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Privatizaciones rusas

Se viene la mayor ola de venta de empresas públicas desde la caída de la URSS.

Rusia prepara la mayor ola de privatizaciones de empresas públicas desde el desmoronamiento de la Unión Soviética en los años 90, con el objetivo de controlar su déficit presupuestario y “modernizar su economía”. Aun así, el Estado conservará la mayoría accionaria de las empresas en cuestión, y los ferrocarriles no están incluidos en la oferta.

Las autoridades rusas establecieron una lista de 11 empresas públicas o semipúblicas, entre ellas grandes bancos y grupos petroleros, que pondrán en venta de forma parcial en el marco de nuevas privatizaciones, según AFP.

La lista de empresas incluye al banco más grande del país, Sberbank, y al primer grupo petrolero, Rosneft, pero no abarca a otras empresas cuya privatización se había evocado, como la compañía nacional de ferrocarriles RJD, según el responsable del Ministerio ruso de Desarrollo Económico, Alexei Uvarov.

Los ingresos por esas privatizaciones, previstas durante el período 2011-2013, están estimados en 883.000 millones de rublos (22.500 millones de euros, 30.000 millones de dólares), declaró por su parte el ministro ruso de Finanzas, Alexei Kudrin, citado por la agencia Interfax.

Este anuncio es exactamente lo opuesto a la estrategia de concentración de la economía en las manos del Estado aplicada durante una década por Vladimir Putin, el ex presidente y actual primer ministro, para domar a los oligarcas, esos empresarios poco escrupulosos que construyeron imperios gracias a las opacas privatizaciones de los años 90.

“El proyecto del gobierno de llevar a cabo privatizaciones a gran escala es como dar un giro completo con respecto a la política de los últimos diez años”, constató la experta Lilit Gevorgyan, del centro de análisis londinense IHS Global Insight. 

Pero si el gobierno ruso optó por esta alternativa es a raíz de la crisis mundial, que engendró un alza de los gastos sociales y las subvenciones públicas y una baja de los precios de las materias primas, en particular el petróleo, principales fuentes de ingresos de Rusia.

 Desde 2009, Rusia convive con un déficit presupuestario (3,6 por ciento previsto en 2011, 3,1 por ciento en 2012 y 2,9 en 2013), y la venta de activos aparece como un buen medio para limitar las pérdidas, más aún teniendo en cuenta que el Estado seguirá siendo el accionista mayoritario de las empresas en cuestión.

Los expertos señalan que estas privatizaciones servirán también a la política de “modernización” de la economía rusa que pretende imponer su presidente Dimitri Medvedev.

Pero el gobierno aún no precisó los procedimientos de estas privatizaciones, ni en qué medida los inversores extranjeros podrán participar, lo que plantea dudas sobre la transparencia del proceso.

Algunos analistas ya estiman que responsables rusos bien posicionados serán los grandes ganadores de este juego.

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