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Panorama Político

Scioli cuida a los socialistas pensando en el balotaje

La disyuntiva de la carrera presidencial sigue siendo si hay balotaje o todo se cocina en primera vuelta.


La disyuntiva de la carrera presidencial sigue siendo si hay balotaje o todo se cocina en primera vuelta. Daniel Scioli es el protagonista central de ese gran interrogante, y de más está decir que él, y nadie más que él, quisiera tenerlo resuelto. Mauricio Macri se aferra a sus aliados de Cambiemos para crecer y Massa no se priva de nada, ni siquiera de jugar con aviones de guerra para connotar qué tan dispuesto está a extirpar el narcotráfico (¿estará pensando en lanzar cazabombarderos sobre Las Flores, La Granada y Tablada?). En Santa Fe, el Frente Progresista atiende dos pantallas a la vez: la accidentada campaña electoral por un lado y el armado de los gobiernos municipales y provincial que asumen el 11 de diciembre por el otro. Lifschitz entregó algunas definiciones y un pedido a los senadores de la oposición. En el gobierno de la ciudad, Pablo Javkin y Gustavo Leone ofician de secretarios aún sin Secretarías. Junto con Pablo Seghezzo, de Control y Convivencia Ciudadana, son la base de la segunda gestión de Fein, pero aún falta sumar radicales en, como mínimo, tres secretarías.

Uno por uno

Daniel Scioli encabeza todas las encuestas. Sopesa conveniencias y decide que tiene más para perder yendo a debatir que no yendo. Practica el arte del equilibrio con paciencia china. Primero con el peronismo, para que su candidatura sobrevuele las internas. Segundo con el gobierno nacional, celoso custodio de las líneas trazadas por Cristina hasta el último día de mandato. Y en tercer lugar, evita roces con actores que podría necesitar después del 25 si no ganase en primera vuelta.

En esa línea se inscribe su actitud de generoso trato para con los socialistas santafesinos (cabe recordar que meses atrás Bonfatti dijo que en caso de balotaje no votará a la derecha). En su última visita hace dos semanas y anteayer en el reportaje que dio a LT3, el gobernador bonaerense mencionó que tiene buena relación con Lifschitz y prometió ayudarlo a él y a Fein.

En la misma sintonía se desenvolverá el secretario de Seguridad Sergio Berni cuando el martes ponga pie en Rosario para escuchar reclamos de seguridad de un puñado de sindicatos. No hay que esperar que se sucedan polémicas como en otros tiempos. Si al ex militar se le escapase alguna frase provocadora como la que horas atrás mereció una respuesta de Fein, se debe a que a veces Berni es traicionado por su carácter. Su llegada a la ciudad está más próxima a la de un bombero que a la de alguien que viene a avivar el fuego político.

Otra muestra de Scioli y su vocación infinita por el equilibrio fue la recepción a media docena de diputados y 11 senadores del PJ santafesino. Tras haber protagonizado la megacena que le organizó Omar Perotti en Rosario dos semanas atrás, ahora convocó, vía su hermano Pepe y el senador Alberto De Fazio, a otros sectores con la convicción de que necesita de todos.

“Queríamos manifestarle que también estamos trabajando para el 25 de octubre y ajustar cuestiones de organización entre los que tomamos la responsabilidad”, contó Luis Rubeo, quien también había estado en la cena de Perotti. Además de recalcar que la reunión sirvió para coordinar el trabajo territorial, el senador Armando Traferri, explicó: “Acá (por Santa Fe) el Partido Justicialista no hace nada, y como no hay comando de campaña provincial se producen algunas desinteligencias”.

Mauricio Macri: está jugado al voto útil y a que es el único que puede forzar un balotaje.

Pone en primer plano lo que no va a hacer más que lo que va a hacer, evidencia de que su prioridad pasa por disputar el voto antikirchnerista. Su posición es incómoda: persigue desde atrás a Scioli, pero empieza a ver a Massa en el espejo retrovisor.

Massa es el más jugado y aparenta más sólido que Macri, que se desdibujó en su intento por explorar otros nichos electorales. No tiene nada que perder: si da el batacazo entrará al balotaje; y si no le alcanza quedará en inmejorable posición de fuerza para esperar que Scioli y Macri lo convoquen para la segunda vuelta.

Margarita Stolbizer: candidata de un espacio residual que deberá reconfigurarse desde cero a partir de 2016, aspira a recoger como si fuera una ambulancia la porción de radicales que no votarán a Macri y votantes progresistas no kirchneristas. Apuesta a un voto principista y a conciencia.

Adolfo Rodríguez Saá: el objetivo de esta candidatura es conquistar una posición de fuerza para cuando haya que definir las relaciones con el poder central a partir de 2016.

Si hay balotaje, esos votos, por pocos que parezcan cobran otra dimensión. La jugada de los Rodríguez Saá es autoprotección para evitar que un proyecto nacional ponga en jaque su preeminencia provincial y les reduzca capacidad de negociación en el Congreso nacional. El Frente Progresista santafesino intentó otro camino y no lo está logrando.

Del Caño: a pesar del cambio generacional, el discurso del FIT no se sale del ropaje de la izquierda tradicional. Su meta pareciera ser la suma de las múltiples expresiones de izquierda que las primarias dejaron en el camino, un techo demasiado pobre que sólo podría perforar un improbable voto bronca contra el resto de los candidatos.

Para gastar hay tiempo

Miguel Lifschitz no desatiende la evolución de la campaña electoral, de hecho no es menor para él quién resulte electo presidente.

Aspira a tener mejor suerte que Bonfatti, que se va de la Casa Gris sin que la presidenta le haya concedido siquiera una audiencia.

Sin embargo, los alcances de esa relación con el poder central se definirán más adelante.

Ahora lo ocupa la conformación de su gobierno y los recursos con los que contará en 2016.

Sobre el gabinete esta semana aparecieron más datos. El diputado radical Maximiliano Pullaro está ya parado en la puerta de entrada del Ministerio de Seguridad. Y al de Producción el gobernador electo le dará su propia impronta, por lo que hay que esperar un ministro independiente en lo partidario y cercano a sectores productivos.

Con respecto a los recursos económicos, soltó algunas señales durante la reunión con los senadores de la oposición, a los que pidió desacelerar proyectos que afecten recursos del Ejecutivo. De hecho el encuentro surgió por una ley que subsidiaría a usuarios de las cooperativas de agua en localidades donde no está Assa. “Recién estoy empezando, dénme tiempo para que podamos charlar estos temas. El 2016 será un año austero en lo económico. No se apuren, vamos despacio. Para gastar siempre hay tiempo”. Los senadores concedieron.

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