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Un siglo de economía argentina en la picota

Eugenio Díaz Bonilla rechazó que el país viva “un siglo de declinación económica”, como sostuvo la revista británica The Economist.

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Una muy interesante polémica sobre la trayectoria de la economía argentina se desplegó en los últimos días a partir de una nota del ex director ejecutivo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Eugenio Díaz Bonilla, quien rechazó que el país viva “un siglo de declinación económica”, como sostuvo la revista británica The Economist.

Para Díaz Bonilla, el país no registra cien años de decadencia en materia económica, sino que fueron las reformas neoliberales implementadas por la última dictadura militar las que empobrecieron al país y la desviaron de la trayectoria de otras naciones, como Australia o Nueva Zelanda.

“El de un siglo de declinación es un mito perdurable en la Argentina también, particularmente en el caso de una minoría que parece añorar los tiempos en que el país era un país agrario con una democracia muy restrictiva o ningún tipo de democracia”, sostuvo el economista en el sitio web Economonitor, liderado por el profesor de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini.

Para Díaz Bonilla, “el corte estructural en la evolución del PBI per capita en Argentina ciertamente puede atribuirse a condiciones internas del país”, pero “aparte de eso no hay mucha diferencia entre la evolución de la Argentina, comparada por ejemplo con Australia o Uruguay”.

“Es verdad que otros países como Corea o España, que tenían PBI per capita mucho más bajo que la Argentina durante gran parte del siglo XX sobrepasaron a la Argentina por un gran margen desde los años 70. Pero también es verdad que si la Argentina hubiera evitado la fuerte caída en los 70, y mantenido la proporción de PBI per capita que prevaleció antes de ese quiebre estructural, el país tendría ahora un ingreso per capita por encima de todos los países de América latina y varios europeos como Portugal, República Checa, Hungría y Polonia”, subrayó.

Según el especialista, quien obtuvo su doctorado en la John Hopkins University, si el país “hubiera mantenido el crecimiento lineal que mostraba desde los 60 hasta mediados de los 70 ahora estaría en el nivel de Nueva Zelanda o España” en su ingreso per capita.

En contra de los planteos de The Economist, que habló de una prolongada decadencia de la economía nacional y ponderó los tiempos del Centenario, Díaz Bonilla señaló que “si Argentina hubiera evitado la tragedia real que comenzó a mediados de los 70 hoy sería un país desarrollado”.

Es que según explicó “entre 1900 y 1975, eso es tres cuartos del tiempo de los cien años de declinación, Australia y Argentina se movieron mayormente en paralelo” en cuanto a su ingreso per capita.

“Por supuesto que Australia, que tiene la mitad de población que Argentina y tiene más recursos naturales, estuvo siempre por arriba en PBI per capita, aunque los movimientos relativos fueron en espejo”.

Para Díaz Bonilla, “la declinación” argentina tiene una fecha muy concreta de inicio: “Comenzó con la fractura de la sociedad luego de la muerte de Juan Perón en 1974, pero fue el subsiguiente golpe militar de marzo de 1976 que, buscando aplastar al partido peronista y a sus seguidores (una solución final para la Argentina, si se quiere) mató y forzó al exilio a un significativo número de argentinos, comenzó a desmantelar la base manufacturera que supuestamente le había otorgado al partido peronista su base leal, generó una explosión de deuda que llevó a la crisis de la deuda de los 80, y gastó una gran cantidad de recursos fiscales en diferentes aventuras militares (incluyendo la mal dirigida invasión de las Malvinas, que generó más pérdidas de vidas también).

Para el especialista, “en suma: el problema de la Argentina no es revertir cien años de declinación sino finalmente curar las heridas políticas, sociales y económicas  provocadas por el golpe militar de mediados de los 70”.

Díaz Bonilla sostuvo que los gobiernos democráticos desde 1983 “pusieron un piso a la declinación y luego, con subidas y bajadas, con éxitos pero también errores, han ubicado al país en una trayectoria ascendente nuevamente”.

“Un nuevo gobierno democrático accederá al poder en diciembre de 2015 y el proceso de curación seguramente esté completado. Firmemente creo que en una década, o algo más, la Argentina puede ser un país desarrollado, dados sus recursos naturales y humanos. Un primer paso sería seguir políticas que pudieran permitirle alcanzar la proporción de producto per capita –en comparación con el de Estados Unidos– que prevaleció entre 1945 y 1975”, describió.

El economista desarrolló así una mirada lúcida y provocadora de cara a los desafíos que enfrenta el actual gobierno pero también el que lo sucederá a partir del año próximo.

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