Javier Hernandez
Susana Giménez fue, a lo largo de su vida, la representación y ejemplo público más popular de la mujer-machista que defiende el patriarcado desde la televisión. Comportándose así llegó a ser la diva que es porque no hizo otra cosa que seguir los modos de hablar de una televisión que siempre fue (y sigue siendo) retrógrada. Ejemplos hay de sobra, el más fresco es que programas como Polémica en el bar siga ganando premios en momentos donde el feminismo ganó terreno y hay mujeres que quieren consumir otras cosas.
Los dichos “inocentes” de “La Su” tuvieron durante años mucho peso y ayudaron a fortalecer tanto las diferencias, a desinformar y menoscabar los derechos de las minorías que cualquier “cambio de tendencia” no alcanza a reparar los daños de años de impunidad verbal. Pero es un cambio que se celebra porque ayuda a de-construir modelos, incluso va más allá planteando un desafío para la televisión de cuyo reflejo Susana se formó hace décadas.
La diva viene desde hace un tiempo evitando hablar de la despenalización del aborto en público, ley que este miércoles se tratará en el Congreso. Perdió oportunidades importantes como la reciente entrega del Martín Fierro 2018 para referirse al respecto y se la cuestionó mucho por ese motivo. Por eso, llamó la atención cuando en los últimos días compartió un contundente mensaje en la cuenta de Instagram de su revista: “Nadie va a obligar a nadie a hacerse un aborto si no quiere, y quien desesperada tome esa decisión, va a poder hacerlo en condiciones humanas e higiénicas”, escribió, y sorprendió a todos pudiéndose poner en el lugar del otro, una de las banderas del feminismo. El posteo responde a esa empatía.
La actriz Florencia Peña opinó sobre este cambio de actitud de Susana. Peña, una luchadora de la igualdad de género y la despenalización del aborto, dijo que fue un trabajo del colectivo de actrices: “Griselda (Siciliani) y yo la llamamos y se lo pedimos. Ella muy amorosa nos prometió desde Moscú que lo iba a hacer y lo hizo”, dijo la actriz a una radio porteña y celebró dicho cambio porque, expresó, “estamos hablando de gente que su opinión impacta sobre muchos y es bueno que se pronuncien. Esto no atraviesa a ningún partido político sino que es una realidad que vivimos y necesitamos la ley”.
Su actual posición no resarce las entrevistas en su living a los integrantes del grupo santafesino MiDaChi donde naturalizó y se rió del maltrato hacia mujeres, varones, transgéneros y pansexuales. Cuando mostró a las mujeres como objetos del deseo sexual de varones. Cuando le dijo al mediático Matías Alé frases como “¿Te gustan las minas? Peor sería que te gusten los hombres”, o cuando en una entrevista en vivo a Victoria Vanucci, quien se había separado del futbolista Cristian Fabbiani por violencia de género, le comentó: “Parece un gordito bueno ¿Le hiciste algo para que te pegue?”.
Susana no estuvo exenta de sufrir violencia dentro de su hogar desde temprana infancia y después también de adulta, en manos de Carlos Monzón, una de sus parejas. Ella misma reflexionó ahora que “esta pelea (por la despenalización del aborto) es más que nada para proteger a las mujeres de menos recursos que recurren a lugares horrorosos o a métodos caseros sumamente peligrosos corriendo riesgos enormes”. Enhorabuena. Esta postura seguramente abrirá y habilitará debates donde ella sigue siendo líder de opinión. La televisión no está exenta.
Comentarios