Ciudad

Agua al cuello

Un “bicho de fuego” se multiplica en la ciudad

Por los efectos de El Niño crece la cantidad de paedereus en la zona. No pica pero causa dermatitis.


El paedereus, más conocido vulgarmente como “bicho de fuego” por lo doloroso que resulta su contacto, se multiplica en la ciudad ayudado principalmente por las condiciones climáticas y las inundaciones que afectan las costas locales. Si bien no hay mayores peligros para la salud de quienes se los “cruzan”, estos insectos emanan una enzima que al tomar contacto con la piel producen una inflamación localizada muy molesta, que quema, y cuyos síntomas pueden durar más de 48 horas.

El director de Vectores del municipio, Guillermo Palombo, recordó que “se trata de un insecto que no tiene un aparato para picar sino que segrega una enzima por el ano que produce una irritación instantánea en la piel apenas la toca y genera una inflamación importante con un dolor que puede durar hasta 48 horas”.

“El insecto está en la ciudad y vino principalmente por el tema de las inundaciones y ha sido visto en algunos sectores de la zona norte, especialmente en al área de la costa”, añadió.

El funcionario recordó: “Hay que evitar tocarlo y también aplastarlo sobre la piel porque así lo que hacemos es desparramar la enzima”. “Cuando lo detectamos, inmediatamente nos pusimos en alerta e hicimos todas las averiguaciones necesarias para el caso”, continuó.

“Es un insecto del que hay varias especies. La que tenemos acá es una que es roja y negra. Generalmente están en vegetaciones húmedas y se alimentan de otros insectos. No hay riesgo de vida ni de gravedad frente a una dermatitis producida por alguno o varios de ellos pero sí hay que evitarlos porque el dolor que produce la inflamación dura casi dos días”, indicó.

A simple vista parecen unas hormigas pero de mayor tamaño, ya que miden entre 9 y 15 milímetros de longitud, siendo las hembras un poco mayores que los machos. Su cuerpo es brillante, comúnmente negro, rojo o anaranjado. Los que están en la zona son rojos y negros en su mayoría.

La cabeza es prolongada hacia adelante con piezas bucales masticadoras y antenas con once segmentos. Poseen las membranosas, por lo que pueden volar, aunque generalmente corren con agilidad. El abdomen es aplanado y cuando son molestados lo levantan formando un arco con el resto del cuerpo.

Generalmente viven entre la vegetación. Tienen hábitos diurnos, pero aparecen también en las noches de altas temperaturas y cerca de las lámparas encendidas. Son masticadores y se alimentan de otros artrópodos más pequeños y de restos vegetales.

Ponen los huevos en una sustancia húmeda y se desarrollan de larva a adulto, en la humedad, en un período de 3 a 19 días, en dos fases, la final como pupas dentro de celdas hechas de barro.

La salud pública provincial viene detectando un importante aumento en las consultas por las lesiones en la piel provocadas por el “bicho de fuego”. Las personas que se acercan a los centros de salud presentan generalmente lesiones en la parte superior del cuerpo, principalmente en la cara y el cuello. Lo que se suele observar es una placa eritematosa única, amplia, de bordes definidos, sobre la que se asientan ampollas de variados tamaños. Los pacientes manifiestan tener sensación de quemazón o ardor que les apareció súbitamente.

En las primeras 48 horas aparece un edema de apariencia rojiza que a veces presenta pápulas y prurito. A partir de las 48 horas continúa con eritema, se forman vesículas o ampollas que pueden tornarse purulentas. Entre el quinto y el octavo día, la toxina se difunde y da lugar a lesiones secundarias alrededor de la lesión primaria, que pueden confundirse con contaminación bacteriana. En esta etapa puede haber dolor, fiebre y malestar general. Recién después de ocho días la eritema comienza a disminuir y se forman costras que luego caen.

Cuidados a tener en cuenta

Hay que evitar aplastar al paedereus sobre la piel y si se posa debe ser retirado suavemente con un papel sin aplastarlo ni soplarlo bruscamente. En caso de hacerlo es recomendable lavarse inmediatamente las manos con agua y jabón, y colocar compresas húmedas sobre la zona afectada.

Si se detecta la presencia del insecto se lo puede matar con algún insecticida, pero deben barrerse las cáscaras ya que los paederus pueden causar los síntomas, vivos o muertos. Para evitar que ingresen a la casa, al igual que se hace con los mosquitos, se pueden usar mosquiteros en puertas y ventanas.

Como son insectos con hábitos diurnos y también nocturnos es propicio reducir el número de lámparas encendidas, sobre todo las luces blancas y brillantes. Y además, es primordial evitar cúmulos de basura que contengan residuos animales o vegetales en descomposición.

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