Ciudad

Capital de la resistencia

Rosario fue paro y movilización

El Movimiento Sindical Rosarino y la CTA llamaron a marchar y a un acto en el cruce de las peatonales. Los gremios fueron mayoría, pero también se sumaron estudiantes, científicos y organizaciones sociales y políticas.


El gobierno de Cambiemos tuvo ayer su primer paro general y en Rosario se vivió con una contundente movilización en la calle. La convocatoria del Movimiento Sindical Rosarino (MSR) y de la CTA arrancó en la Plaza Montenegro y recorrió 15 cuadras del centro hasta llegar al acto en el cruce de las peatonales. Los trabajadores agremiados fueron la mayoría, pero también participaron estudiantes, comerciantes, emprendedores, organizaciones sociales, referentes políticos y científicos del Conicet. Con una fuerte presencia de jóvenes, para muchos se trató de la primera experiencia de paro general. “Tenemos el desafío de defender las conquistas con las que crecimos y frenar el ajuste de este gobierno”, sintetizó un grupo de chicos que no llegaba a los 25 años.

La marcha arrancó pasadas las 10 en la plaza Montenegro de San Luís y San Martín. La mayoría, eran trabajadores agremiados en más de 30 sindicatos rosarinos. También se sumaron los centros de estudiantes, los obreros suspendidos de General Motors, científicos, emprendedores, comerciantes, referentes políticos y organizaciones sociales. Entre mates y tortas asadas, el mensaje fue claro y uno sólo: frenar el ajuste que viene llevando adelante el gobierno de Cambiemos en sus 15 meses de gestión.

El recorrido fue diferente al de otras marchas. A lo largo de 15 cuadras, las columnas caminaron por calle San Luís hasta Paraguay, doblando hasta Santa Fe y Entre Ríos, para desembocar finalmente en la peatonal Córdoba. El trayecto puso en evidencia el acatamiento a la medida de fuerza instalada por la CGT a nivel nacional. Hubo poca circulación de autos, muchos vecinos paseando mascotas y casi todos los comercios con las persianas bajas.

Muchos llegaron al paro con años de militancia en el movimiento gremial argentino y la comparación con la década del 90 fue ineludible. Gustavo, Mabel y Miguel tienen más de 50 años y son trabajadores de la obra social del Sindicato de Luz y Fuerza. Para ellos, el paro y la movilización de ayer se compara con las marchas contra las privatizaciones que, a nivel provincial, empujó el ex gobernador Carlos Reutemann. “En esa época íbamos a la Casa Gris de Santa Fe, junto con los maestros”, recordó Mabel. “Perdí mi empleo en Agua y Energía en el 90 por ajustes como los de hoy. Los que nos gobiernan ahora son exactamente los mismos: empresarios que no escuchan”, agregó Gustavo. Para Miguel, en cambio, las políticas de Cambiemos van más allá: “Este es un modelo peor que el de Menem. Vienen por todos los derechos sindicales y el abaratamiento del trabajo”.

A los más experimentados se sumaron decenas de jóvenes que llegaban con la particularidad de vivir por primera vez un paro general como trabajadores. “Somos los hijos y las hijas de las conquistas sociales de la última década, tanto en Argentina como en Latinoamérica. Ahora vivimos un retroceso y sentimos que tenemos que salir a defender todo eso con lo que crecimos. Por eso marchamos en marzo por las mujeres, la memoria, los maestros. Porque todas esas luchas son nuestras también”, explicó Laura, una periodista de 27 años.

Iván tiene 21 y desde hace dos años es delegado gremial en el call centel Dynatac Phone. “Empecé a participar porque veía muchas injusticias en mi trabajo, mucha presión y maltrato”, contó y agregó: “Este es mi primer paro y lo vivo con mucha emoción y mucha alegría. Lo llevo en la sangre, no me copan las injusticias, por eso me movilizo”.

Junto con los trabajadores de Falabella, Iván formó un cordón en la puerta de la tradicional tienda de Sarmiento y Córdoba, que lucía la persiana baja. El grupo de delegados del Sindicato de Empleados de Comercio llegó a ese cruce de calles a las 7.30. El objetivo era impedir que Falabella abriera sus puertas. “Nos dijeron que vengamos a trabajar porque la tienda iba a abrir normalmente. Querían descontar el día o dar premio a los que vinieran, cuando la empresa nunca hace eso”, explicó María, delegada de 37 años. “En Buenos Aires abrieron pero acá es distinto porque había un alto acatamiento por parte de los compañeros y muchos vinieron presionados, por eso tomamos la medida de fuerza”, agregó. Para Juan Pablo, también delegado y de 29 años, el paro fue una forma de generar conciencia: “A nivel nacional nos cerraron una paritaria muy mala, del 20 por ciento escalonado. Estamos muy disconformes  con todo lo que viene pasando. No pertenecemos a ningún partido, sin embargo consideramos que tenemos que adherir porque hay un contexto nacional muy complicado para los trabajadores”.

Después de pasar por Falabella, la marcha llegó al cruce de las peatonales, donde empezó el acto con los discursos de los dirigentes sindicales. Entre los bombos, los redoblantes y las pecheras de distintos colores, se mezclaban aquellos que llegaron sin una pertenencia particular a espacios políticos o gremiales. Laura, de 31 años, es dueña del hostel La Casa de Pandora y está acostumbrada a marchar: “Creo que hay que salir a la calle. Si nos quedamos en nuestras casas o en las redes sociales esto no va a cambiar. En nuestro sector, el ajuste se siente mucho porque cuando la gente tiene menos plata ahorra en el disfrute”.

Para un chico de remera del Chapulín Colorado la clave está en “la unidad del movimiento obrero con las organizaciones sociales, los comerciantes y los empresarios”. Se llama Marcos, tiene 26 años y el de ayer fue su primer paro general: “Es muy distinto a lo que estamos acostumbrados, veníamos de marchas en las que festejábamos las conquistas, como la del 1º de Mayo, por ejemplo. Esta tiene otro condimento: estamos ante un proceso de unidad en la lucha, como mínimo es un buen puntapié”.

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