Ciudad

Grito del sur

Un abrazo a la escuela que llegó a todo barrio Las Flores

La comunidad educativa de “Nuestra Señora de Itatí” se movilizó a una semana de una balacera frente a la institución. Docentes destacaron que pese a la violencia “nunca” se cerraron las puertas.


Con una gran bandera en celeste y blanco que rezaba: “Queremos vivir, trabajar y estudiar en paz”, la comunidad educativa de la escuela Nuestra Señora de Itatí, ubicada en el corazón de barrio Las Flores –junto a vecinos del barrio– realizaron ayer una marcha con la intención de recuperar las veredas, las calles y las plazas, el espacio público, sin temor a que balazos pasen silbando. Y bajo la consigna de un “abrazo simbólico”, recorrieron las calles y pasaron por el Jardín de Infantes Nº 80, la Escuela Nº 1257 “Crucero ARA General Belgrano”, la Escuela Especial Nº 2091 “Doctor Julio Maiztegui” y terminaron con una ronda en la plaza, frente a la escuela Itatí, al grito unísono de: “Se siente, se siente, Las Flores está presente”.

“Hace poco me dispararon un tiro en la pierna, le estaba haciendo unos mandados a mi mamá y nunca me tomaron la denuncia: los policías me dijeron que estaban cuidando a los presos. Si no nos sentimos seguros con ellos, vamos muy mal. Hay muchos chicos que no tienen una familia que les enseñe, y por estar en la calle los tientan para que vendan droga”, afirmó Diana, una joven de 15 años que cursa el segundo año en la Itatí y sueña con ser abogada.

El detonante de la marcha fue un tiroteo frente a la escuela, sobre la calle Flor de Nácar al 7000, donde el viernes pasado, a la hora de la siesta, descargaron un cargador completo de 14 balas en la puerta de la escuela. Ese día, un grupo de hombres que se movilizaba en moto atacó a otro grupo, desatando un fuego cruzado que terminó con un joven de 26 años herido de bala.

“La escuela no se cerró ni se va a cerrar. Estamos atravesando esta situación, tuvimos reuniones con las áreas de Seguridad, pero no cerramos la escuela y vamos a seguir trabajando; hay que seguir en el aula”, aseguró con profunda convicción Graciela Cantoni, directora de Nuestra Señora de Itatí, cuya institución tiene 500 alumnos en el nivel inicial y primario y otros 200 en el secundario,

Darío Gauna se crió y estudió en la Itatí –lugar donde ahora es docente– y quiere poder devolver al barrio un poco de lo que el barrio le dio a él. “Me crié acá, pude estudiar y me formé –dice–. Mi objetivo es devolverle al barrio lo que me dio a mí, por eso estoy  trabajando para demostrarles a los jóvenes que «se puede». Hay inseguridad y notamos un desamparado en el barrio por parte del Estado, lo que queremos es que nuestros jóvenes y vecinos puedan formarse para tener un futuro, donde puedan tener su momento de estudio, de deporte. Queremos que nos acompañen”, se plantó Darío.

Otro de los docentes de la Itatí que participó de la marcha, expresó que el eje de la movida fue la condición de sentirse en riesgo tanto los chicos como ellos en la institución.

“Estamos teniendo conflictos en el barrio que se resuelven de manera violenta. Además hay que ocuparse de las familias, que esperan más de lo que el docente puede hacer. Nosotros terminamos absorbiendo la angustia de los chicos, de sus familias que los vienen a buscar al establecimiento con miedo… Se está haciendo muy difícil”, lamentó el profesor.

Pero también se animó: “Queremos seguir con la escuela abierta. Ése es un mensaje claro que le damos a la comunidad. Como los centros deportivos y de salud, son instituciones fundamentales. Lo que pedimos a corto plazo es prevenir. No pedimos mano dura, nos distanciamos de ese tipo de discurso. Pero a corto plazo, pedimos un patrullero y no abandonamos la idea a mediano plazo de darles más recursos a las instituciones, creemos que la articulación entre ellas es la posible solución. Algunos ex alumnos nos vienen a preguntar qué pueden hacer, qué tenemos para ellos; y lamentablemente el saco nos queda grande”.

“No vamos a ceder ante la violencia”

“No queremos cerrar la escuela, no vamos a ceder ante la violencia. Nuestra aspiración no es que haya un patrullero en la escuela, que puede ser una solución coyuntural, sino que la gente viva en paz, que puedan ir y volver de su casa y de su trabajo con normalidad. Necesitamos presencia por parte del Estado con cuestiones políticas de desarrollo e inclusión, de mejorarles la calidad de vida a los vecinos y facilitarles a los padres que tengan trabajo”, sostuvo Martín Lucero, titular de la delegación Rosario del Sindicato de Docentes Privados.

Lucero subrayó que suspender las clases implicaría “darle dos veces la razón” a los violentos: “Se tirotean a metros de la escuela y además la cerramos”.

Para el dirigente sindical, la postura de los educadores demuestra la convicción de que si cerraban las puertas de la escuela implicaba seguir cediendo terreno “en un barrio donde es muy importante que la escuela esté abierta”.

Comentarios