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Sociedad

Santa Fe, dos siglos de autonomía

Se cumplió el Bicentenario de la independencia del tutelaje porteño, cuando el caudillo oriental Artigas proponía un estado confederal en el que las provincias fueran consideradas como estados independientes aunque unificadas como una sola nación.


Época de “bicentenarios” para todos los gustos, el pasado 26 de abril se cumplieron dos siglos de la formalización de la autonomía de Santa Fe respecto del hasta entonces tutelaje político y administrativo de Buenos Aires. En rigor de verdad, ese proceso se fue gestando poco a poco y asoma como resultado de una suma de sucesos previos, incluso de imponderables que no estaban en los cálculos de nadie.

Para mayor precisión, el 24 de marzo de aquel 1815 ocurrió un hecho de armas que presagiaba los inevitables cambios políticos. Milicias compuestas por soldados orientales y entrerrianos cruzaron el río Paraná y ocuparon la ciudad de Santa Fe. No era un “ejército” integrado por soldados regulares. Eran milicias populares, auténticamente populares, engrosadas con la paisanada rural de gauchos y también de algunos pueblos indios, que en el caso que nos ocupa reconocían la conducción de su auténtico caudillo: José Gervasio de Artigas.

Es por ese dato que la figura de Artigas está indisolublemente unida a los primeros pasos de autonomía santafesina. Caudillo de la Banda Oriental, su proyecto político, concretado en las instrucciones con las que proveyó a los diputados que se enviaron desde esa provincia a la Asamblea General Constituyente reunida en 1813, definía el contorno del anhelo de país y de sociedad que los pueblos deseaban definir. Cierto es que Artigas proponía un estado confederal, en el que las provincias fueran consideradas como estados independientes pero unificadas como una sola nación. Pero Artigas trascendía el anhelo meramente federalista. Las instrucciones a los diputados incluían la declaración inmediata de la independencia de España y de la familia de los Borbones que reinaban en la metrópoli, pero que tenía ramas en otras casas reales europeas.

También sostenía una forma republicana de gobierno, con división de poderes. Y lo que quizás causó mayor escozor en la oligarquía portuaria de Buenos Aires, encarnaba un proyecto proteccionista en términos económicos, que apuntaba al desarrollo de un mercado interno que, en la medida que fuere necesario, no quedara supeditado al ingreso indiscriminado de manufacturas británicas.

Las piezas se iban acomodando en esos primeros meses de 1815. Al liderazgo de Artigas sobre el Litoral ayudaría la absoluta y desconcertante miopía política del porteñismo “ilustrado” que había colocado como Director Supremo a Carlos María de Alvear, que no tuvo mejor idea que mandar a reprimir la insurrección del Litoral ¡utilizando para ello nada menos que al Ejército del Norte desprotegiendo la frontera! Ese ejército al mando del arequipeño Ignacio Álvarez Thomas se sublevó en Fontezuelas, cerca de Pergamino, el 3 de abril de ese año contra el Directorio de Alvear y a favor de Artigas.

Candioti gobernador

En ese marco, el 26 de abril de 1815 se desencadenó un hecho trascendente en la vida de nuestra provincia. El cabildo de la ciudad capital ratificó a Francisco Candioti, de conocida amistad con Artigas, como gobernador. En sus crónicas, relató el vecino Manuel Díez de Andino que “se plantó la bandera de la independencia en medio de la plaza y hubo tres días de iluminación con salvas”. La mentada “bandera de la independencia” no era otra, en 1815 que la que Artigas venía usando en la Banda Oriental, Entre Ríos, Corrientes y Misiones y que pronto llegaría hasta Córdoba, desafiando el poder central. Se componía de dos franjas azul-celeste y una blanca en el medio, pero con una faja roja cruzada en banda, que en el caso santafesino fue confeccionada por las damas de la sociedad.

Candioti era quizás el vecino más caracterizado de Santa Fe. Un personaje de estampa propia, ya anciano para cuando fue elegido, se lo conocía como el “Príncipe de los Gauchos”. Si bien no formaba parte del patriciado descendiente de los fundadores de la ciudad, había amasado una gran fortuna como hacendado ganadero fundando estancias en Santa Fe y Entre Ríos. Se calcula que llegó a poseer cientos de miles de cabezas de ganado. Pero su fortuna procedía específicamente del redituable negocio de la cría de mulas para el camino al Alto Perú. Su correspondencia con Artigas en los últimos meses lo ubicó como su hombre de confianza a este lado del Paraná.

La autonomía de la provincia de Santa Fe respecto de la de Buenos Aires se completaría con la integración de la Liga de los Pueblos Libres, que reconocía en Artigas a su Protector, la cual daría en pocos meses, en junio de 1815, un paso institucional decidido al declarar la independencia de estas provincias en el llamado Congreso de Oriente a celebrarse en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, ocasión en la que nuestra provincia estuvo representada por Pascual Díez de Andino.

El 27 de de agosto moría en Santa Fe su primer gobernador autónomo y popular, Francisco Candioti, siendo enterrado vistiendo el hábito de Santo Domingo, en el templo dedicado a ese santo en la ciudad capital. Tras un breve interregno a cargo de Francisco de Tarragona y habiendo sido invadida la provincia por las tropas porteñas, en marzo de 1816 otro caudillo popular y federal, Mariano Vera, tomaría las riendas del poder, evitando caer nuevamente bajo el tutelaje porteño.

Hace poco declaró el periodista y político Carlos Del Frade que “ojalá que las actuales autoridades, además de la mención histórica del artiguismo, tengan la valentía política de poner freno a los grandes intereses que hacen de la geografía santafesina un reducto ideal para generar ganancias enormes sin siquiera pagar impuestos por todo lo que se llevan. Si no, el recuerdo es pura hipocresía.” Comparto plenamente lo afirmado, lo cual entiendo evita caer en recuerdos de circunstancia y permite aprender de las figuras históricas. El ejemplo de Artigas, Candioti y Vera es claro para quien, dentro de la dirigencia a todo nivel, quiera seguirlo. Somos la Invencible Provincia de Santa Fe porque no hubo ejército que en aquellos tumultuosos años del siglo XIX pudiera doblegarnos.

Como santafesinos del siglo XXI debemos honrar ese título frente a los desafíos actuales.

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