Nuevos bombardeos azotaron ayer el principal enclave rebelde a las afueras de Damasco por quinto día consecutivo, al término de una semana que comenzó con un pedido de la ONU de una tregua humanitaria para socorrer a las víctimas pero que finaliza con casi 230 muertos en Guta Oriental, región de la zona oriental de Damasco.
La campaña de ataques en Guta Oriental vuelve a arrojar a Siria a un nuevo espiral de violencia de consecuencias impredecibles para un conflicto de ya casi ocho años que ha arrastrado a algunas de las principales potencias mundiales y regionales, incluyendo a Estados Unidos, que apoya a algunos rebeldes, y Rusia, que respalda a Damasco.
Este jueves, la aviación de Estados Unidos atacó a fuerzas pro gubernamentales sirias que habían iniciado una aparente ofensiva coordinada contra milicias opositoras que operan acompañadas por asesores militares norteamericanos en el noreste de Siria, lo que disparó la condena de Rusia y del gobierno del presidente sirio, Bashar al Assad.
Un vocero militar estadounidense dijo que 100 combatientes murieron en ese ataque.
De acuerdo al Observatorio Sirio de Derechos Humanos, en los últimos cinco días al menos 229 personas murieron y más de 700 resultaron heridas en Guta Oriental, sitiada por las fuerzas gubernamentales sirias y bajo control parcial de facciones islamistas desde 2011, el primer año de la guerra.