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Ropa y objetos de diseño para los más chiquitos

Una serie de emprendimientos autogestivos pone la lupa en que los niños no se alejen de lo lúdico.


Aplicado sobre ropas, accesorios y juguetes pedagógicos y funcionales, el diseño llegó al mundo infantil de la mano de emprendedores, generalmente mujeres, que trabajan en forma autogestiva, sustentable y bajo los conceptos de la economía solidaria.

“Entendemos por diseño a una individualidad, a un universo que va mucho mas allá de lo visual, a un proyecto en continuo movimiento y mutación”, indicó a Télam Vanina Scolavino, una de las creadoras de la marca de ropa Chango.

En este sentido, consideró que “la palabra diseño es una de las más confundidas de los últimos tiempos”, al afirmar: “Estamos cada vez más masificados, en gustos, pensamientos y acciones y Chango trata de ser una especie de superficie de juego, para llegar al placard y empezar a jugar y seguir jugando en la vida”.

Scolavino, que es diseñadora gráfica y además mamá, aseguró que “cada vez se viste más a los niños como si fueran adultos, cuando en realidad es una etapa de mucha experimentación y juego”.

A la hora de diseñar, Scolavino explicó: “Por un lado pensamos en la comodidad, no concebimos chicos incómodos, después pensamos en lo lúdico pero ya desde el planteo visual, del estímulo”.

En tanto, la historia de Chunchino, la marca que lleva adelante Ileana Lacabanne, comenzó más por una búsqueda social que estética: “Cuando quedé embarazada trabajaba como diseñadora gráfica y no encontraba en este campo nada que me permitiera desarrollar una proyecto para colaborar con un mundo más justo”.

Se acercó entonces al concepto de ecodiseño y comenzó a pensar en una empresa que desde su materia prima hasta su comercialización estén hechas en el marco del cuidado al medio ambiente y en el respeto a los derechos de los hombres.

Surgió la idea de comprar algodón orgánico, confeccionar las prendas en cooperativas textiles y comercializarlas en packaging creado con materiales reciclados: el resultado es una marca que realiza ropa y accesorios de bebés en forma sustentable, lo que le valió un reconocimiento de Naciones Unidas.

DrGuü, una marca de objetos para chicos, también surgió a partir de la maternidad, según contó una de sus creadoras, Clara Correa: “El proyecto nació luego de compartir muchas horas con los hijos, con la idea de realizar productos que también nos gustaran como padres, y no caer en lugares comunes”.

La mujer señaló que entiende por productos de diseño o de autor a  “objetos únicos pensados desde principio a fin, cuidando todos los detalles en el proceso desde la creación hasta que llega a la casa de quienes los compran”.

Al igual que las otras entrevistadas, Correa afirmó: “Desde que nació DrGuü siempre lo pensamos en forma autogestionada, lo que es la parte romántica y tediosa a la vez”.

Otra productora de ropa, Verónica Poma, la creadora de la marca Gato Tomas, aseguró: “Lo que nosotros definimos como de diseño tiene que ver con valor agregado y un sello distintivo, lo que logra un concepto definido y una búsqueda genuina de estilo”.

“La idea es que cada diseño tenga una historia que contar, las colecciones son limitadas para conservar la exclusividad en los estampados”, añadió Verónica, quien describió que sus productos “son elaborados artesanalmente”.

Tras comentar con orgullo que estarán presentes en la próxima Feria de Juguetes (que se realiza a mediados de mayo), las creadoras de Oh Pacha, Marina Baima y Luciana Díttamo, expresaron que la “idea es generar a través de los juguetes medios para propagar y promover valores, creatividad y conocimientos y brindar herramientas para mejorar nuestra calidad de vida”.

“Todos nuestros productos están pensados desde el respeto al medio ambiente y llevan en ellos el mismo mensaje, para que padres y niños puedan reflexionar juntos sobre ello”, comentaron.

Una de sus líneas, llamada “Juguetes que cuentan, leyendas de mi Tierra”, consiste en una  serie de juegos y juguetes que “introducen a los niños en el mundo de los mitos y leyendas recuperando los valores culturales de forma lúdica y didáctica”.

Scolavino consideró que “hay que generar conciencia en la gente para que se pregunte qué hay detrás de cada cosa que compra, cómo fue hecho y por quiénes, porque es un modo de comenzar a girar una rueda que representa un aporte a un mundo donde no pasen las cosas aborrecibles, como los talleres de trabajo esclavo”.

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