El empresario Guillermo Tofoni se arrepintió ayer de la organización de los clásicos entre Newell’s y Central durante el receso de verano y prometió que no lo hará “nunca más” por los trastornos referidos a la seguridad.
Como síntesis de los problemas, el agente Fifa exageró hace unas semanas diciendo: “Es más fácil organizar un Argentina-Inglaterra en las Islas Malvinas”.
Tofoni comentó que desde el acuerdo para la realización de los dos amistosos “todo fue un caos y se fue complicando” con el transcurso de los días por las idas y vueltas en relación a la presencia de público visitante.
“Desde un principio se dijo que iban a jugarse con ambas hinchadas porque en eso se basa lo atractivo de este clásico, pero todo se fue complicando”, lamentó.
Tofoni culpó a las autoridades provinciales y de la ciudad de Rosario de no “garantizar la seguridad” pedida por los organizadores al momento de firmar los contratos, lo que derivó en la decisión de jugar los partidos sólo con público local y una reducción de 10.000 localidades en cada estadio.
“Limitar la cantidad de gente significa ir a pérdida para mí pero no voy arriesgar por temor a que haya un desastre o un muerto”, advirtió el responsable de la comercialización del fútbol argentino.
Además, el empresario denunció que recibió “más de 200 mensajes con amenazas” de hinchas de ambos clubes para que los clásicos se jugaran con público visitante.
“Me di cuenta que esté clásico es más fuerte que un Boca-River. Están todos divididos. Lo lamento por los hinchas verdaderos que son víctimas, por unos pocos que generan estos inconvenientes” sostuvo.
“Hace cuatro años que no se juega este clásico (NdR: el último fue en 2010) y 15 años que no se hacen amistosos: Pensé que iba hacer algo sencillo pero terminó siendo un milagro”, concluyó.
Central y Newell´s jugarán este domingo en el estadio Gigante de Arroyito y una semana después lo harán en el Marcelo Bielsa del Parque de la Independencia.
Ambos encuentros se disputarán sin la presencia de hinchas visitantes, una situación que toca de lleno al fútbol rosarino y que seguramente las autoridades deberán tomar nota para intentar que el derby más pasional de Argentina sea una verdadera fiesta.
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