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Trágico final para una pelea

Luego de algunas discusiones, un joven de 23 años asesinó a su padre de varios disparos en la mañana de ayer, en el comedor de una vivienda de Pueyrredón al 4300. Luego esperó a la Policía y se entregó.

Para los vecinos de barrio Itatí resultaba común escuchar gritos en una vivienda de Pueyrredón al 4000, donde desde hace poco más de un mes llegó una familia compuesta por siete personas. Pero nadie supuso que la discusión de anteayer a la noche iba a terminar abruptamente a la mañana siguiente, cuando un joven de 23 años mató a tiros a su padre, de 45, y luego esperó la llegada de los policías, ante quienes se entregó.

Habían llegado hacía poco más de un mes a vivir a una de las casitas más lindas de Pueyrredón al 4000, en plena villa Itatí. Ningún vecino sabía a ciencia cierta cuál había sido su domicilio anterior, y si bien había al menos dos chicos que jugaban todos los días con los vecinitos del barrio, hasta ayer nadie entendía qué había pasado.

Según fuentes policiales, anteayer a la noche Antonio Abramor, de 45 años, había discutido airadamente con su hijo Juan Gabriel, de 23. Las peleas eran comunes entre ambos, repitieron varios vecinos, aunque nadie pensó en el abrupto final.

Junto a ellos vivían la actual pareja de Antonio, de nombre Natalia, de 32 años, embarazada de seis meses y con una hija de 3. En otra habitación residían Juan Gabriel, su concubina y dos chicos, uno de dos años, fruto de una relación anterior, y un bebé de cuatro meses.

“A veces peleaban, es cierto, pero nadie pensó en este final. Anoche (por el martes) se escucharon muchos gritos, pero hoy (por ayer) a la mañana los dos estaban en la puerta tomando mate”, dijo ayer un vecino a El Ciudadano.

Pero un familiar dio una versión algo distinta. Si bien reconoció que ambos matearon en la puerta, luego de un nuevo intercambio de palabras, esta vez sin gritos, el joven –a quien todos conocían en el barrio como Gabi– se levantó, fue al baño y se duchó. “Cuando salió del baño estaba tranquilo, fue hasta el fondo y colgó la toalla, pero cuando volvió tenía un arma y le disparó, primero en la cabeza y luego en la espalda”, remarcó un familiar.

Mientras el eco de las balas retumbaban en el barrio, la pareja de Antonio fue corriendo hasta la habitación y, tras verlo en el piso, se dirigió a Gabi, a quien le habría dicho: “Mirá lo que hiciste”, reconstruyeron algunas de las personas que en la mañana de ayer estaban en la vivienda.

“Llamá a la Policía que yo me hago cargo”. Esas fueron las palabras que Juan Gabriel pronunció delante de su pareja y también de la concubina de su padre, quien yacía sin vida en el piso del comedor, sobre un manto escarlata.

Si bien varios sostenían que las causas del homicidio debían buscarse en las peleas entre ambos, quienes no se llevaban bien a raíz de que Juan Gabriel estuvo en varias oportunidades tras las rejas, algunos en el barrio refieren que a media mañana de ayer Juan Gabriel le pegó un chirlo en la mano a la hija de 3 años (su hermanastra), que Antonio tuvo con Natalia, y que eso motivó una nueva discusión entre ambos.

El fallecido se ganaba la vida como parapsicólogo y tenía un consultorio en el barrio, por lo que muchos de sus clientes estaban desconcertados ante la noticia de su muerte. Tenía un hermano que hace unos cuatro años murió electrocutado y Juan Gabriel no tenía trabajo, por lo que su padre le había dado una mano, tomándolo como ayudante en el consultorio.

El homicida, mientras la pareja de su difunto padre gritaba y el lugar se iba llenando de curiosos, esperó sentado la llegada de la Policía, a la que le entregó el arma usada, un arma calibre 38. Luego fue trasladado a la comisaría 15ª, con jurisdicción en la zona, donde quedó a disposición de la Justicia.

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