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País de historia “incompleta”

“1810”, libro que Felipe Pigna presenta esta noche en Rosario, revista a aquellos próceres desconocidos, o enfrentados con sus mismos ideales, además de dejar claro que se necesita conciencia ciudadana.

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El historiador Felipe Pigna llega a Rosario con su última producción, 1810, un libro editado por Planeta que reúne los hechos históricos de los últimos 200 años y que muestra, a su vez, otra cara de la historia que no se conoce, o bien, de aquella que se intentó mantener oculta, para no defraudar a los próceres nacionales. La cita será a las 20 en la sala G del Centro Cultural Bernardino Rivadavia (San Juan y San Martín), con entrada libre y gratuita.

El libro se conoció a nivel nacional en la última Feria Internacional del Libro que se llevó a cabo en Capital Federal. Allí, el secretario de Cultura, Jorge Coscia, dijo que los últimos dos siglos del país “cuentan una historia incompleta”, y llamó a “construir conciencia histórica” en medio de la presentación del texto de Pigna.

Este libro fue presentado ayer en la ciudad de Córdoba y momentos antes de su raíd por los medios, Pigna resumió a El Ciudadano: “Este libro tiene, por lo menos, una interesante parte previa a la historia de la Revolución de Mayo. En esa etapa se muestran las rebeliones indígenas que comenzaron con la llegada de los españoles. También hay varios capítulos dedicados a los momentos no transitados por la historia oficial, como la denigración a los negros en Argentina, el ninguneo y el sufrimiento de los pueblos originarios, la matanza, y también, más en la época cerca al Cabildo Abierto, las incontables censuras a la prensa y tantos hechos de violencia a quienes registran las noticias, la historia diaria, en los medios”.

A su vez, señaló que entre las páginas de 1810 también se pueden conocer las causas ideológicas y políticas que desencadenaron la Revolución de Mayo y demás hechos que nunca se conocieron de esa semana, tan crucial para la historia argentina.

Consultado sobre acerca el tan usado término “bicentenario”, Felipe Pigna consideró que no existió un abuso al respecto. “Es bueno que se hable mucho del tema, es necesario reflexionar sobre el pasado para construir un futuro digno, para que terminemos de concretar las ideas; como dije, políticas sociales, de igualdad ante la justicia, ante la educación, la promoción de la industria, el crecimiento de un país entre todos, que fueron expuestas en la Semana de Mayo, pero que 200 años después siguen sin cumplirse”.

En tanto, como historiador, se consideró “privilegiado” por participar de los primeros 200 años de historia argentina. “Para mí es un privilegio y un orgullo poder difundir, dentro de mis trabajos, la historia de mi país; y qué mejor que formar parte de este momento en el que se puede plantear una nueva historia, sin tantos errores”, expresó.

La publicación llegará a todas las escuelas del país y Latinoamérica dentro del programa Argentina de punta a punta en el Bicentenario. Al respecto, Coscia había señalado en su presentación nacional: “La responsabilidad que asume el Estado es conmemorar, construir memoria juntos y establecer una reflexión fuera de los debates de ideas absolutas”. Según el funcianrio, el repaso de una historia completa permite “tener la memoria, las herramientas y los anticuerpos que nos da la conciencia histórica para poder explotar el presente y el futuro”, aseveró.

En esta línea advirtió que, como país, “hemos caído varias veces en el mismo pozo por el tremendo ejercicio de la desmemorización que ayuda a construir una historia falseada”. “Construir historia es construir identidad y perder parte de nuestra historia es perder parte de la identidad”, reforzó Coscia.

Para Coscia, la gran discusión del Bicentenario debe ser “si vamos a ser un país que contenga a los 40 millones de hoy y los 50 o 60 que van a venir muy pronto, con un modelo de valor agregado productivo, equidad y reparto asocial que permita a todos vivir de la mejor manera posible”.

Aunque suene increíble a 200 años de la Revolución de Mayo esta idea “viene del concepto inca del bien-vivir, recuperado por Evo (Morales) en la actualidad”, destacó: “Una sociedad vale la pena cuando todos viven bien, incluyendo la naturaleza”.

“Cuando la historia son nombres y fechas salidas de contexto cuesta mucho recordarla, pero cuando la cuentan como el relato formidable, dramático, doloroso y a veces feliz que es, se vuelve apasionante”, continuó el funcionario.

“Sin duda la historia es política, pero hay una política de la historia (de acuerdo a sus autores individuales, los historiadores)”, señaló.

A su entender “no se trata de una visión maniquea (entre buenos y malos), sino de comprender (qué hubo de) bueno y de malo” en cada hombre de la historia argentina.

“Preguntarse qué Alberdi, ¿el enemigo de Rosas o el que denunció el crimen de la Guerra del Paraguay? –graficó–; o qué Sarmiento, ¿el que apostó tanto por la educación o el que tomó la ciudad de Buenos Aires con el ejército brasileño?” 

“Esta manera de conmemorar nos va a hacer más fuertes y menos vulnerables ante el falseamiento de la historia que tanto padecimos”, concluyó.

Por su parte Pigna –quien trabajó el último año en el diseño del manual de actividades para realizar en el aula que, divididas por décadas, repasan los últimos 200 años de país– aseguró que el objetivo de este libro es tomar conciencia de que “somos producto de esta historia y en el presente todos somos protagonistas”.

Pigna dijo que el objetivo de este volumen es democratizar y socializar el saber, dándole especial importancia a los procesos sociales y políticos, con una idea moderna de progreso, expansión e industria.

El libro, para su autor, muestra la historia como “una especie de árbol genealógico que conviene mirar porque constituye nuestra identidad, con sus cosas buenas y malas”.

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