Laura Andreani, una peluquera que tiene su negocio frente al edificio derrumbado en el centro de esa ciudad, aseguró que 20 minutos antes habían desoído su llamado de auxilio y que vio cómo el gasista y el portero del salían corriendo del edificio gritando “¡explota todo!”.
Andreani aseguró que, apenas notó un ruido inusual, llamó a los bomberos y a la policía, en dos oportunidades, pero ninguna de estas reparticiones acudió inmediatamente a su llamado, alegando que antes de ir “tenían que verificar el número”.
“No entiendo por qué, por qué los bomberos no me hicieron caso, por qué no se acercaron, por qué la policía apareció tan tarde. Si nosotros solos hicimos todo eso, cómo tardaron tanto ellos en socorrernos, si están para cuidarnos”, se lamentó.
“Yo les repetía una y otra vez el teléfono, pero ellos no me escucharon y nunca me devolvieron el llamado. Después todos (por la policía y los bomberos) trabajaron muy bien, pero podrían haber llegado antes y tal vez evacuar el edificio”, concluyó.
En declaraciones a distintos medios, la mujer relató que pasadas las 9 del martes, sintió un fuerte ruido “como de la turbina de un avión” mientras atendía a los primeros clientes que habían ido a su salón.
“Yo estaba trabajando y por los blíndex del negocio no escuchaba los ruidos de la calle, pero de pronto empecé a sentir algo constante, y muy fuerte, era como la turbina de un avión. Cuando salí y vi al portero gritando, fuera de sí, que había un escape de gas y que aquello explotaría. Atiné a cortar la luz del negocio y les dije a los empleados y a los clientes de la peluquería que se fueran todos para atrás”, contó.
“También tuve tiempo de avisarle al dueño de la perfumería para que la desalojaran y mi marido logró sacar el auto que había dejado estacionado frente al edificio y luego se fue a ayudarle al portero a detener el tránsito en Salta y Oroño”, agregó.
Gracias a su lucidez en este momento de emergencia, clientes y empleados resultaron ilesos y no se vieron afectados por el estallido de las paredes vidriadas del frente del local.
“Perdí todo, las máquinas, los vidrios, todo, pero lo material no me importa. Acá hay mucho dolor, hay gente que murió, es terrible todo esto”.
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