Ciudad

Una edición que batió récord

Unas 13.000 personas pasaron por La Vidriera de Cordic, que funcionó durante un mes en la esquina de Cafferata y Urquiza. “Hubo una gran convocatoria: la gente respondió”, dijo la directora, Matilde Bassi.

Fue una edición especial y a su término quedó marcada la felicidad por el logro. Desde la crisis de 2001 fue la edición que más público logró reunir, y por otra parte consiguió volver a la vida a un edificio emblemático de la ciudad que estaba abandonado. La tradicional esquina de Cafferata y Urquiza fue durante un mes la sede de la 20ª edición de La Vidriera de Cordic y, con ello, el barrio Luis Agote recuperó un sitio con historia.

En la noche de cierre, tras 30 días en las que unas 13.000 personas pasaron por el lugar para admirar las últimas tendencias en decoración, muebles y ambientación, la directora de La Vidriera de Cordic, Matilde Bassi, indicó a El Ciudadano que “hubo una gran convocatoria la gente respondió” y destacó “la gran calidad de la muestra”, para precisar que “una cosa fue consecuencia de la otra”.

Asimismo precisó: “Fue un placer trabajar en esta esquina, en este lugar, por la gente que nos rodeó, tanto la gente que estuvo adentro, como afuera. Estamos contentos, emocionados, y esperamos que las persianas no se vuelvan a caer, que sigan levantadas, en actividad. Es el deseo de muchos”.

Resaltó que “todos los que vinieron deben entender que no solamente vinieron a ver una muestra sino que colaboraron con la obra de Cordic (Consejo de Recuperación del Incapacitado Cardíaco), esto es para que Cordic tenga lo que necesita y los enfermos cardíacos carenciados puedan tener todo lo que necesitan”.

La arquitecta Bassi destacó que en el último domingo de la muestra –el 15 de agosto– “concurrieron 1.000 personas” y mencionó que “tal cifra hacía mucho tiempo que no se daba”.

Respecto de la recuperación de lugares a partir de la realización en ellos de La Vidriera de Cordic, dijo: “Hemos recuperado varios y entre los más queridos seguramente va a figurar La Buena Vista”. Y agregó: “Los vecinos pasaban y decían: «Espero que tengan éxito», todas demostraciones de afecto que ayudaron”.

Admitió que en el lugar tuvieron que realizar más refacciones de las que pensaban, dado que el edificio hacía años que estaba cerrado. De cualquier manera enfatizó: “El resultado fue muy bueno y estamos satisfechos”.

Sobre la próxima edición de La Vidriera de Cordic dijo la arquitecta Bassi: “Yo no tenía ganas, me pareció que habíamos llegado a un punto para decir está bien, pero hay necesidades y tengo un grupo de colaboradores que me dice que no abandone”.

Acerca de si ya había algún lugar en vista para la edición de 2011 dijo que aún no, aunque consignó que, a pesar del éxito de la esquina de Cafferata y Urquiza, no se repetirá el lugar como fue tradición en cada una de las Vidrieras. Recordó que el público promociona cada lugar como ocurrió, por ejemplo, cuando la muestra se efectuó en la que fuera la casa del médico Fracassi, en la esquina de San Luis y Corrientes, o en las instalaciones de la maltería donde hoy se levanta uno de los complejos edilicios de Puerto Norte.

Precisamente a partir de la constante presencia de público en la muestra y en el bar que funcionó en la planta baja sobre calle Urquiza, más de un vecino pensó en la posibilidad de que ello se repita.

La Vidriera fue un atractivo especial y lo es cada año en cada sitio de la ciudad en que diseñadores, artistas plásticos, arquitectos, paisajistas, entre otros, deciden poner lo mejor de sí para mostrar un segmento de la actividad de la ciudad.

Así lo fue este año en Cafferata y Urquiza, pero lo mismo ocurrió años anteriores en una enorme casona en la avenida Pellegrini –en la primera edición–, en los silos Davis, en el hipódromo Independencia; en el edificio de la bajada Sargento Cabral y Urquiza; en las instalaciones ferroviarias que hoy integran el predio del Alto Rosario Shopping, o en Italia y Rioja, por citar algunos de los lugares donde se efectuó.

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