Juan José Cavalcante
En Villa Devoto y con la cárcel como testigo, Central Córdoba se condenó solito. Es que como le pasó en el debut, se había puesto en ventaja y no lo pudo aguantar e incluso casi lo pierde. Fue empate 1-1 ante General Lamadrid en el inicio de la segunda fecha del campeonato de la Primera C.
La primera etapa fue floja en cuanto a lo futbolístico. Mucha lucha y poco juego por parte de ambos equipos, que tenían buenas intenciones pero no lo plasmaron en el verde césped.
En la etapa complementaria, el trámite del partido seguía por el mismo camino de la primera parte. Sin embargo, el que sacudió la modorra primero fue el Charrúa. A los 10 minutos, un pase largo encontró a Agustín Príncipe por izquierda, quien tiró el centro atrás y encontró el remate de Guido Di Vanni para poner el 1-0 en favor de la visita.
Tras ponerse en ventaja, el elenco rosarino pudo aumentar la ventaja pero el arquero Acosta le tapó el mano a mano a Príncipe.
Y lo que dice el refrán, se cumplió: “Los goles que no haces en el otro arco, los sufris en el propio”. Porque a los 27 minutos y de pelota parada, tras un rebote apareció Santiago Apa para definir y poner lo que sería el 1-1 final.
Cada equipo tuvo alguna aproximación más, ya sea por abajo o a través del juego áereo, sin embargo el resultado no se modificó y repartieron puntos en el Enrique Sexto.
Central Córdoba sigue sin ganar en el torneo, cosechando una derrota y una igualdad en dos partidos. Lo que más preocupa es que el equipo no logra encontrar el juego pretendido y sin eso, conseguir los resultados se hace difícil. Martín Mustachi es la usina de juego y cuando no está, lo siente el equipo que se queda sin creador y sin alguien capaz de poner una pelota de gol a los de arriba.
El próximo compromiso sería el sábado que viene a partir de las 17 en el Gabino Sosa ante JJ Urquiza. Allí, el Matador deberá dejar los tres puntos en casa a como de lugar, si es mejorando el nivel de juego, mejor.
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