Ciudad

Por un lugar para los pibes

El club Defensores Zona Sur, del barrio Las Flores, reclama ayuda para conseguir un predio propio que le permita seguir con su tarea de “sacar a los chicos de la calle” en una zona donde abunda la necesidad.

En barrio Las Flores, ubicado en el extremo sur de Rosario, estigmatizado por marginal, donde las bandas que comercializan droga atemorizan a quienes quieren asomar sus vidas para ser más dignos, hay gente que hace trabajos ciclópeos, en medio de gran indiferencia del resto de la ciudad.  En ese contexto, un grupo de trabajadores hace una década le dio forma a Defensores Zona Sur, un club en el que alrededor de 70 chicos del barrio, de entre 5 y 10 años, compiten en la liga Asociación Rosarina de Fútbol Infantil (Arfi).

El presidente del club, Osvaldo Bordón, es maestro mayor de obras; la tesorera, María Elena Cantero, empleada doméstica; el vicepresidente, Ariel Dantur, obrero portuario y Gustavo Rivero, también integrante de la comisión directiva, imprentero. Cada uno de ellos, poniendo plata de sus bolsillos de laburantes, luego de sus actividades diarias, salen a buscar a los chicos por el barrio –de a pie, casa por casa– para llevarlos a la canchita que le alquilan al club Semillero.

“Nosotros lo que necesitamos es un predio para tener nuestra propia cancha, hay terrenos ociosos; hemos golpeado todas las puertas en la provincia y en la Municipalidad y no hemos conseguido nada. Tenemos personería jurídica y estamos inscriptos en la Asociación Rosarina de Fútbol, pero no tenemos un terreno donde instalarnos para seguir ayudando a los pibes y sacarlos de la calle”, apunta el presidente Bordón, quien vive desde 1982 en Las Flores y conoce como nadie la idiosincrasia del lugar.

Indignado, su compañero Rivero agrega: “Los políticos no nos escuchan, sentimos mucha impotencia porque hay pibes con ganas de superarse, de salir y el fútbol es una salida para ellos. El Chelito (César) Delgado –ex delantero de Rosario Central, hoy en el fútbol francés– salió de aquí y cada tanto nos da una mano para comprar camisetas o pelotas, no se olvidó de su gente. Antes había como 20 potreros, hoy en el barrio quedan sólo dos”.

De Las Flores a EE.UU.

Con todas las adversidades, Defensores Zona Sur obtuvo varios campeonatos y en todas las categorías ha finalizado en los primeros lugares. Incluso dos chicos han viajado a Orlando, Estados Unidos, a competir junto al seleccionado de la Asociación Rosarina. “Se hizo un gran sacrificio por parte de sus familias para juntar los 2.600 dólares que necesitaban para viajar. Hicieron cenas, rifas…”, apunta Bordón en referencia a Moreyra y Gambarte, valores que ahora se disputan Newell’s y Central para que se sumen a sus divisiones menores.

La tesorera del club, Mary, hace malabares con los números: los gastos fijos, por mes, ascienden a 1.500 pesos. “Entre alquiler de la cancha, referí, cobertura médica, alquiler de colectivo cuando jugamos de visitantes… se hace cuesta arriba juntar la plata. Central o Newell’s a sus pibes les cobran una cuota de 50 pesos, aquí es imposible pedirles a los padres esa plata, son pocos los que colaboran, terminamos poniendo de nuestro bolsillo. Además de la merienda el día de los partidos, les damos sándwiches y gaseosas. Realmente es difícil”, se lamenta.

Derecho de formación

La importancia de contar con un terreno propio le permitirá a Defensores Zona Sur armar una cancha grande, de once jugadores. “De esa forma podremos contar con las divisiones décima y predécima, donde juegan chicos de 12 años y de ahí las categoría que siguen. Eso nos permitiría cobrar derecho de formación. Los chiquitos nuestros, cuando terminan infantiles vuelven a las calle y al peligro que eso conlleva. Cuando nos cruzan nos preguntan cuándo vamos a tener la cancha grande. Son muy pocos los que pasan a otros clubes más organizados. Por ejemplo, Ever Banega –ex Boca Juniors, hoy en Valencia de España– salió del club Oriental, que cobró por derecho de formación un porcentaje que le permitió remodelar el club, pintarlo… Nosotros eso no lo tenemos y vemos pibes muy talentosos que salen de Defensores”, explica el presidente, quien con ironía señala que la sede donde se reúnen es la casa de su padre, que “quedó viudo y lo acompañamos mientras discutimos de dónde podemos conseguir dinero para afrontar el próximo torneo”.

En 2001, Osvaldo Bordón presidía Semillero y por diferencias internas se alejó. Muchos lo siguieron y así conformaron Defensores Zona Sur, con los colores rojo, verde y blanco que hoy lucen las camisetas de los pibes. Por cuestiones de presupuesto, es difícil que dos categorías tengan el mismo diseño de camiseta.

“En aquel momento un particular nos prestó un terreno, en Previsión y Hogar y Flor de Nácar; en 2008 nos tuvimos que ir y desde entonces golpeamos las puertas de las reparticiones municipales y provinciales pidiendo un terreno en comodato, y la respuesta es la indiferencia total. Ya no sabemos a quién recurrir para que nos escuchen y vean el trabajo que hacemos con los chicos”, implora Bordón.

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