En junio de 2009, Leandro Barrios, alias Bebe, fue asesinato a tiros en la puerta de su casa, ubicada en barrio Tablada, cuando estaba junto a varios amigos que se salvaron de milagro de correr su misma suerte. Por el hecho, a fines del año siguiente, la Policía paraguaya detenía en la ciudad de Pilar, limítrofe con las provincias de Chaco y Formosa, a un joven de 21 años por el crimen. El imputado, conocido como Petaco, fue extraditado y trasladado a Rosario, donde se abstuvo de declarar. Quedó imputado de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y tras las rejas. Tras esto, comenzó un largo proceso de pruebas que no fueron suficientes para determinar su participación en el homicidio, por lo que fue absuelto. Esta semana, la Cámara Penal confirmó su absolución por falta de pruebas y dispuso su inmediata liberación.
Leandro Barrios tenía 21 cuando la madrugada del 14 de junio de 2009 fue atacado a balazos en la puerta de su casa ubicada en Garibaldi y Esmeralda cuando se encontraba junto a otros amigos. El joven recibió un tiro en el hombro que le atravesó el cuello y le produjo heridas en la arteria carótida y el esófago, por las cuales tres días después falleció en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez.
Según algunos testigos de la causa, la noche anterior al crimen se produjo un incidente entre la víctima y un vecino apodado Petaco –aparentemente por una señorita que fue ex pareja del acusado– y al día siguiente la víctima recibió varios disparos que desembocaron en su muerte.
La familia de Barrios apuntó contra Petaco, que optó por fugarse al Paraguay aunque gracias a un entrecruzamiento de llamados el Juzgado de Instrucción de la 15ª Nominación logró determinar cuál era la ubicación del sospechoso y requirió su extradición, que se hizo efectiva en diciembre de 2010.
En esa oportunidad Ariel Ángel A. (Petaco) fue indagado por el homicidio agravado por el uso de armas de Leandro Barrios y poco después fue procesado.
La causa recayó en el Juzgado de Sentencia de la 8ª Nominación que en octubre de 2012 absolvió a Petaco por falta de pruebas. El fallo fue apelado y la revisión cayó en manos de la Sala III de la Cámara Penal que, con los votos de Otto Crippa García, Alfredo Ivaldi Artacho y Rubén Jukik avaló la decisión de primera instancia.
Los camaristas sostuvieron que al momento del hecho hubo dos testigos presenciales que tienen versiones contradictorias. Uno de los testigos dijo que vio el hecho a unos 80 metros, que había luz y que fue perpetrado por tres personas que iban en moto, una de ellas (el imputado) fue quien habría disparado; mientras que el otro testigo dijo que el lugar estaba oscuro y con las luces cortadas, que pasó un hombre en moto y disparó, a la vez que aclaró que no fue el acusado aunque luego dijo no estar seguro de ello– a lo que se suma que no hubo secuestro de arma que permita conectar el instrumento utilizado para el crimen con los proyectiles verificados y vainas secuestradas en el lugar, ni se obtuvieron rastros o huellas, refiere el fallo
Si bien aparece como una pauta indiciaria la discusión ocurrida entre el acusado y la víctima el día anterior a la fatal balacera, a lo que se suma la fuga del imputado, las falencias probatorias impidieron dictar sentencia.
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