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Quince días que conmueven a la provincia

Por David Narciso


davidQuince días afiebrados. Desde el atentado al gobernador en su casa, pasando por la resurrección del clásico Central-Newell’s y las elecciones del próximo domingo. La agenda no da respiro.

Elecciones

Lo único bueno del mal resultado que obtuvo Jorge Obeid en las elecciones primarias fue que le permitió reclamar para sí mismo el control de la campaña para las generales del próximo domingo. Con el apoyo de todo el PJ, consiguió poner a Mario Lacava como jefe de campaña. El golpe de timón está a la vista: campaña con nueva estética y mensaje, otras caras en los afiches y la peronización del discurso como antídoto a la temida fuga de votos. Obeid lanzó spots de campaña plenos de liturgia peronista, en los que explícitamente se deja a un costado lo “filosófico y lo ideológico” para priorizar “el sentimiento” peronista. Si la imagen de Cristina resultó omnipresente en la anterior campaña, ahora el protagonismo es de los candidatos locales. La enfermedad de la presidenta resultó funcional a ese cambio de rumbo.

El jueves Obeid logró ponerle el moño a su estrategia cuando sentó a su lado a tres gobernadores llamados a protagonizar la herencia del kirchnerismo sin Cristina como candidata: Daniel Scioli, Sergio Urribarri y Juan Manuel Urtubey.

Las últimas encuestas no detectan una fuga de votos en el FpV con respecto a los sufragios obtenidos en la primaria. Pero no se puede confiar: los sondeos de 2011 y 2013 no calibraron bien el fenómeno PRO. Del Sel tiene enormes dificultades para trasmitir otra cosa que no sea su carisma. No es poco, pero podría ser su techo. Obeid y los suyos se entusiasman con que repita en las urnas el porrazo que se dio en bicicleta.

Las encuestas proyectan tendencias similares al resultado de las primarias. Ese es el dato que reconforta al Frente Progresista y explica que Binner llega a las elecciones casi en piloto automático, haciendo campaña “de mantenimiento”. Los últimos números que leyeron ayer a la tarde en el socialismo: Binner 45%, Del Sel 22, Obeid 21 y Carignano 2%.

También las encuestas de la oposición muestran, con márgenes de algunos puntos más arriba o más abajo, una proyección similar. Estaría así comprobándose que situaciones traumáticas como el atentado a la casa del gobernador no alteraron el escenario electoral. Ni la imagen del gobernador, que conserva una valoración positiva de su gestión en torno al 60% y una negativa del 22. Igual, la orden en el oficialismo es no bajar la guardia ni dormirse.

En la ciudad, donde se renueva la mitad del Concejo Municipal, está abierta la pelea por el tercer lugar entre Anita Martínez del PRO y el radical antifrentista Jorge Boasso. Algunas encuestas hablan de virtual empate; todas parecen coincidir en que la conductora de TV, gran novedad de las elecciones primarias, “se estancó”. Eso implicaría que ya no crece como lo venía haciendo. Cabe recordar que, entre las primarias y ahora, los equipos de campaña del jefe de Gobierno porteño se hicieron cargo de Anita, le cambiaron el peinado, le soltaron el pelo, le quitaron el saco y lo reemplazaron por una blusa. La dotaron de la impronta publicitaria de Del Sel y vincularon su imagen a la del Midachi.

En el lote de arriba, Héctor Cavallero, que eligió una campaña al estilo de un partido vecinal, sin padrinazgos y con recursos propios, puso todo el esfuerzo en consolidar el piso de las primarias: segundo lugar y victoria en ocho seccionales de la periferia de la ciudad. El otro gran objetivo que se propuso (y que no le resultó sencillo) era polarizar con el socialismo, por eso el hincapié en la falta de obra pública en barrios, la predicción de un aumento de tasas pos-elecciones y el manto de sospechas sobre el rol opositor del PRO.

La intendenta y su lista que encabeza el ministro de Salud Miguel Cappiello e integran hombres y mujeres de la UCR, la CC y el PDP tuvo sosiego en las últimas semanas después de que logró despejar complejos problemas que dominaron la agenda en el último tramo de las primarias. Sin embargo, Rosario no ha dejado de ser una caja de sorpresas entre desgracias, siniestros y derivaciones de los problemas de seguridad pública. Esta última semana en el oficialismo se duerme con un ojo cerrado y el otro abierto. Hoy en particular por el retorno del clásico, que conmociona la ciudad y demandó un operativo fenomenal. En el Concejo, además, hay sectores de la oposición que pulsean por apurar para esta semana conclusiones de la comisión investigadora de concesiones.

bonfatti

Seguridad Pública

Cobra fuerza la idea, adentro y afuera del gobierno provincial, de que hay algún grupo de policías relacionado al atentado al gobernador Bonfatti en su casa.

El ministro de Gobierno Rubén Galassi no descartó esa posibilidad y adjudicó el atentado a que “este gobierno está tomando medidas con resultados concretos que molestan a mucha gente que hace un tiempo atrás delinquía libremente”.

Objetivamente, hay una decena de integrantes de la banda Los Monos en prisión y al menos media docena prófugos.

También diez policías bajo investigación. De estos últimos, cuatro fueron detenidos el viernes, pero los seis anteriores ya fueron indagados y su situación procesal encaminada. Al menos dos de ellos están bajo arresto, pero domiciliario, lo cual supone una situación de privilegio: el comisario Gustavo “Gula Gula” Pereyra y el suboficial Juan “Chavo” Maciel, éste acusado de entregar a Los Monos legajos con datos personales de los policías que los investigaban.

Tan insostenible es el privilegio que esos uniformados que cumplen arresto domiciliario son “cuidados” por otros policías. Más grave aún: se detectaron reuniones de grupos de policías, entre otras visitas, en la casa donde Gula Gula cumple el arresto. Desde el viernes el juez Juan Carlos Vienna tiene en sus manos esa información. Ahora debe decidir los pasos a seguir.

También esta semana hubo reuniones entre funcionarios del Ministerio de Seguridad provincial y los escasos fiscales federales de Rosario. Ambas partes mantienen una relación tormentosa, atravesada por los avatares de la política. Esta vez se dijeron lo que se tenían que decir y luego, finalmente, se trazó una planificación conjunta sobre cómo avanzar con el combate sobre las bandas que ya están identificadas, coordinar información y lograr un equilibrio entre la necesidad de darle tiempo a las investigaciones y la presión social para actuar sobre los búnkers de venta de droga.

En paralelo, el gobierno convocó a uniformados para interesarlos sobre un aspecto central de la reforma policial: el acceso a la jefatura de las comisarías que a partir de marzo será vía concurso público de antecedentes y oposición. Esa reforma, según el gobierno, supone un cambio radical. Busca dejar atrás el actual sistema de designación a dedo, más funcional a las cajas negras de la Policía que a las necesidades de la población. La convocatoria tuvo más éxito entre oficiales principales que la superioridad que integra el elenco estable de comisarios que hoy rota de seccional en seccional.

Lo que no deja de llamar la atención es que tras, el atentado a un gobernador en su casa, el gobierno nacional no haya ido más allá de las expresiones de solidaridad y repudio. El solitario compromiso del ministro de Defensa Agustín Rossi tiene sabor a poco. ¿Podrá ser esta la oportunidad para que la presidenta, una vez recuperada, reciba por primera vez al gobernador de Santa Fe para mostrar compromiso y respaldo institucional?

Por ahora no hay señales.

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