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Son siete los detenidos por la fuga de Flores de Piñero

Cuatro de ellos pertenecen al Iapip y otros tres al SP. Hoy serán indagados otros tres agentes.

El juez de Instrucción Juan Andrés Donnola investiga la fuga de Raúl Flores –el hombre que confesó haber matado por encargo al sindicalista Abel Beroiz– de la cárcel de Piñero, ya que para la Justicia el hecho excede el delito correccional. De hecho hay siete personas presas en la causa, cuatro del Instituto Autárquico Provincial de Industrias Penitenciarias (Iapip) y otros tres del Servicio Penitenciario (SP), todos imputados de facilitamiento de fuga. En tanto hoy habrá más indagatorias a los empleados del SP que estuvieron de guardia el día de la fuga.

La única explicación que comenzó a tomar forma tanto para la Justicia como para algunos funcionarios del gobierno es que el episodio tiene otro trasfondo. “Hay que pasar por tres controles para entrar o salir, es difícil pensar que la fuga no fue elaborada desde antes”, sostuvo Donnola.  Además, pidieron la captura nacional e internacional del evadido.

En el marco de la pesquisa, el magistrado viajó a Piñero junto a agentes de la División Judiciales, Seguridad Personal y Fotografía de la Unidad Regional II. Según fuentes judiciales, Donnola se hizo cargo de la pesquisa el miércoles a la tarde, ya que la misma se tramitaba en fuero correccional. Sin embargo, el fiscal Enrique Paz pidió la competencia del juez de Instrucción ante la presunción de que se esté frente a un facilitamiento doloso de evasión por parte del SP.

Algunas de las conclusiones a las que arribaron los funcionarios judiciales tras inspeccionar la cárcel es que la trafic que llevaba a Flores en su parte trasera debió atravesar tres controles para ingresar y para salir. Según explicaron, cuando se entra a la cárcel se abre un portón y allí los agentes revisan el auto y toman los datos de las personas que ingresan, los que quedan asentados en un libro, el que fue secuestrado. Este sitio está ubicado entre dos portones, y si una persona va en auto, los agentes tienen la obligación de revisarlo. El auto no puede ir ni para adelante ni para atrás.

Luego, cuando se pasa ese control, se abre el portón y ahí hay que pasar un segundo control en el que también deben revisar el auto. Tampoco hay salida en este espacio, que también está cercado entre dos portones.

Luego, hay que recorrer unos metros, doblar y pasar el tercer control y la correspondiente revisación del vehículo y allí se ingresa a los patios que dan a la parte de atrás de la panadería.

Según explicaron, en la panadería no se ingresa con el vehículo, o sea que la trafic quedó afuera y allí es donde cargaron el pan. A sólo 20 metros de ese lugar, y a unos 15 metros de altura, hay una garita con un custodio.

También establecieron que Flores estaba encargado de la limpieza de la panadería, mientras que un maestro panadero, un colaborador y tres internos son quienes fabrican el pan.

“Los canastos de los que hablan no son el típico de mimbre que usan los panaderos: son de metal, rectangulares, y se apilan”, sostuvo un vocero de la pesquisa desandando los fantasmas que se difundieron sobre el caso.

Los pesquisas explicaron que en los controles había agentes del Servicio Penitenciario. Uno en el primero, dos mujeres en el segundo y otro en el tercero. El juez va a indagar hoy a tres de ellos, quienes posiblemente queden detenidos tras la indagatoria. También se espera que declaren los tres reclusos que se encontraban en la panadería al momento de la fuga.

En tanto, el juez de Sentencia Carlos Carbone, en cuyo tribunal tramita la causa Flores, sostuvo ayer que tras ser notificado de la fuga ordenó el pedido de captura: a la UR II, y también a Gendarmería y Prefectura para los puestos de frontera. Además se hizo un pedido a Interpol.

Éste magistrado recibió ayer al hijo de Abel Beroiz y a los abogados de éste quienes pidieron que se refuerce la seguridad sobre los otros detenidos en la causa.

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