El Hincha

Sobra hinchada, falta categoría

De seguir así se frustrará el único objetivo que fue tenido en cuenta: ascender.

“Que se vayan todos”, fue el grito que se tronaba hasta una hora después de haber terminado el encuentro del sábado ante los jujeños. Los ecos de los cánticos en contra de los jugadores de Central aún se siguen escuchando por Arroyito. Central volvió a dar un paso en falso en su traumático paso por la Primera B Nacional, y encendió una vez más la luz de alerta. Los números del Canalla tras estas diecisiete fechas demuestran que de continuar así será imposible conseguir el objetivo del ascenso en el próximo año. Una idea que nadie imaginó, y que debe ser tenida en cuenta.

Más allá de las 23 unidades, el equipo juega muy mal, y eso deja reflejado que el cambio de entrenador tampoco pudo, hasta acá, desviar el camino y conducir a Central con un paso más firme. De seguir así Mostaza Merlo no será la única víctima de esta historia.

Apretados por la situación en la que dejó el club Horacio Usandizaga (principal gestor del desastre), la actual comisión directiva trajo trece potenciales refuerzos en muy pocos días, pero lo cierto es que sólo un puñado de ellos rindieron de acuerdo a lo esperado.

Shaffer y Guizasola fueron los más caros y son, sin dudas, las mayores desilusiones. Aguirre y Monsalvo parecen haber venido de vacaciones. El pulpo González está cargado de problemas, a Velázquez en su momento no lo tuvieron en cuenta, y tenían razón. El Kily tiene ratos buenos, y con eso le alcanza. Peppino comete errores fatales (gol de Balvorín, entre varios) cuando queda como último hombre. Zarif, da lo mismo que juegue o no.

Pero lo más grave es como pegó el virus del descenso en los que estaban. Braghieri se convirtió en el futbolista más bruto de la Argentina, muestra una falta de coordinación impropia de sus comienzos. Broun ya no es el salvador que supo ser. Figueroa rinde nada en la ecuación sueldo-futbolista, es todo a pérdida.

Párrafo aparte para Medina, cuando llegó fue comparado (tremenda exageración) con Caniggia, hoy es más parecido al chaqueño Uliambre.

A la hinchada de Central es difícil analizarla, su incondicional apoyo termina siendo perjudicial. Es un monstruo que empuja un equipito, los jugadores no están a la altura de lo que significa jugar con 40 mil personas en el Gigante, todos los domingos.

Hay poco tiempo para cambiar el rumbo, el único punto a favor es que el resto de los equipos no han mostrado nada importante. Claro está que Central tampoco.

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