Newell’s regresó ayer por la mañana a los entrenamientos con el lógico semblante de un equipo que hace cinco fechas que no gana y que necesita conseguir cuanto antes un triunfo que lo ayude a recuperar la confianza. En ese marco, Lucas Bernardi tiene unos cuantos días para definir el equipo que el sábado reciba a Colón en el Parque de la Independencia desde las 20.30.
El plantel rojinegro retomó las tareas en el complejo Bella Vista. Aquellos que jugaron frente a Atlético Rafaela realizaron ejercicios en espacios reducidos, a excepción de Marcos Cáceres y Milton Casco.
El defensor paraguayo entrenó de forma diferenciada aunque no se informó ninguna dolencia física, por lo que se supone que se trató de alguna molestia menor y que no tendrá problemas en estar ante Colón.
Mientras que el lateral se ausentó del entrenamiento porque debía realizar algunos trámites correspondientes a su citación a la selección argentina para la gira por Estados Unidos.
En tanto, el resto del plantel completó una jornada un poco más extensa de trabajo. En ese grupo estuvo Mauricio Tevez, quien podría estar a disposición de Lucas Bernardi para el fin de semana al dejar atrás una lesión muscular que lo tuvo a maltraer durante las últimas semanas.
Por su parte, Mauro Formica entrenó en el gimnasio. La idea del cuerpo técnico es llevarlo de a poco debido a la sinovitis en la rodilla que lo dejó afuera del banco ante Atlético Rafaela y exigirlo en la práctica de fútbol para determinar si el Gato llega en condiciones al cotejo ante Colón.
En cambio, Ezequiel Ponce sigue recuperándose de una distensión en el isquiosural, lesión que se confirmó el 7 de este mes, por lo que lleva más de dos semanas de rehabilitación. Ayer trabajó diferenciado y difícilmente pueda estar a disposición.
El plantel leproso volverá a trabajar hoy en el complejo Bella Vista. Luego del entrenamiento hablarán con la prensa Ezequiel Unsain y Hernán Villalba.
Optimismo vs Resultados (Por Mariano Faurlin)
Lucas Bernardi tiene la difícil tarea de encontrar señales alentadoras en un equipo que hace cinco fechas que no gana y que sólo convirtió un tanto. Es su obligación como entrenador, aunque muchas veces sus dichos se contraponen con la opinión generalizada del hincha rojinegro. La grieta entre la mirada positiva de Bernardi y las críticas que recibe por su análisis pospartido tiene un origen muy claro: el DT trata de mirar más allá y probablemente advierta mejoras imperceptibles para el resto porque convive día a día con sus jugadores; la gente sólo se queda con el resultado final. Ambos tienen sus razones.
Es cierto que cualquier explicación que se haga acerca del rendimiento del equipo en estos últimos encuentros al hincha no lo conforma. Como también es válido pensar que Bernardi se esfuerza tanto en sostener su optimismo que a veces sus interpretaciones suenan un tanto exageradas.
El estreno ante Racing entregó una versión distorsionada de la realidad leprosa. Dejó la sensación de que el equipo había dejado atrás la desidia y falta de actitud que se le reclama en el último tiempo, y que volvía a ponerse de pie con todo su espíritu protagonista a flor de piel. Pero no lo pudo sostener.
Equivocadamente, Bernardi no aprovechó ese partido para marcar el parámetro de la entrega y predisposición que pretende en sus futbolistas. Tuvo la potestad para reclamarle esfuerzo a los que arrancaron afuera para que intentaran ganarse nuevamente un lugar entre los once, pero decidió darle otra chance a aquellos que no venían rindiendo.
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