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El peor final

Tras siete días de búsqueda, apareció el cuerpo de Gerardo en el río Paraná

Encontraron ayer por la tarde el cadáver de Pichón Escobar, el empleado municipal cuyo último rastro se perdió a la salida de un boliche céntrico: flotaba en el río, a la altura de avenida Pellegrini.


El cuerpo de Gerardo “Pichón” Escobar, el muchacho que desapareció hace una semana tras abandonar el boliche céntrico La Tienda, fue descubierto en la tarde de ayer por tres pescadores a la vera del río Paraná, a la altura de los galpones abandonados de la Zona Franca de Bolivia, casi a la altura de avenida Pellegrini. El cadáver fue trasladado luego al Instituto Médico Legal (IML), donde la familia lo reconoció, y los forenses iban a realizar la correspondiente autopsia. A pesar de que voceros de la Fiscalía indicaron que en un primer examen no presentaba golpes visibles, allegados  a Pichón, acompañados por el médico Víctor Moglia, del Servicio Público de la Defensa provincial, sostuvieron que Gerardo tenía evidentes politraumatismos en la cabeza.

Como un temprano deja vu y a poco de cumplirse un año de la desaparición y muerte de Franco Casco, las similitudes, la incertidumbre y las dudas aportaban una cuota más de angustia al caso de Gerardo (ver aparte). Alrededor de las 17 de ayer, los compañeros de Pichón en la dirección de Parques y Paseos llegaban poco a poco al portón de Prefectura Naval, lindero con la zona franca boliviana, para esperar alguna novedad. Al cuerpo lo encontraron tres chicos que estaban pescando en una canoa a casi 200 metros del portón de Prefectura, cercano al club Náutico Rosario. La ambulancia del Sies que trasladó el cuerpo pasó lento por entre el grupo de amigos, quienes preguntaron dónde lo llevaban. En ese momento, se enteraron de que lo trasladaban al IML, donde lo esperaba su familia para reconocerlo y, al cierre de esta edición, no habían sido difundidos los datos oficiales de la autopsia.

La información que brindó la Fiscalía es que su hermana y su prima lo identificaron. Entre sus ropas tenía cerca de mil pesos, su celular, cadenitas, un rosario y una identificación. El médico, en un primer examen, indicó que no había golpes o heridas externas visibles. En este punto, allegados a la familia que estuvieron en el IML sostuvieron que Pichón tenía golpes en el cráneo.

En tanto, Marisol Fabbro, fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos, quedó a cargo de la investigación que hasta ayer estuvo en manos de su par Lucas Altare y del secretario Leandro Trangoni, y ordenó que se continúe con las medidas previstas. Las fuentes explicaron que se esperaba el resultado de la autopsia para diagramar las futuras acciones a seguir con la pesquisa.

Las medidas

Ayer por la mañana, familiares y amigos de Gerardo habían llevado adelante una nueva manifestación para pedir por su aparición, en la puerta del Ministerio Público de la Acusación, con el objetivo de acompañar al tío del muchacho y al secretario general del sindicato Municipal, Antonio Ratner, en la reunión que mantuvieron con el fiscal regional, Jorge Baclini, y el funcionario Trangoni, encuentro del que también participaron dos concejales. Al finalizar, Ratner remarcó el interés de colaborar en el caso e hizo hincapié en la angustia de la familia.

Para esa hora, los investigadores peritaban las cámaras de seguridad del interior del boliche La Tienda, de Tucumán y Sarmiento, con el objeto de recabar algún dato de interés.

También se realizaron dos nuevos allanamientos en la zona oeste y noroeste de la ciudad, aunque dieron resultados negativos. Además, está la pista que aportó el colectivero de la línea 103, quien aseguró que lo llevó desde Catamarca y Paraguay hasta 27 de Febrero: muy lejos del río. Otra medida fue el alerta a las fuerzas nacionales y el pedido de colaboración en el caso del Ministerio de Seguridad de la Nación.

Por otro lado, la Defensa Pública, como asesora de la familia, había presentado un habeas corpus donde pedía información específica: el recorrido a través de GPS de los móviles del Comando Radioeléctrico; las llamadas recibidas al 911; el GPS de las patrullas –y dónde se encontraba el patrullero de la Policía Federal observado en una filmación–, así como la identificación de sus ocupantes, pedirle al inspector de zona de la Policía provincial que facilite el listado del personal que se encontraba en las seccionales 1ª, 2ª, 3ª, 7ª y 8ª el día que desapareció Gerardo.

Además, para los responsables de Bogart (bar en el que estuvo Gerardo más temprano) y La Tienda, el Servicio Público de la Defensa pedía un detalle de los empleados que trabajaron esa noche, como también información a Control Urbano sobre la habilitación del local y la descripción del personal de la GUM que estuvo en la madrugada del pasado viernes 14.

El caso Casco: otro cadáver flotando en el Paraná

Tras una semana de haber desaparecido en pleno microcentro, Gerardo Escobar, de 23 años, apareció muerto en el río. Franco Casco, de 20 años, fue visto por última vez el 6 de octubre pasado tras ser detenido por los policías de la seccional 7ª, en el macrocentro, y apareció muerto el 30 de ese mes en el río Paraná, a la altura del Parque España. Las dos familias no tuvieron noticias de sus últimos pasos, se alimentó hasta más no poder un clima de angustia y ambas coincidieron en que las personas “no se evaporan”. En los dos casos aparecieron testigos que aseguraron haberlos vistos en lugares muy alejados del río. Algunos dicen que fueron comprados, otros sostienen que son los que se eligen para distraer de la pista principal, por intereses que no son los de la justicia. A casi un año de la desaparición y muerte de Franco Casco, la investigación –ahora en el Juzgado federal– no está resuelta. A la Justicia provincial, la búsqueda de Gerardo vivo se le frustró ayer y ahora sólo les queda investigar cómo y en qué circunstancias murió. La Defensa Público y el propio gremialista Ratner ya habían pedido el cambio de jurisdicción al fuero federal.

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