Ciudad

Se pierden 150 millones de litros de agua por día

En Rosario, cerca del 30% de lo que se produce se “fuga” debido a problemas en la red de distribución.

Alrededor del 30 por ciento del agua que ingresa a las redes de cañerías de Aguas Santafesinas (Assa) para ser distribuida a lo largo y ancho de la ciudad, es decir, unos 150 millones de litros, se fuga en el sistema, admiten desde la propia empresa. En rigor, esta situación es catalogada como “pérdida técnicas”, que son propias y comunes en cualquier firma de servicios públicos y se debe, en este caso, a la obsolescencia de las redes. Si bien es un fenómeno que aqueja a las grandes ciudades del país y del mundo, ya que las tuberías en los cascos céntricos datan de más de cien años (sobre todo en las urbes de más de un millón de habitantes), algunas fuentes consultadas hicieron hincapié en que en Rosario ese porcentaje es levemente superior a la media y sobresale de lo considerado aceptable por la Organización Mundial de la Salud, que está en el orden del 15 por ciento.

El viernes de la semana pasada, el ministro de Aguas, Servicios Públicos y Medio Ambiente de la provincia, Antonio Ciancio, confirmó el dato de que en este verano se batió el record histórico en uso de agua, llegando a un promedio de 550 litros diarios por persona. Si bien la información en parte no deja de ser real, a la hora de profundizar e indagar el fenómeno hay cuestiones que no pueden pasar inadvertidas y que rara vez se aclaran.

El dato deja al descubierto, en primer lugar, el derroche que se hace en el consumo en la ciudad del vital servicio. Tal cual lo había reflejado este medio, el gasto en Rosario es poco más del doble de lo sugerido por la Organización Mundial de la Salud y de la media de las grandes ciudades europeas. También duplica largamente a Capitán Bermúdez, la única ciudad santafesina en donde el consumo se controla (y se factura) íntegramente con medidores.  

Por otro lado también surge la cuestión que rara vez suele ser explicada. Desde hace algún tiempo distintas organizaciones que defienden derechos de los usuarios vienen sosteniendo que un porcentaje no menor de lo que habitualmente se menciona genéricamente como consumo en realidad nunca llega a los hogares y se fuga de la red de distribución. Consultado por El Ciudadano, el presidente del directorio de Aguas Santafesinas, Alberto Daniele, reconoció la situación y explicó que si bien “es difícil” precisar qué porcentaje se pierde en las cañerías, hoy en Rosario ese número “podría estar” en el  orden del 25 o 30 por ciento.

“No es fácil llegar a un número final. Al no tener en toda la ciudad el sistema de micromedición es complicado estimar el número, ya que la mayoría de las fugas no son visibles, pero se sitúa en ese porcentaje”, explicó el titular de Assa. La Organización Mundial de la Salud considera como “aceptable” una pérdida máxima en la red del 15 por ciento, por lo que en Rosario esa cifra es prácticamente duplicada. En la cuidad se producen alrededor de 550 millones de litros diarios, hay 230 mil conexiones, 350 mil cuentas y el servicio se transporta a lo largo de 2 mil kilómetros de cañerías, con lo cual el control de roturas se hace realmente complicado.      

La vos del Enress.

En diálogo con El Ciudadano, Alberto Muñoz, el titular del Ente Regulador del Servicios Sanitarios (Enress), ratificó los porcentajes de fuga que existen actualmente en el sistema de tuberías de la empresa, pero aclaró que lo que sucede en Rosario forma parte de un “problema mundial”.

“Todas las redes de las grandes ciudades, sobre todo las que cuentan con más de un millón de habitantes,  tienen una estructura de cañerías muy antiguas, obsoletas. Los cascos céntricos suelen tener tuberías de más de cien años. Por eso se dan las pérdidas”, explicó el titular de Assa.

Muñoz justificó la situación mencionando que “Rosario ha crecido muchísimo en estos últimos años. Y resolver de raíz los problemas tanto de las redes de agua como las de cloacas es difícil, se necesitarían inversiones millonarias”.

Por su parte, el titular de la Red Argentina de Consumidores, Cristian Galindo, sostuvo que se ha llegado a la actual situación debido a que “los caños viejos se van desgastando. Y las pérdidas se dan mucho en las uniones, en las intersecciones de un tubo con otro, ahí se derrocha mucho”. La misma fuente también añadió que varios de estos casos pueden percibirse ya que hay pérdidas que se dan en la vía pública, pero igualmente aclaró que la gran mayoría no se conoce porque, obviamente, son escapes subterráneos.    

El representante de los usuarios hizo luego especial énfasis en que lo que consumió este verano realmente cada habitante fue entre 350 y 400 litros diarios y no 550 como marcan las estadísticas de la empresa.

“Ése es un dato que suele no decirse”, ahondó Galindo, para luego explicar que lo que se pierde es algo que antes “costó producir” y  “tiene que ver con la tarifa que se cobra”. “Entre la dotación de agua al sistema luego de potabilizarla y el consumo hay una diferencia del 30 por ciento. Eso no significa que el consumo no sea significativo, pero evidentemente aquí hay un tema a mejorar”, sostuvo finalmente el titular de la ONG con evidente tono crítico.

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