutos y cada rincón de la casa era arrasado por los uniformados, el médico empezó a exigir que lo dejaran hacer una llamada telefónica o le explicasen qué era lo que buscaban. Fue entonces que uno de los uniformados le respondió: “Quedate tranquilo, esto es un robo”.

Enseguida, Ilva fue maniatada. Además, según contó, su nuera fue atada y amordazada en el baño y su hijo llevado a uno de los dormitorios.

Ilva dijo que además del uniforme que vestían los desconocidos, que tenían la inscripción PSF (Policía de Santa Fe) y que por el desgaste aparentaban ser de uso diario, por los cortes de pelo, lentes, gorras y forma de hablar “parecían policías”.

Por eso, Ilva dijo que una vez que los ladrones se fueron y los vecinos llamaron a la seccional correspondiente, la casa se llenó de policías y fue “como si hubieran regresado”.

Cuando la mujer comentó su sensación a los pesquisas, estos le respondieron que había “policías buenos y malos”.

Ilva se preguntó varias veces por qué no estaba contenta de tener a su único hijo vivo, y reconoció que no puede evitar pensar lo peor. Dijo que no puede sacarse la angustia que le causó ver cómo golpeaban a su hijo frente a sus narices. “Le pegaron tantas patadas en la cabeza que tuvo que hacerse radiografías en todo el cuerpo”, detalló la mujer.

Además de llevarse alrededor de 5 mil dólares que había en el domicilio, los ladrones cargaron con teléfonos celulares y otros elementos de valor. Entre esas pertenencias se llevaron cámaras de fotos y filmadoras.

Comentarios