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Reflexiones

Se huele más show que fraude

No hay un solo indicio de fraude en las elecciones primarias de Santa Fe. Ciertamente se detectaron inconsistencias y el domingo hubo enormes dificultades con y para las autoridades de mesa.


No hay un solo indicio de fraude en las elecciones primarias de Santa Fe. Ciertamente se detectaron inconsistencias y el domingo hubo enormes dificultades con y para las autoridades de mesa. Pero a pesar del festival de titulares periodísticos y del fecundo trabajo por instalar la idea de fraude desde los medios de Capital Federal, se trata de problemas previstos en cualquier escrutinio provisorio y perfectamente salvables a la hora del conteo definitivo, que es el que vale y consagra candidatos e integración de listas legislativas.

Todo se originó en un primer error cometido por algún extraterrestre que decidió que la página oficial del escrutinio provisorio indicara la cantidad de mesas informadas en lugar de las mesas cargadas. Este dato es el relevante, porque indica a quienes siguen el escrutinio a distancia su evolución, qué se cargó y qué falta. En sí mismo ya contiene el dato sobre las mesas informadas (que es relevante para consumo interno de quienes hacen el escrutinio porque indica los telegramas faltantes), porque no se puede cargar lo que no fue informado.

Por lo tanto no hay un error de interpretación de nadie, como se dijo desde el gobierno (segundo yerro). Que figure el porcentaje de mesas informadas y no el de cargadas, cuando lo relevante es esto último, configura un decisión equivocada a corregir antes del 14 de junio, porque desde el vamos confunde y da lugar a distintas interpretaciones.

Desorientados

También hubo dificultades con las autoridades de mesa, probablemente más acentuadas que en oportunidades anteriores por el ausentismo de la jornada. El sistema tiene cierta complejidad, hay errores en la elaboración de los telegramas o algún paso que se salteó.

En 2011, el debut de la boleta única fue precedido de una profusa campaña publicitaria oficial sobre cómo funcionaba el sistema, más una intensa capacitación para las autoridades de mesa, que en esta oportunidad estuvieron ausentes. Como aquella vez salió bien, en esta oportunidad se consideró innecesario, pero hubiera venido bien refrescar la memoria de los electores.

Comentaristas poco familiarizados con el funcionamiento electoral insistieron sobre la ausencia de fiscales. Y es verdad que los partidos que compiten ya no desesperan por tener un fiscal en cada mesa, como era antes cuando el que se dormía era cartera: les hacían desaparecer las boletas del cuarto oscuro o los votos cuando abrían la urna. Hay muchas críticas que pueden hacerse a la boleta única, pero en ese sentido es mucho más transparente y segura que la sábana.

Por último, la cifra de 245 mil votos suena a una enormidad, pero en términos porcentuales, en relación a la cantidad de votantes, no desentona con todos los escrutinios provisorios que se hicieron antes en Santa Fe, en otras provincias y a nivel nacional. A veces el escrutinio se corta en el 90 por ciento, a veces en el 92, o en el 97.

Depende de la hora, de la fluidez con la que se puede hacer la carga y los errores en la confección y transmisión de los telegramas. En ese sentido, el domingo a la noche no hubo nada distinto. Por otra parte, los votos no cargados en el escrutinio provisorio están informados, están las planillas de las fuerzas electorales y están las urnas que, en última instancia, pueden abrirse si persisten las dudas. Sin embargo que nadie se haga ilusiones: difícilmente el 10 por ciento que falta contar muestre una elección diferente a la que mostró el 90 por ciento contabilizado. Lo único que vale es el escrutinio definitivo que empezó ayer en Santa Fe capital.

De la desprolijidad al circo

A esta altura el lector se preguntará por qué entonces tanto ruido, tantas sospechas tiradas al aire, cuando lo único que tiene base real hasta hoy es que hubo desprolilidades en la organización del comicio que provocan enormes costos a la Casa Gris. Propios y extraños hacen leña: los más serios hablan de irregularidades, los más petardistas dan por hecho el fraude y los derrotados a repetición y sin atenuantes de zafarrancho. Eso no quita las desprolijidades en la organización y quedaron cabos sueltos que hoy provocan enormes costos a la Casa Gris.

Lo cierto es que con el oficialismo grogui por el resultado de las primarias, reditúa hablar de los problemas del escrutinio. Por un lado porque nunca está de más curarse en salud; por el otro porque le quita iniciativa al golpeado oficialismo, acentúa su debilidad en este momento y le quita tiempo de recuperación a su candidato. De yapa reporta protagonismo a los opositores, centímetros en los diarios y tiempo de pantalla. Ningún opositor se privó estos días de al menos un comunicado sobre el tema.

Cuanto más circo haya más redituable es para quienes están en la vereda de enfrente.

Hay, además, un factor digno de ser aprovechado para los candidatos a gobernador: la permeabilidad de los medios porteños, que en su mayoría alineados con el gobierno nacional o Macri, están dispuestos a profusos titulares grotescos, desafortunados en algunos casos, y en sentar a candidatos de uno y otro sector en sus set televisivos o reproducir airadas denuncias. Para el socialismo, que se quedó sin juego nacional, es un problemón en una provincia en la que los canales y portales porteños tienen enorme penetración.

Son las reglas de juego de la política y su relación con los grandes emporios de comunicación. Eso sí, con lo que se ve por estos días en unos cuantos de los principales medios porteños, el PRO ya no tiene autoridad para quejarse de la maquinaria publicitaria del socialismo en la provincia o las supuestas pretensiones de hegemonía mediática del kirchnerismo.

La campaña del fraude

Ahora queda esperar que se complete el escrutinio definitivo. Que se verifique todo lo que se tenga que verificar, pero que el show quede del lado de afuera de la puerta de la sala de conteo. Salvo, obvio, que apareciese un indicio cierto de una irregularidad conciente de los organizadores de la elección, lo que cambiaría todo el escenario. Hoy no lo hay.

Si la campaña de las primarias fue anodina y escasa en cuanto a conceptos y debate, es de esperar que en el tramo final el show del escrutinio provisorio no tape el bosque.

Porque hasta ahora, el show del fraude, aunque sea sugerido más que dicho, huele a fraude.

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