Ciudad

Estímulo

Respetar al comprador se premia

Los dueños de un local de ropa en talles reales fueron distinguidos –entre colegas de otros rubros y representantes de distintas entidades que trabajan contra la discriminación– por su aporte a la defensa de los derechos del consumidor.


La joven camina, despreocupada, disfrutando de la mañana. Es temprano para el trámite que la trajo al centro y necesita hacer tiempo. Encara a cualquier paseo comercial de la ciudad y deja que sus ojos hagan el resto. De nuevo en la calle y frente a una vidriera proyectará su propio cuerpo y rostro sobre el maniquí para elegir o no entrar al negocio.

Pero no es tan sencillo. Y más si el maniquí tiene una espalda ancha. Parada frente al local que dice tener “talles reales” la incertidumbre une fuerzas con la mirada de los otros viandantes. “Todavía hay mucha discriminación respecto a la cuestión de talles.

No es lo mismo tener un negocio en una galería que en la calle. Aún hay gente que se ríe del maniquí y hasta le saca fotos”, cuentan los dueños de Vestite, Talles para Todos, una cadena de comercios de ropa que la ofrece de todos los tamaños.

Con seis años en la ciudad y cinco sucursales, la firma creció en la apuesta de ofrecer prendas juveniles para mujeres de todos los talles a un precio razonable.

Destacada por el Concejo Municipal entre otras instituciones que aportan a la defensa del consumidor, la tienda es testimonio de qué ocurrió con la ley provincial de talles a la que la ciudad adhirió oportunamente.

Verse y sentirse

Vigilados por dos maniquíes casi únicos en la ciudad, Romina Killer y Gerardo Navarro, propietarios de Vestite, cuentan a El Ciudadano: “Es difícil que se consiga en la ciudad ropa juvenil que pueda calzarle a todas. Ropa de «señora grande» hay más, pero es difícil encontrar en talles reales. No vas a encontrar marcas reconocidas”.

Con este diagnóstico, Killer y Navarro, que comenzaron con un negocio de ropa, por insistencia de muchas jóvenes que no se veían representadas mutaron hasta encontrar un nicho particular en el mercado: mujeres de entre 30 y 50 años y que no se quieren vestir “como señoras grandes”.

“La mayoría de los negocios que dicen tener talles grandes muchas veces no son honestas. Cuando las clientas entran resulta que el talle no es real. Ellas mismas nos decían que veían el cartel de talles reales pero no entraban porque no lo creían. Ahí surge la idea de utilizar un maniquí de talles reales para que se vea cómo queda la ropa”, precisa Killer y agrega que talles grandes se consideran los que empiezan en un 3, es decir un 64 en un pantalón jean.

Descontado que las primeras marcas hagan talles grandes, Vestite creció, como muchos otros comercios con los que comparte el mismo nicho de mercado, con productores de Buenos Aires.

En menos de una década, tal como cuentan sus propietarios, tras mucho buscar se encuentran fábricas especializadas aunque siempre en otra provincia. La alternativa entonces es crear su propia marca y trabajar acá con emprendimientos más pequeños.

“Y así seguir creciendo con la idea de que haya talles para todos”, remata Killer y toca en el inconciente colectivo la fórmula de los programas del gobierno nacional desde el kirchnerismo.

“También hay algunos negocios que se aprovechan de la falta de oferta de talles grandes para subir los precios”, agrega sobre la escasa oferta de este tipo de productos en la ciudad.

Persistir en el desafío

“En Buenos Aires había maniquíes «rellenitos» y conseguí una casa que los vendía. Traerlos hizo que más clientas se animaran entrar. Igual que cualquier chica necesitan este reflejo en la vidriera del local”, explica Killer, a lo que Navarro agrega: “Hay gente que más allá de comprar entra y agradece que esté el maniquí real porque se sienten incluidos”.

Pero sería exagerado para ellos decir que todavía no persiste la discriminación tanto en el comercio como en la calle. El fin de semana pasado abrieron su quinto local en la esquina de Mitre y San Luis. Y una vez más, los maniquíes tomaron la escena aunque ya no en una galería “protegida”, señalan Killer y Navarro.

“Tiene unas vidrieras muy grandes. Notamos que a la clienta que se veía como para poder comprar no entraba por sentirse expuesta. Conozco mucho a las chicas. Apenas abrí la persiana pensé: «No se van a animar a ver la vidriera». Veía que pasaban y no se animaban a parar. Si te frenás es porque «sos gordita». Y siguen funcionando con la mirada del resto. Había gente que pasaba y se burlaba del maniquí. Todavía está muy impuesta la discriminación”, concluye Killer admitiendo la realidad pero dispuesto a seguir dando batalla con su socia en el desafío emprendido.

Hay que convencer al fabricante

La semana pasada en la capital santafesina se puso marcha el programa “Tu talle, ningún detalle”, una iniciativa para que los fabricantes de indumentaria cumplan con la ley provincial de talles. Rosario adhirió a la norma el año pasado pero la implementación no es fácil. El mayor inconveniente radica en que no se respeta lo que indican las normas Iram con respecto al tamaño de las prendas, lo que hace sumamente dificultoso hallar talle a las personas de contextura grande como a las que acusan extrema delgadez.

Las denuncias apuntan a que en la mayoría de las ocasiones lo que se vende es en realidad de un talle menor a lo establecido como parámetro o que directamente no se consiguen los más grandes.

La referente de Volver a Empezar, Liliana Martini, destacó la necesidad de una campaña de concientización entre industriales y comerciantes antes de aplicar cualquier sanción.

Sin embargo, se debe tener en cuenta que gran parte de la mercadería proviene de Buenos Aires, ámbito en el que deberían avanzar las autoridades municipales con reuniones, tal como se anunció en marzo de este año.

Reconocimientos en el Palacio Vasallo

Los dueños de Vestite fueron reconocidos ayer en una entrega de diplomas que hizo el Concejo Municipal a empresas e instituciones por su compromiso en la defensa de los derechos del consumidor.

Presidido por la vicepresidenta del cuerpo legislativo, Norma López, en el acto también fueron reconocidos el primer restaurante Pampa, que puso a disposición de los clientes el menú celíaco, y a la casa de venta de electrodomésticos Calatayud, que ante problemas del comprador con alguno de los productos que vende realiza el reemplazo directo y luego se encarga de resolver la situación con el proveedor.

También se reconoció al Centro de Estudios Sociales y Acción Comunitaria (Cesyac) por su defensa del consumidor y usuarios, y a la Asociación de Empleados de Comercio por su campaña de difusión del programa Precios Cuidados. Otro de los destacados en el acto fue el Instituto Especializado en Discapacidad del Colegio de Abogados de Rosario, por su gestión en pos de la inclusión.

Participaron de la ceremonia el presidente de la Cámara de Diputados de la provincia, Luis Rubeo, otros legisladores, concejales y el titular de la Oficina Municipal del Consumidor, Alberto Muñoz, entre otros.

“Estamos hablando de justicia social en lo concerniente al cumplimiento a rajatabla de los derechos ciudadanos, estamos valorando a los empresarios, sindicatos y gremios, así como organizaciones no gubernamentales que dan sustento a las políticas públicas sobre el acceso a los derechos”, indicó López.

A su turno, Rubeo remarcó: “Tratamos de luchar por los derechos de los consumidores y demandamos a determinadas asociaciones, no sólo privadas sino también públicas, el cumplimiento y el trato digno que merecen los consumidores, razón por lo que nos parece oportuno rendir un homenaje a quienes avanzan positivamente en este tema”.

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