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Primeros indicios graves de otra extinsión masiva

El calentamiento global estaría llevando a la extinción a lagartijas y especies de saurios en todo el mundo, según lo reveló un estudio del que participaron investigadores del Conicet. El trabajo, publicado en la prestigiosa revista Science, fue liderado por Barry Sinervo, de la Universidad de California en Santa Cruz, contó con la participación de veintiséis científicos de doce países –Estados Unidos, México, Colombia, Brasil, Perú, Chile, Argentina, Finlandia, Francia, España, Sudáfrica y Australia– y concluyó con la alarmante predicción de que si no se disminuye la actual tasa de emisiones de dióxido de carbono (CO2) para 2080 se habrá extinguido un 20 por ciento de las especies de lagartijas del planeta, lo que representa cerca de 1.300 especies sin tener en cuenta las que aún no han sido formalmente descritas y nombradas y que podrían desaparecer incluso antes de ser conocidas por la ciencia.

Mariana Morando, Luciano Javier Ávila y Nora Ibargüengoytia, investigadores del Conicet, participaron del estudio publicado en Science. Los dos primeros trabajan en el Centro Nacional Patagónico (Cenpat) de Puerto Madryn. Nora Ibargüengoytia, por su parte, es investigadora en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (Inibioma) y en el Centro Regional Universitario Bariloche (Crub) de la Universidad Nacional del Comahue.

El estudio de las lagartijas se suma a otro caso documentado de disminución y extinción de poblaciones a gran escala y con independencia del nivel de protección de los hábitats, que es el de los anfibios.

Estos últimos están afectados principalmente por la expansión de un hongo patógeno que causa una enfermedad mortal para muchas especies, y cuya relación con el cambio climático es todavía tema de debate entre los científicos.

También murciélagos, aves y muchos otros tipos de organismos terrestres y acuáticos están siendo afectados, directa o indirectamente, por el rápido calentamiento global. Las estrategias para adaptarse pasan por cambios en la distribución geográfica de las especies, sea por medio de desplazamientos latitudinales o altitudinales.

Así ha sido siempre durante los cambios climáticos acaecidos a lo largo de la historia de la vida.

No obstante, la intervención humana del paisaje hace tales movimientos más difíciles, cuando no imposibles. Otra estrategia de las especies es introducir cambios en sus ritmos y épocas de ciclos vitales como la reproducción, o en el comportamiento.

Pero las especies incapaces de adaptarse en una u otra forma están destinadas a extinguirse. Éste es el caso de un gran número de lagartijas de los cinco continentes: las limitaciones intrínsecas de su fisiología y comportamiento les impiden responder con celeridad al ritmo actual del incremento de las temperaturas.

Muchas de las extinciones que el modelo predice para 2080 –una gran parte en las regiones montañosas tropicales– podrían ser evitadas si se tuviera éxito en reducir la emisiones globales de CO2, pero el escenario para 2050 es seguramente inevitable.

Los científicos alertaron que la pérdida de diversidad de lagartijas tendrá consecuencias en cascada para toda la cadena alimentaria, dado que estos reptiles son presa frecuente de un gran número de depredadores (mamíferos, aves, otros reptiles), y a su vez ellos depredan activamente sobre invertebrados y pequeños vertebrados.

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