La muerte del fiscal Alberto Nisman catalizó a una Argentina atravesada por un sinfín de problemas de todo tipo, pero nunca como el 18 de enero de 2015 la mafia se mostró tan cercana. Hasta ese día, en Argentina los aprietes, las censuras, los carpetazos estuvieron a la orden del día, pero nunca el accionar mafioso se atrevió a pasar el umbral de la república. ¿Antecedentes? De todo tipo. Periodistas amenazados, censurados, despedidos. Julio López. Luciano Arruga. Fiscales, como Pablo Lanusse, amenazado cruelmente a través de su hermana. Eduardo Taiano a través de su hijo… Pero nunca antes habían “suicidado” a un fiscal de la república.
Este próximo 18 de febrero se convoca a una marcha del silencio. Uno de sus impulsores, el titular del gremio de los trabajadores judiciales, Julio Piumato, me dijo: “A veces el silencio más profundo es el grito más rotundo”. Toda la sociedad debiese plegarse y convertirse en militante de este silencio replicando de esta forma un ensordecedor pedido de justicia. Es una oportunidad tal vez histórica para nuestra joven democracia la de este próximo 18. Ante tanta palabra basureada, desteñida, atormentada, mal utilizada, un enorme silencio puede ser el inicio del fortalecimiento de la palabra recuperando su nitidez.
El silencio
Todos debemos reflexionar. El silencio del 18 puede convertirse, si demostramos estar maduros, en un acto necesario de introspección profunda. Todos necesitamos preguntarnos ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué país estamos construyendo con nuestras propias actitudes? ¡Debemos llorar porque en algo contribuimos negativamente para que en el país de “alimentos para 500 millones de personas” hijos nuestros mueran de hambre! Los políticos todos, todos deben llorar y reencaminar su rumbo. Aquí no es sólo un gobierno el descarriado. Es un sistema político que admite, que mira para otro lado. ¡Que critica, pero en el término justo para que nada cambie!
2016
El camino de la honestidad y la verdad es duro, no es fácil, y mucho más cuando venimos transitando por el contrario. Quienes pretendan conducirnos a partir del 2016 no necesitan gastar en marketing. Decir la verdad y obrar en consecuencia es suficiente y necesario. Con respecto al oficialismo cuando la muerte no conmueve, sea quien sea, es difícil esperar los cambios necesarios.
Le escuché decir con gran sensatez al senador Gerardo Morales que lo necesario para estos tiempos es contraponer al kirchnerismo un armado en el cual confluyan las distintas identidades políticas a través de políticas de Estado. Las Paso en ese sentido son un gran instrumento. Esto debiese ser parte de la madurez que en este caso el sector político, debe demostrar.
El umbral de la república no sólo se traspasó con la muerte dudosa de Nisman. Se ha traspasado con la presencia devastadora del narcotráfico y con lo que es peor: su cultura. Así me lo recordaba el periodista Claudio Berón, seguidor inclaudicable de estos temas. Me decía: “Hace tres o cuatro años no pasaba por la cabeza de un delincuente pegarle tres tiros a alguien para robarle la bicicleta o para sacarle 100 pesos o simplemente matarlo luego de robarle. Esto ha sido sembrado por la cultura narco y ha sido aprehendido por el delito común”.
Democracia debilitada
Los pilares de nuestro sistema democrático no están debilitados por casualidad. Sus actores lo posibilitaron no defendiéndolos o canjeando su independencia por prebendas personales o sectoriales.
A mi criterio el próximo 18 debiese ser un día de duelo protagonizado por un país que se quebró, con distintas responsabilidades, en el sostén de sus valores.
Política en Santa Fe
Al cierre de este análisis, comienzan a visibilizarse los candidatos de las diferentes fórmulas políticas que desean gobernar a nuestra querida provincia. Nada de lo expuesto anteriormente les debe ser ajeno. Nunca como en este momento una Santa Fe violenta debe reencontrar la paz.
Comentarios