Espectáculos

Representante argentina

Una música rosarina radicada en Francia, detrás de los ecos del “grito sagrado”

Nacida en Rosario y radicada en París desde hace quince años, la destacada pianista y compositora Andrea Marsili participará de las Olimpiadas Culturales Paris 2024 con la obra "Rotas cadenas", inspirada en el "Himno Nacional Argentino"


“«Rotas Cadenas», como llamé A mi obra instrumental, está compuesta sobre estructuras rítmicas propias del tango y milonga, los fraseos de los temas melódicos son altamente tangueros y las diferentes atmósferas de la obra recrean las del himno original. El «Himno Nacional Argentino» es tomado como fuente de inspiración, no se trata de hacer una versión en formato tango del Himno, sino de efectuar una relectura del mismo con mi propio lenguaje”, afirmó Andrea Marsili compositora musical y directora de la orquesta femenina de tango Fleurs Noires (Flores Negras). Sylvain Cartigny, director artístico de L’Orchestre de Spectacle du Nouveau Théâtre de Montreuil de Francia invitó a la música rosarina a componer una versión de la canción patria argentina para ser presentada en las Olimpíadas Culturales París 2024 que ya está tomando ritmo. En ese sentido, el Nuevo Teatro de Montreuil propone crear una orquesta amateur a gran escala para interpretar recreaciones de diversos himnos nacionales.

Para esta ocasión, dicho teatro nacional encargó a treinta compositores de renombre la creación de obras inspiradas en himnos de su elección. Para representar a la Argentina, la elegida fue Marsili que desde el ritmo del tango reversionará el  “Himno Nacional Argentino”.

 

Música con fronteras

Más allá de que la obra se pueda dar a conocer en los próximos meses de manera presencial, cuando la pandemia de coronavirus lo permita, será reinterpretada a lo largo de los cuatro años que preceden los Juegos Olímpicos, justamente en La Olimpíada Cultural y, ya en 2024, en el festival que tendrá lugar durante los Juegos Olímpicos, como cierre del proyecto.

“El encargo del himno lo recibí durante la cuarentena de marzo y abril en Francia, en el momento en que más lejos me sentía de la Argentina ya que era la primera vez en 22 años y que no iba a poder viajar para allá, como lo hago todos los agostos. Así que fue una inesperada manera de acercarme a los míos durante el confinamiento”, expresó Marsili consultada sobre el pedido de su composición.

Sonidos propios

“La verdad fue que al principio me sorprendió la propuesta, que consistía en una creación de una obra a partir de mi lenguaje tanguero personal y con la inspiración en el «Himno Nacional Argentino». Sin embargo, una vez en el piano, rápidamente encontré a la propuesta sumamente divertida ya que nunca había improvisado a partir del himno y mucho menos en versión tango”, señaló Andrea. Y agregó: “Al vivir lejos, siempre me emocionó mucho nuestro himno de la misma manera que me emociona escuchar un tango que escuchaba mi tío o aquello que cantaba mi abuela. Siempre tuve un lazo afectivo con el himno, siempre me transportó a mi infancia y con esos sentimientos que se manifiestan también en Rotas cadenas”.

“Este insólito encargo me hizo dar cuenta que a pesar de haber cantado el himno durante toda mi escolaridad, lo hice sin haberme percatado de la fuerza del texto, de la riqueza formal y de los desarrollos temáticos”, afirmó la pianista y directora de Fleurs Noires.

Otros ecos

Existen dos relatos épicos sobre el “Himno Nacional Argentino”. Uno es que, apenas dos años más tarde y en plena Revolución de Mayo, el 24 de mayo de 1812, se presentó una obra llamada justamente El 25 de Mayo, en el teatro Casa de Comedia de Buenos Aires. La obra escrita por Luis Morante tenía como cierre la música de un himno escrito por el propio autor y compuesto por el español Blas Parera. Inspirado por la obra teatral, el momento histórico y aquella melodía, uno de los espectadores, el porteño Vicente López y Planes, escribió esa misma noche una nueva estrofa para reemplazar a la anterior. La otra narración que está presente en la memoria de todos y todas aquellas que pasaron por la escuela primaria argentina, es que fue en una velada en casa de Mariquita Sánchez de Thompson donde se entonaron por primera vez las estrofas del himno que identifica a la nacionalidad argentina.

Lo cierto es que esa obra musical a la que se denominó “Marcha patriótica”, luego “Canción patriótica nacional” e incluso “Canción patriótica”, hasta que recién en 1847 se la llamó “Himno Nacional Argentino”, tenía un carácter netamente revolucionario que hablaba de una sociedad en busca de derechos de igualdad, para terminar con la taxativa diferenciación social que imponía el imperio español en sus colonias americanas, y de libertad, para poner fin entre otras cosas a la esclavitud de africanos importados como mercancías, y de indígenas tratados como animales de trabajo.

Con el paso del tiempo, esa marcha patriótica de espíritu revolucionario fue perdiendo esa característica e incluso dejó de lado las palabras que posiblemente hirieran la sensibilidad de la monarquía española. Entonada y cantada en miles de actos escolares y oficiales, para muchas personas, no era más que algo que se “debía cantar, porque sí”, sin reparar en las letras ni en la música. Incluso, las bandas militares se la llegaron a apropiar haciendo sentir que era imposible que otros y otras músicas pudieran difundir su armonía.

En 1990, el astro del rock y figura rebelde de la sociedad argentina, Charly García, reversionó el “Himno Nacional Argentino” levantando un sinnúmero de críticas de sectores pacatos que pretendían que esa música perteneciera a una liturgia patriótica, a una solemnidad vacía de contenido, a un lugar de la memoria que no pertenecía a las nuevas generaciones. Lo mismo le había pasado a Django Reinhardt y a Stéphane Grappelli cuando compusieron “Ecos de la Marsellesa”, con ritmos del jazz gitano, que provocó un escándalo en Francia.

Más allá de esto, desde ese acto de rebeldía de Charly García se fueron multiplicando distintas versiones del himno argentino pero ninguno se atrevió a ir un poco más adelante para componer nuevas melodías.

En esta oportunidad, ya en el siglo XXI y desde una formación en música clásica y dedicada a la composición de tango, Andrea Marsili se animó a dar nuevos contornos a la melodía que identifica a todos los argentinos y argentinas, los que se encuentran en el territorio y los que están más allá de las fronteras del país.

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