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Problemas para una pareja

El juez de Instrucción Javier Beltramone procesó a un hombre de 30 años por homicidio y a su concubina, de 36, como instigadora del asesinato de Emiliano Arduvino, cometido en marzo pasado. Hay un prófugo.

Una vecina la escuchó decir “matalos que me tienen podrida” y luego sonaron los disparos. Eran las dos de la tarde del 16 de marzo y transcurrían los últimos minutos de vida de Emiliano Arduvino, un pibe de 15 años que sumó otra muerte adolescente por ajuste de cuentas en barrio Tablada. La presunta instigadora de la agresión, una mujer de 36 años a la que le adjudican regentear un quiosco de drogas en la zona, fue procesada junto a su concubino, conocido como Tatú, de 30 años, por el ataque a tiros que también alcanzó en ambas piernas a otro pibe en un pasillo situado en la villa de emergencias de pasaje Médici al 4600. Mientras que Brian, alias Pastelito, hijo de la mujer presa, está prófugo.

El juez de instrucción Javier Beltramone procesó a Darío G. y Carina D. por homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego y el mismo delito en grado de tentativa, en calidad de autor directo e instigadora, respectivamente. Asimismo confirmó la prisión preventiva de ambos (ella con cumplimiento domiciliario ya concedido), confiaron fuentes del caso.

Según consta en la resolución, alrededor de las 14 del 16 de marzo pasado, tres pibes caminaban hacia pasaje Médici al 4600, adonde acostumbraban reunirse, cuando dos personas –identificadas por testigos como Tatú y Pastelito– los atacaron a tiros desde una moto. Como resultado, Emiliano Arduvino cayó herido de muerte con un plomo en el pecho, Ezequiel M. recibió un disparo en cada pierna y el tercero, Aldo Villareal de 14 años, logró huir, aunque la muerte lo encontró dos meses después.

Ezequiel M. dijo en su declaración testimonial que ese día caminaba junto con “el Emi y el Aldito” en dirección al pasaje Médici y antes de salir del pasillo empezaron a dispararles. Añadió: “Aldito venía más atrás y pudo salir corriendo apenas escuchó los tiros”. Y unos días después dijo que luego de escuchar los disparos lo vio arrastrarse por el piso y al que acompañaba a Tatú que “salió rajando”. El muchacho se refirió así a Pastelito, uno de los hijos de la mujer procesada que se llama Brian.

Tatú fue señalado por varios testigos que aseguran haberlo visto en el lugar de hecho y fue detenido a principios de junio en una casa de Pueblo Esther.

Sobre el móvil que terminó con la vida de Arduvino, la investigación realizada por el juez Beltramone sigue una línea que involucra a otros actores por fuera de la causa. Es que a raíz de varios testimonios recolectados en el barrio que daban cuenta de que las balas estaban destinadas a otro pibe conocido como “Fernandito” se determinó que el frente de la casa adonde vivía la pareja detenida había sido baleada días antes del homicidio de Arduvino.

Ese hecho, que no fue denunciado por la dueña de casa pero sí reconocido en sede judicial, habría sido perpetrado por el llamado Fernandito, un pibe que solía juntarse con el grupo de adolescentes atacado a tiros, y aunque no es material de investigación de esta causa, se presume que el móvil sería la disputa por la venta de droga en el barrio.

En ese sentido, el juez Beltramone le dio relevancia al relato de una testigo que afirmó haber oído a Carina D. decir: «Matalos que me tienen podrida» y entregar dinero a cambio del encargo. Y que a una de las víctimas de la balacera, Ezequiel M., herido junto a Arduvino, que se juntaba con el tal Fernandito, le “habían  prometido bala”.

Otro de los testigos declaró que, tres días antes del hecho, un hombre en una moto negra y con las características físicas de Tatú le preguntó a Ezequiel su nombre primero y luego, tras saber que no era el buscado Fernandito, lanzó una amenaza de muerte.

En un breve resumen, la resolución judicial repasa lo que surge de las probanzas “La casa de Carina D. fue baleada unos días ante del hecho investigado, aparentemente por diferencias entre su hijo Brian D. Pastelito y el tal Fernandito, amigo de las víctimas”; por ese hecho la mujer no realizó denuncia; Tatú averiguó sobre la persona de Fernandito y realizó amenazas de “cagar a tiros” a quien estuviera con él; a Carina la oyeron decir “matalos que me tienen podrida”; luego de los disparos Tatú y Pastelito fueron vistos corriendo hacia la casa de Carina D. y huyeron en motocicleta; durante gran parte de la investigación la mujer negó su vínculo con Tatú hasta que lo admitió en el momento de su detención viviendo en concubinato; llamados a la Policía la sindicaron como “transera” datos que se respaldan con el secuestro de droga en su domicilio, causa que cursa en un juzgado federal, reza el fallo.

Asimismo, el juez consideró “pueril” la defensa esgrimida por Tatú, quien dijo que fue identificado sólo por su apodo, existiendo varias personas que se hacen llamar así en el barrio.

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