Ciudad

Un proyecto busca impedir agravios entre concejales

El Legislativo tiene todas las reglas para las sesiones, pero casi ninguna para el trabajo en comisiones.

 consejo

Las fuertes peleas que cruzaron al derecho y al revés al Concejo Municipal en discusiones clave como la reciente suba del boleto del transporte urbano de pasajeros y la creación de la tarjeta laboral –con el precio congelado– y su posterior implementación pusieron casi al tope de la tabla de posiciones un proyecto de la radical Daniela León para impedir que el tratamiento de proyectos conflictivos derrape en agravios o, lo que es peor,  en broncas personales entre los integrantes del cuerpo deliberativo. En concreto, la iniciativa propone básicamente dotar de poderes –entre ellos el de sanción– a los presidentes de las comisiones, para evitar situaciones enojosas. Y precisamente fue una de ellas la que le dio rating a la iniciativa: una pulseada verbal entre el radical Jorge Boasso y el socialista auténtico Alberto Cortés y la peronista María Eugenia Bielsa que terminó enojando al ex intendente Héctor Cavallero, quien planteó ayer una cuestión de privilegio para que el cuerpo analice la actitud del primero.

“La actitud del concejal de descalificar a toda la oposición y personalmente a Cortés y a Bielsa con palabras procaces no le hace bien a la democracia. Hay que cuidar la calidad institucional y que se discuta con altura”, dijo ayer ante los micrófonos de Radio 2 el Tigre del Partido del Progreso Social.

El contrapunto Bielsa-Boasso se originó en la discusión del aumento del boleto. Aunque en rigor todos los que se opusieron culparon al radical por la suba, Bielsa se refirió en todo momento a Boasso como “aliado eventual” del oficialismo.

La reacción del radical fue en dos tiempos, y se terminó de dibujar ayer. Empero, Boasso –a quien adjudican cierta habilidad para hacer que sus contrincantes pierdan la paciencia– negó que su comportamiento haya sido de “mala educación”, como dijo Cavallero. Y sostuvo, en cambio, que la disputa es para minarle su carrera política. “El agredido soy yo”, retrucó.

“No propicié ni calumnias ni injurias”, insistió Boasso. Y devolvió la pelota al centro de la cancha: “Hay un grupo que quiere acallar las voces de los que somos críticos con propuestas”, dijo.

Por fuera de la escena, la kirchnerista Norma López marcó la necesidad de regular el trabajo en comisiones. Es allí donde se producen los encontronazos más fuertes y, a diferencia de las sesiones plenarias, que están arbitradas por un reglamento claro y bajo la responsabilidad del la presidencia del cuerpo, no hay más que una normativa mínima. Y mientras las sesiones plenarias son una vez a la semana, la comisiones trabajan todos los días. “Eso no significa que el Concejo sea un caos –advirtió López–. Se trata de mejorar el reglamento interno para crear un ámbito de mayor respeto en un escenario donde se confrontan proyectos para la ciudadanía”.

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