Se quedó con las ganas. Diego Mateo llevaba 166 días sin jugar tras una infección en el dedo gordo del pie derecho y ayer iba a jugar medio tiempo en reserva, pero la lluvia que cayó en Junín obligó a suspender el cotejo preliminar y Pomelo deberá esperar una semana más.
“Tenía muchas ganas de jugar y sumar minutos en reserva, pero el tiempo no ayudó”, confesó Diego Mateo cuando arribó al estadio Eva Perón junto al plantel leproso que estaba concentrado en el hotel Rocamora de Junín.
Mateo jugó por última vez en septiembre del año pasado, cuando la Lepra perdió con Banfield en el Coloso y el volante salió a los 18 minutos del primer tiempo cuando no podía pisar.
Y lo que en principio era una simple ampolla en el dedo del pie pasó a ser una infección que en algún momento desconcertó a los médicos y generó dudas en el propio jugador.
“En algún momento pensé que no iba a poder volver a jugar. Con el apoyo de mis compañeros, cuerpo médico anterior y este, pude salir”, confió Pomelo.
Y enseguida agradeció al doctor Juan Ignacio Bóttoli, a quien muchos cuestionaron por la demora en la recuperación del mediocampista. “Quiero resaltar al cuerpo médico anterior, que me ayudó mucho”, señaló.
“Tomo lo positivo de esta situación, fortalecerme. Lo importante es que ya puedo estar de nuevo en las canchas”, manifestó.
La idea del cuerpo técnico es que Mateo juegue algunos partidos en reserva para recuperar el ritmo de fútbol y posiblemente en un par de fechas entrará en la consideración del Tolo. “La idea hoy era jugar un tiempo. Me falta ritmo de juego, en un par de fechas ya estaré para volver”, concluyó Pomelo, que ayer se quedó con las ganas de volver.
Quilmes, viernes 20.15
La Lepra retornó anoche de Junín y mañana arranca la semana pensando en el cotejo del viernes a las 20.15 ante Quilmes en el Coloso. Para ese partido el Tolo Gallego podrá repetir una vez más el equipo, aunque habrá que ver si dispone de Mauricio Tevez (edema), Federico Fattori y Ezequiel Ponce para llevarlos al banco.
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