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Reabre el teatro más viejo

En la sala San Carlos se realizó una restauración completa. El centro cultural fue levantado en 1737 por orden de Carlos I de Borbón. Entre otros fueron directores del lugar los compositores Rossini y Donizetti.

El teatro San Carlos, considerado una joya de la arquitectura mundial.
El teatro San Carlos, considerado una joya de la arquitectura mundial.

El teatro San Carlos de Nápoles, el más antiguo del mundo en funcionamiento, reabrirá sus puertas mañana, luego de una restauración completa, con  la “Clemenza de Tito” de Wolfgang Amadeus Mozart.

Bajo la batuta del inglés Jeffrey Tate y la régie del italiano Luca Ronconi se presentarán el tenor norteamericano Gregory Kunde en el rol protagónico, y un elenco local que reúne a Teresa Romano, Elena Monti, Monica Bacelli, Vito Priante y Francesca Russo Ermolli.

El modisto francés Emmanuel Ungaro estuvo a cargo de la preparación del vestuario neoclásico.

El San Carlos, considerado una joya de la arquitectura teatral italiana, fue construido por Giovanni Antonio Medrano en 1737 por orden de Carlos I de Borbón, e inaugurado el 14 de noviembre de ese año con la ópera “Achille in Sciro” de Doménico Sarro.

Destruido por un incendio el 13 de noviembre de 1816, fue reconstruido en seis meses por el arquitecto Antonio Niccolini quien le dio su aspecto actual. En ese momento se amplió el escenario de la sala.

Desde entonces el San Carlos ha estado siempre en funciones, salvo la pausa obligada de la Segunda Guerra Mundial, y fue refaccionado en numerosas oportunidades, sobre todo en su fachada.

Este teatro ha sido elogiado por personalidades tan diferentes como el escritor francés Stendahl, que lo consideró el más bello de Europa, y la princesa Margarita de Inglaterra que dijo que finalmente había visto un palco real como se debe.

El San Carlos ha visto a lo largo de sus 272 años de historia momentos como los vividos con el esplendor de la ópera napolitana, luego exportada a toda Europa, la visita de un Mozart adolescente en 1770 y las direcciones artísticas de Gioacchino Rossini (desde 1815 hasta 1822) y Gaetano Donizetti (de 1822 a 1838).

Reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, laCiencia y la Cultura (Unesco) como parte del patrimonio artístico de la humanidad, el San Carlos tiene una capacidad para más de tres mil espectadores (exactamente 3.285), distribuidos entre la platea, cinco pisos de palco y el así llamado “gallinero”.

Su palco para la realeza se comunica directamente con el palacio real, que se alza a sus espaldas, de modo tal que el rey podía pasar directamente de sus habitaciones al teatro.

“La clemenza di Tito” fue la última ópera seria de Mozart, estrenada en 6 de septiembre de 1791 en Praga, y fue el San Carlos el que la representó en Italia por primera vez el 14 de mayo de 1809, hace poco más de dos siglos.

Una serie de eventos acompañará esta inauguración, entre ellos una exposición de afiches del San Carlos de los últimos diez años y otra dedicada a los trajes de Emmanuel Ungaro.

Para los nostálgicos, se ofrece la posibilidad de llevarse a casa algún viejo sillón de los palcos y las plateas, al módico precio de 400 euros cada uno.

Pero si la nostalgia prefiere dirigirse a los camarines y adquirir las sillas donde se sentaban, se maquillaban o se reposaban los grandes de la lírica, el precio es un poco más alto: mil euros cada una, con certificados y placas recordatorias incluidos.

El teatro que por orden del monarca reemplazó al teatro San Bartolomeo fue construido en 9 meses y constaba originalmente de 184 palcos dispuestos en 6 filas, con un palco real más grande con capacidad para 10 personas.

Su construcción demandó la inversión de 100.000 ducados, de los cuales 32.000 fueron aportados por el rey, mientras que un importante porcentaje del costo fue obtenido a partir de la venta de las primeras 4 filas de palcos.

En 1780 el teatro contaba con una de las orquestas más grandes del mundo, dado que se integraba con 32 violines, 4 violas, 3 violoncelos, 5 contrabajos, 4 oboes, 2 clarinetes, 2 fagots, 4 trompetas, un tambor y dos cémbalos.

En el 2002 y el 2003 el teatro recibió el premio al mejor espectáculo del año por las óperas “Königskinder”, de Engelbert Humperdinck y “Elektra”, de Richard Strauss, respectivamente.

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