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Promoción

Para ser sede del diálogo y la paz

La investigadora especializada en migraciones Guita Hourani está promoviendo que su país, El Líbano, sea reconocida por la ONU como tierra de “diálogo entre civilizaciones y culturas”, y se convierta en un laboratorio de acuerdos pacíficos.


En 2008, el presidente Michel Sleiman dio un discurso en la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el que pidió que se establezca a El Líbano como tierra de “diálogo entre civilizaciones y culturas, además de convertirse en un laboratorio mundial para el diálogo entre las entidades”. El plan apunta a que el país sea sede para resolver conflictos religiosos y étnicos, principalmente, que envuelven a las comunidades y naciones de Asia menor en interminables problemas que, muchas veces, terminan en guerras. La iniciativa pasó luego a manos de la doctora Guita Hourani, directora del Centro de Investigaciones de Migraciones Libanés (Lerc, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Notre Dame, quien inició una campaña internacional para recabar apoyos. Por ese motivo, la especialista en temas migratorios visitó Rosario, fue declarada visitante distinguida por el Concejo Municipal y brindó una conferencia en el centro de la Sociedad Libanesa rosarina. En una entrevista con El Ciudadano, Hourani informó sobre la hoja de ruta que se fijaron para que su país reciba el apoyo de Naciones Unidas y sea declarado “Tierra de diálogo”.

“El discurso del presidente Sleiman fue una clara decisión política y un importante punto de partida para que El Líbano sea declarado como tierra de diálogo entre civilizaciones y culturas, además de convertirse en un laboratorio mundial para el diálogo entre las entidades”, expresó Hourani al informar sobre el proyecto de su país.

“Entre 2008 y 2013 no se avanzó mucho en este sentido por complicaciones propias de El Líbano, principalmente en el plano político. Por eso, a partir del año pasado, la Universidad de Notre Dame tomó la posta para desarrollar el proyecto”, reconoció posteriormente al aclarar el motivo de su visita a Rosario, como parte de un viaje que la llevó a Estados Unidos, México, Argentina y, luego, a Uruguay.

Hace dos meses, el grupo de libaneses liderados por Hourani se lanzaron a reunir apoyos con la ayuda de una ONG llamada Change. En ese sentido iniciaron una campaña internacional para juntar apoyos en Estados Unidos, México, Argentina y Uruguay. La propuesta fue llevada primero a las autoridades políticas y representantes, después a las organizaciones sociales, a sindicatos y colectividades de inmigrantes en esos países, explicó Hourani. En un tercer momento se buscará la colaboración de cuerpos diplomáticos de estos países para que sus embajadores, junto a representantes políticos y sociales de El Líbano y del mundo, lleven el mensaje a la ONU, para que ésta también se exprese a favor de su objetivo de paz.

Preguntada por cómo está la situación en El Líbano con las guerras que rodean al país, Hourani sostuvo que “las guerras en Siria, el conflicto en Gaza y el alzamiento del nuevo Ejército Islámico en Irak complican la situación en El Líbano porque el país tiene una práctica política democrática, porque está en el centro, en el corazón de la región y porque el país también tiene sus propios problemas, muchos de ellos también de la extensiva diversidad cultural y religiosa”. Por este motivo es que es necesario establecer un diálogo para solucionar problemas, señaló la especialista libanesa.

A lo largo de su historia, El Líbano intentó desarrollar múltiples iniciativas de paz, muchas de las cuales fracasaron. El motivo de conformar un ambiente de paz, un piso para la negociación y resolución de conflictos, es que El Líbano se encuentra en una región de constante turbulencia. Además de eso, y como sostuvo Hourani, el país cuenta con una extensa multidiversidad cultural y religiosa. “La población del Líbano se compone de dieciocho grupos étnico-religiosos (judíos, cristianos, musulmanes, drusos, kurdos, armenios y turcos, entre otros), y en los últimos treinta años reconoció legalmente a nuevos grupos religiosos, afirmando la libertad de cultos. La migración laboral sumó a la diversidad religiosa y étnica en El Líbano que practican libremente su fe. Esta diversidad es la mayor fortaleza y la debilidad de El Líbano, tal como lo demuestra su dolorosa historia moderna, y es precisamente lo que hace al país digno de ser designado una tierra de diálogo entre civilizaciones y culturas”, afirmó la titular de Lerc. Por este motivo, es que Hourani convoca tanto a los gobiernos, a los dirigentes sociales y a la población en general a que hagan un llamado ante la ONU para que su país sea sede de resolución de conflictos, y por ende, una tierra de paz.

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