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Síndrome Urémico Hemolítico: afecta a los más pequeños

Por: Gina Verona Muzzio.- Se trata de una complicación de la infección provocada por la bacteria Escherichia coli. Afecta mayormente a niños menores de 5 años y las fuentes de contaminación pueden ser carnes mal cocidas, productos lácteos no pasteurizados o el agua, entre otros. La enfermedad está en todo el país, pero la frecuencia es mayor en las provincias del centro y sur durante los meses cálidos.

El Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) es una complicación de la infección provocada por la bacteria Escherichia coli productora de toxina (Escherichia coli O157:H7). En general afecta a niños de hasta 5 años. “La enfermedad comienza con diarrea mucosa o mucosanguinolenta que tiñe de color rosado la materia fecal, se presentan vómitos, palidez intensa y disminución de la cantidad de orina durante la diarrea. Esto último puede ocurrir por deshidratación o por la afectación del riñón debido a la enfermedad. En cualquier circunstancia debe ser motivo de alarma y debe consultarse de inmediato con el médico”, explicó Liliana Benegas, pediatra infectóloga del área de Epidemiología de la zona sur de la provincia.

Las razones por las que se debe actuar rápido ante estos primeros síntomas de SUH es porque “la enfermedad puede evolucionar provocando anemia, afectación de la función renal y, en algunos casos, alteraciones neurológicas. Es importante estar atentos, ya que estos niños necesitan atención médica rápida e internación”, agregó Benegas.

“Escherichia coli es el nombre dado a una gran familia de bacterias. Aunque la mayoría son inofensivas, algunos tipos de ellas pueden enfermarnos, como la productora de toxina Shiga”, aclara la infectóloga. Este tipo de bacteria es la que puede causar una diarrea sanguinolenta que, usualmente, se cura sola, pero que puede complicarse y “desarrollar insuficiencia renal aguda en niños (Síndrome Urémico Hemolítico o SUH) y trastornos de coagulación en adultos (Púrpura Trombocitopénica Trombótica o PTT)”.

La complicación de la enfermedad afecta particularmente a niños, ancianos y aquellos que, por padecer otras enfermedades, tienen su sistema inmunológico deprimido. En algunos casos extremos, puede provocar la muerte.

Es de importancia aclarar que la bacteria es sensible al calor y dado que normalmente la fuente de contagio es a través de los alimentos, la forma de anularla es por cocción o pasteurización. “La fuente de contagio principal es la carne vacuna insuficientemente cocida, la leche no pasteurizada, los productos lácteos manufacturados con leche no pasteurizada y el agua contaminada. También puede transmitirse de persona a persona”, detalló Benegas.

La Escherichia Coliproductor de toxina Shiga se encuentra frecuentemente en el intestino de animales bovinos sanos y otros animales de granja, y llega a la superficie de las carnes por contaminación con materia fecal durante el proceso de faena o su posterior manipulación. Las carnes picadas son uno de los productos de mayor riesgo. Esto se debe a que, durante el picado, la bacteria pasa de la superficie de la carne al interior del producto, donde es más difícil que alcance la temperatura necesaria para eliminarla durante la cocción.

En este sentido, la médica pediatra explicó que “la bacteria no solamente puede encontrarse en las carnes sino también en el agua, la leche sin pasteurizar y las verduras, que pueden contaminarse por contacto con las heces de estos animales (por ejemplo: las verduras por riego con aguas servidas, la leche durante el ordeñe, etc.)”.

La especialista en infectología y pediatra de la ciudad, indicó que muchas veces la población conoce el problema “a raíz de la aparición de casos con evolución desfavorable y a partir de ahí se interioriza del tema”. Por ende, destacó: “Sabemos dónde está el riesgo. La educación no juega un rol menor en la prevención de esta enfermedad. Padres, educadores y manipuladores de alimentos deben ser informados y asumir su cuota de responsabilidad”.

Es necesario entonces, tener en cuenta algunas medidas de prevención para evitar que los niños, más propensos a contraer el síndrome, no resulten afectados por la bacteria.

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