Economía

Desprenderse de los verdes

Últimos datos sobre la compra y venta de dólares en Argentina

En el primer semestre de 2019 aumentó significativamente la cantidad de personas humanas que vendieron dólares, en comparación a igual periodo de 2018. Este fenómeno se viene observando desde agosto del 2018, en el estrato de operaciones por un monto de hasta 10 mil dólares


Por Esteban Guida
fundacion@pueblosdelsur.org

Hace unos días, el Banco Central dio a conocer el informe del Mercado Único y Libre de Cambios de Argentina con los resultados actualizados al mes de junio de este año. Allí se resumen las transacciones que se realizaron en moneda extranjera entre los diferentes actores económicos en el país.

Uno de los datos que presenta este informe es la cantidad de personas humanas que compraron y vendieron dólares billetes, clasificadas por el monto de la operación que realizaron. Esto aporta información sobre el comportamiento de los distintos actores con respecto a sus posibilidades de acceso al dólar; un tema crítico para la economía argentina, más aún en medio de un contexto electoral.

El informe revela que en el primer semestre de 2019 aumentó significativamente la cantidad de personas humanas que vendieron dólares, en comparación a igual periodo de 2018. Este fenómeno se viene observando desde agosto del año pasado, con mayor intensidad en el estrato de operaciones por un monto de hasta 10 mil dólares.

Desde la corrida cambiaria de septiembre pasado, el Banco Central agudizó las políticas monetarias contractivas. El objetivo de subir la tasa de interés y sacar dinero de circulación tenía un componente cambiario fundamental: frenar la demanda de dólares para restar presión al tipo de cambio.

En particular se observa que el promedio de personas que vendieron divisas aumentó con mayor intensidad luego de la devaluación de septiembre y de la política contractiva del Banco Central que tuvo su inicio alrededor de junio de 2018. Esto indica que en medio de un contexto recesivo y con suba de costos, las personas comenzaron a necesitar más pesos de los que contaban para hacer frente a sus obligaciones, lo que podría interpretarse como un desprendimiento “forzado” de divisas ante la falta de pesos (o el exceso relativo de dólares).

Sin embargo, pareciera que el gobierno no logra generar la confianza necesaria como para revertir definitivamente la corrida contra el peso, a pesar de que sus políticas recesivas vienen haciendo estragos en los sectores de ingreso bajos y medios de la sociedad. Resulta que las 1.280.000 personas que se volcaron al dólar en junio, representó un 20% que en mayo y un 15% mayo a lo registrado en junio de 2018, evidenciando una situación algo dispar a la registrada los meses previos, ya que se registró la mayor cantidad de personas que adquirieron y que vendieron dólares en todo el semestre.

Esto se vio con fuerza en el estrato más bajo de operaciones, donde podría ubicarse a los sectores de ingreso medio, que tampoco renunció a la oportunidad de dolarizar sus ahorros; aunque por momentos parece ser una alternativa de colocación poco rentable, un dólar subvaluado incrementa las expectativas de devaluación incentivando la demanda de billetes.

Del total de las personas que vendieron divisas en junio, el porcentaje de operaciones en la categoría inferior (hasta 10 mil dólares) bajó 10 puntos porcentuales con respecto al mes anterior. Respecto al total de compras, este estrato aumentó su participación 10 puntos respecto al mes anterior. Esto podría relacionarse con dos cuestiones; por un lado, el efecto generado por el cobro del aguinaldo, por el otro, a la evidente subvaluación del tipo de cambio que aumenta las expectativas de devaluación e impulsan la demanda.

Dada la expectativa devaluatoria que hay producto de la propia insolvencia del modelo, podría sostenerse que los sectores de ingreso medio del país no abandonan la posibilidad de posicionar sus ahorros en moneda extranjera. Este comportamiento, algo cambiante según la época y los controles cambiarios vigentes, suele estar más sesgado a preservar el valor de los ahorros, que a obtener la mejor rentabilidad posible de los mismos. A pesar de que cierto sector de la sociedad se encuentra en la necesidad de vender dólares para cubrir sus obligaciones en pesos, las pequeñas compras de dólares siguen estando presente.

A pesar de la contradicción, no hay aparente inconsistencia. El comportamiento del público es totalmente entendible en vista de que es de público conocimiento que el dólar es un bien cada vez más escaso. Sea porque la economía argentina no los genera en abundancia, como por la ausencia de un marco normativo que apunte a retenerlas, la pregunta es: ¿Hasta cuándo se podrá seguir satisfaciendo una demanda de moneda extranjera en una economía que no las genera genuinamente?

Un dato interesante que puede ayudar a responder esta inquietud: en el primer semestre del año 2019, la compra neta de divisas por parte del público para atesoramiento acumuló 6.135 millones de dólares lo que, en términos comparativos, significó el 56% del total del primer desembolso del FMI en el año.

La fiesta del dólar barato, subsidiado por este pobre y vapuleado Estado argentino, no puede durar para siempre. Vale preguntarse quién la va a pagar cuando termine.

 

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