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Reflexiones

Otros 12 fondos buitre ya reclaman por su deuda

Al menos 12 “me toos” ya fueron aprobados por la dupla Thomas Griesa/ Daniel Pollack, y estarían en condiciones de exigir el mismo tratamiento que la Justicia de los Estados Unidos les dio a los fondos buitre NML Elliott, de Paul Singer, y al resto de los vencedores del “juicio del siglo”.


Al menos 12 “me toos” ya fueron aprobados por la dupla Thomas Griesa/ Daniel Pollack, y estarían en condiciones de exigir el mismo tratamiento que la Justicia de los Estados Unidos les dio a los fondos buitre NML Elliott, de Paul Singer, y al resto de los vencedores del “juicio del siglo”. Entre otros, figuran en la lista de acreedores avalados para litigar contra el país Bracebridge, Blue Angel, EM, Perez, Lightwater, Old Castle, Setin, Cap. Ventures y Adami, además de nuevas demandas de NML, Aurelius y la gran presentación del fondo buitre con más dólares en default reclamados al país: el fondo de Kenneth Dart.

Mientras tanto, la Argentina presentó el miércoles un escrito ante Griesa reclamando que se imponga la fecha del 2 de marzo como tope para que el juez norteamericano acepte y avale estas presentaciones. Se supone que luego de ese día Griesa cerrará la lista y hará el cálculo final sobre la deuda que el país sostiene en default desde diciembre de 2001. Y que, en teoría, debería comenzar a negociar. Igualmente, desde el gobierno de Cristina de Kirchner, en el momento de concretar reuniones en el despacho del Special Master Daniel Pollack (algo que por ahora no está en agenda oficial) se insistirá en que la única oferta posible es repetir el llamado a reestructurar deuda financiera de 2010.

La presentación para imponer la fecha del 2 de marzo fue enviada al juzgado de Griesa el 13 de febrero pasado por los representantes legales de la Argentina del estudio Cleary Gotlieb Steen & Hamilton (CGS&H), y está firmada por el abogado Carmine Bocuzzi.

El juez de Nueva York avaló el escrito el 13 de febrero, avalando, además, las fechas del 17 de marzo para que el país acepte los reclamos de los “me toos”: los bonistas que no ingresaron a ninguno de los canjes para reestructurar deuda y están en condiciones de reclamar los mismos derechos que los fondos buitre que fueron bendecidos por la Justicia norteamericana.

El país tendrá finalmente hasta el 7 de abril para cuestionar los reclamos, y luego se confeccionará el listado final.

Según los datos que manejaba Pollack hasta diciembre, en total los fondos buitre que acompañaron a Elliott en la presentación original, más los “me toos”, tendrían títulos públicos en default por encima de los 13.000 millones de dólares. Se especula que entre 2.000 y 3.000 millones se habrían “perdido” en el camino (bonistas que desistieron del reclamo y bancos privados que los pasaron a pérdida hace varios años), con lo que la deuda finalizaría en unos 15.000 millones finales.

Ése sería el dinero que en algún momento la Argentina debería negociar con los acreedores en default; en lo posible, dentro de los términos que organice Pollack en su bufete.

Especulación rentable

Para tener una idea de la magnitud de esta megaoperación financiera contra la Argentina, en total los fondos buitre compraron deuda a punto de caer en default, o en las vísperas, por no más de 4.000 millones de dólares reales entre octubre de 2001 y fines de 2008.

Los actuales 15.000 millones incluyen además la previsión de la actualización que utilizó Griesa para determinar la deuda final de los 980 millones originales de las presentaciones que llegaron hasta 2012 a su juzgado, y que incluía los reclamos de NML Elliott, Olifant, Aurelius, ACP Master y otros, además de los 13 argentinos que también recibieron un aval de la Justicia norteamericana.

Según el juez, ese dinero se indexó en unos 1.330 millones de dólares al momento del fallo de 2012. Luego, para junio de 2014 (cuando el caso volvió a su juzgado después del rechazo de la apelación de la Corte Suprema de EE.UU. presentada por la Argentina), esta cifra fue vuelta a actualizar por Griesa, que la llevó a unos 1.660 millones.

Ese dinero, si finalmente la Argentina y los acreedores vuelven a negociar desde enero, volvería a sufrir una actualización que lo llevaría por encima de los 1.800 millones de dólares.

Oferta inicial

La intención del gobierno argentino, en el momento de un eventual retorno a las negociaciones con los fondos buitre, es insistir en que la única oferta posible es la de la apertura del canje de deuda en los términos de 2010, cuando se aplicó una quita nominal de aproximadamente el 66 por ciento, lo que llevaría el monto de deuda (incluyendo la actualización que podría autorizar Griesa) de no más de 4.500 millones finales. Al menos, éste será el inicio de las negociaciones.

Luego habrá que ver el grado de flexibilidad que quiera exhibir el gobierno argentino, el que, ya sin la cláusula Rufo detrás, no tiene presiones para una resolución rápida del conflicto. De hecho, aún no está claro de parte del gobierno de Cristina de Kirchner que acepte volver a negociar en el ámbito del bufete de Daniel Pollack, o si, por el contrario, pedirá formalmente a Thomas Griesa que habilite otra instancia con otro marco. En algún momento de agosto de 2014, Axel Kicillof describió al abogado norteamericano como un operador a favor de los fondos buitre y lo denunció públicamente de falta de equilibrio en contra del país.

Acreedor y evasor

Una curiosidad: por sus propios problemas judiciales Kenneth Dart no puede presentarse ni personalmente ni dándole el poder a un representante (aunque sea un abogado) ante la Justicia norteamericana por sus propios problemas legales en EE.UU.

Sucede que Dart es desde hace años un prófugo de la Justicia de ese país, desde que a fines de los años 90, casi al mismo tiempo que compraba bonos de la Argentina al borde del default, decidió “exiliarse” en las islas Cayman por acumular deudas impositivas por más de 400 millones de dólares. Dart compró, entre noviembre y diciembre de 2001, bonos argentinos por unos 800 millones de dólares nominales, a los que pagó a menos de la mitad de su valor. Luego, se cree, fue comprando más papeles tras la caída del país en default, hasta completar una cartera de más de 1.000 millones.

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