Ciudad

Una vecina alertó 20 minutos antes de la tragedia a la policía y a los bomberos

Laura Andreani, que tiene una peluquería frente a Salta 2141, vivió en primera persona los minutos previos a la explosión  y dijo que sintió un ruido "como de la  turbina de un avión".


vecina-dentroLaura Andreani, una  peluquera que tiene su negocio frente al edificio derrumbado en el centro de esa ciudad, aseguró que 20 minutos antes habían desoído su llamado de auxilio y que vio cómo el gasista y el  portero del salían corriendo del edificio gritando “¡explota todo!”.

Andreani aseguró que, apenas notó un ruido inusual, llamó a  los bomberos y a la policía, en dos oportunidades, pero ninguna de  estas reparticiones acudió inmediatamente a su llamado, alegando que antes de ir “tenían que verificar el número”.

“No entiendo por qué, por qué los bomberos no me hicieron  caso, por qué no se acercaron, por qué la policía apareció tan  tarde. Si nosotros  solos hicimos todo eso, cómo tardaron tanto  ellos en socorrernos, si están para cuidarnos”, se lamentó.

“Yo les repetía una y otra vez el teléfono, pero ellos no me  escucharon y nunca me devolvieron el llamado. Después todos (por la  policía y los bomberos) trabajaron muy bien, pero podrían haber  llegado antes y tal vez evacuar el edificio”, concluyó.

En declaraciones a distintos medios, la mujer relató que  pasadas las 9 del martes, sintió un fuerte ruido “como de la  turbina de un avión” mientras atendía a los primeros clientes que  habían ido a su salón.

“Yo estaba trabajando y por los blíndex del negocio no escuchaba los ruidos de la calle, pero de pronto empecé a sentir  algo constante, y muy fuerte, era como la turbina de un avión.  Cuando salí y vi al portero gritando, fuera de sí, que había un  escape de gas y que aquello explotaría. Atiné a cortar la luz del  negocio y les dije a los empleados y a los clientes de la  peluquería que se fueran todos para atrás”, contó.

“También tuve tiempo de avisarle al dueño de la perfumería  para que la desalojaran y mi marido logró sacar el auto que había  dejado estacionado frente al edificio y luego se fue a ayudarle al  portero a detener el tránsito en Salta y Oroño”, agregó.

Gracias a su lucidez en este momento de emergencia, clientes  y empleados resultaron ilesos y no se vieron afectados por el  estallido de las paredes vidriadas del frente del local.

“Perdí todo, las máquinas, los vidrios, todo, pero lo  material no me importa. Acá hay mucho dolor, hay gente que murió,  es terrible todo esto”.

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