Ciudad

Un clásico del fútbol rosarino

Hace 70 años que la familia Lancellotti elabora la pizza La Popular, una pasión de la que todos son hinchas. La preparan para los días en que hay partidos en la ciudad y sólo se vende en los estadios.

“La pizza La Popular es como la Coca Cola: no se sabe cuál es la fórmula para que sea tan rica; es un secreto familiar”, asegura Mario Torrilla, quien desde hace 15 años empuja su carro color naranja característico y se instala bajo la vieja platea techada de la cancha de Newell’s (bautizada por Gerardo Tata Martino). “Para comer esta pizza hay que venir a la cancha, no hay otra”, agrega orgulloso el vendedor.

Hace 70 años, Miguel Lancellotti comenzó con esta rica historia, elaborando la pizza en el Mercado Norte (Mitre y Tucumán, hoy Plaza de la Cooperación) y en la actualidad continúa su hijo, Armando, en su casa de zona oeste.

“En realidad, nunca vivimos directamente de la elaboración de la pizza. La tomamos como un ingreso extra, aunque somos conscientes de que hay hinchas de la pizza La Popular”, dice Lancellotti, quien recuerda a su padre cuando vendía en el viejo cine Mendoza. “Cuando yo tenía 5 años, donde hoy está el boliche Divina Greta, en Mendoza al 5000, funcionaba el cine Mendoza y había más cola para comprar pizza que para entrar al cine”, cuenta.

Tiempo después llegó el fútbol y la presencia de los carros naranjas en las tribunas de las canchas de la ciudad y también en el hipódromo.

Armando, desde hace 30 años, se dedica a la distribución de materia prima para panaderías, por lo cual no tiene tiempo para dedicarse a elaborar La Popular durante la semana. “Sólo fabricamos los días que hay partidos y también si algún vecino nos encarga, pero nunca hicimos una marca masiva”. Lancellotti cuenta con la ayuda de su mujer, su hija y una sobrina, y asegura que cuando él no esté no cree que alguien de su familia continúe con la elaboración de la mítica pizza.

“Mi hijo estudió para cocinero y hace ocho años que trabaja en España, le va bien; mi hija es periodista, colabora, pero no sé si seguirá, no se qué pasará con esta tradición”, dice casi con resignación y también sin pena.

Las porciones de pizza La Popular son, en realidad, dos. Una plancha está condimentada con cebolla de verdeo y la otra con tomate, y se las une como para que formen un sándwich. Así se vende en la cancha. “Me dijeron que el secreto está en el aceite, lo cierto es que el gusto particular que tanto convoca, es un misterio”, cuenta Mario.

Armando no da detalles de la preparación y destaca que “se fabrica en el día, es fresco, incluso a la hora del entretiempo de los partidos estamos llevando pizza recién hecha, es nuestra marca registrada; si hay partido al día siguiente, no se vende la pizza que sobró, se hace todo en el día”.

Torrilla comenta que cuando se instala en la cancha de Central Córdoba es “como una familia”. “Nos conocemos de hace años y está el que te pide porciones de la punta o del medio, o que le guarde para después del partido”, dice. Y agrega que uno de sus mejores clientes es el presidente de Newell’s, Guillermo Lorente, quien rehuye de los delicados bocados que se sirven en el palco oficial para saborear la pizza empapada en aceite. “Es muy lindo ver que viene el abuelo y el nieto a comprar una porción, uno se encariña en esos encuentros con la gente”, señala el vendedor.

De impecable chaqueta y gorrito blancos, Mario cumple con el religioso corte de la pizza, que también tiene su secreto. “Hay que hacerlo rápido para que no se enfríe. Muchas veces en el entretiempo hay que volver a cargar el carro porque la pizza vuela. Son cerca de 400 porciones por partido las que vendemos, sobre todo cuando se juega de noche; en verano y por la tarde baja la venta, porque la gente llega comida desde su casa y se guarda para un helado, pero los fieles vienen al pie del carrito”, sostiene.

Mario se ríe cuando lo reconocen fuera de la cancha: “Me han visto en Mar del Plata o en Córdoba de vacaciones y la gente me saluda y me sacan fotos. Es increíble cómo la gente te vincula con algo lindo como es el hecho de vender pizza La Popular”.

En el estadio de Central el carrito naranja se queda fuera del estadio desde hace tiempo. “Porque la gente que tiene la concesión del servicio gastronómico cree que somos competencia y no nos quieren dentro del estadio. Están en su derecho aunque creo que no somos para tanto, igual en las esquinas nos encontrás”, apunta Lancellotti, quien asegura que “la pizza La Popular está incorporada al fútbol de Rosario, es un clásico”. Y no se equivoca. Los futboleros o todo aquel que ha ido alguna vez a la cancha puede dar fe de ello.

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