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La historia de tu club

Onkel, el club que supo resistir al tiempo

La institución de la zona sur pasó por años de gloria, de frustraciones y sigue en pie por el sacrificio de sus socios.


Mantener a flore un club de barrio es, en la actualidad, una empresa para valientes. Vocación, cariño y mucha voluntad son las principales herramientas que deben tener aquellos que desean intentar semejante empresa. Y el club Onkel es uno de los más claros ejemplos de sacrificio, trabajo y renacimiento.

A tan sólo dos meses de cumplir 81 años de vida, la institución situado en la zona sur aún conserva gran parte de esa esencia que tuvo desde sus inicios, aunque poco a poco se anima a soñar cada vez más en grande.

Un grupo de socios que heredó la pasión de familia le dedica varias horas al día al club y forman parte de la comisión directiva.

Vivieron su infancia, pasaron su adolescencia, fueron creciendo y formaron sus familias, todo alrededor del club, entre bailes, “picaditos” de fútbol y comidas.

Durante los años 50 y 60, Onkel tuvo uno de sus momentos más glorioso, aunque también supo lo que fue la pérdida de masa societaria por un conflicto edilicio.

Luego llegaron los peores años, porque perdieron todas las actividades deportivas y el club quedó desvastado. Sin embargo, en 1998 un grupo de asociados arrancó la reconstrucción y casi dos décadas después, cuenta con una intensa vida social durante cada jornada: fútbol infantil, taekwondo, patín, danza y vóley; son algunas de las disciplinas que actualmente se practican en sus instalaciones, flamantemente remodeladas tras la colocación de un gigantesco techo parabólico, fruto de años de gestión con el gobierno de Santa Fe, que le concedió un crédito para llevar a cabo la obra.

Obra que se le logró en gran medida gracias al dinero de la provincia, es cierto, pero muy especialmente al enorme trabajo de algunos miembros de la comisión directiva, que dedicaron horas de su tiempo yendo y viniendo de un lugar a otro, autorizando firmas o transcribiendo actas viejas.

El club Onkel se fundó el 19 de agosto de 1935 cuando un grupo de vecinos del barrio Las Delicias estaban reunidos en una vivienda con el objetivo de armar un club deportivo, cultural y recreativo. En ese momento, se conformó la comisión directiva y el club se instaló en Ovidio Lagos 5771.

En sus comienzos, el fútbol fue el principal deporte. Participó de los distintos torneos amateurs. Y el nombre de la institución surgió porque la empresa de café Onkel regaló el primer juego de camisetas y tenía los colores negro y blanco.

Con el correr de los años se fueron añadiendo más disciplinas y en 1950 empezó la participación del básquet en la Liga Rosarina. También se comenzó a practicar patín.

Además, durante la década del 50 y 60, el club fue epicentro de los grandes bailes que se realizaron en la ciudad. Algunas de las figuras más destacadas que pasaron por las instalaciones fueron Sandro y Los del Fuego, Leonardo Favio, Violeta Rivas, Cuarteto Imperial, Los Wawanco, Rodolfo Zapata, Juan Ramón y Leo

Dan. En esa época, el club Onkel terminó tercero en recaudaciones detrás de Central y Gimnasia. Pero llegó el fatídico año 1971, en el cual se produjo un quiebre en el club porque la comisión directiva de esa época decidió vender el salón donde se hacían los eventos para casi 600 personas y se jugaba a las bochas, porque creían que la sede social debía estar sobre la calle Ovidio Lagos. En ese momento, la fábrica pegada a la institución hizo una propuesta económica muy interesante y se concretó la venta del inmueble. Con esa plata se inició una obra faraónica que iba a tener dos pisos, con ascensor y todos los lujos. Pero todo quedó en la nada.

Se dieron cuenta que eso no se iba a poder terminar. Al año de arrancar las obras, el dinero no alcanzó y dejaron el esqueleto de hormigón. La plata la colocaron en un banco y los agarró el “Rodrigazo del 75”. Por consecuencia, el dinero quedó en el banco y la obra sin hacerse, siendo una desilusión total para los socios.

A partir de ese momento, muchos socios del club que habían trabajado en la construcción del salón se molestaron con todo lo sucedido y se perdió la cantidad de adherentes. Fueron muchos años de intrascendencia, donde los vecinos no iban a la institución y se habían perdido todas las actividades deportivas. Aunque los amantes del querido Onkel siguieron haciendo rifas y comidas, para así con todo lo recaudado realizar obras en el nuevo salón.

Y si 1971 fue un año para olvidar, seguramente 1998 será un año para recordar, porque fue en ese momento en el cual el club Onkel volvió a renacer. Un grupo de socios decidió poner dinero, se hicieron refacciones de pintura y remodelaciones. Y el primer deporte en volver fue el patín artístico, que trajo mucha gente.

Con la llegada de ese deporte, el club consiguió un número importante de socios. Luego llegó el turno de la escuela de baby fútbol, equipo que compite pero no por puntos.

Y para completar el gran momento que vive la institución de barrio Las Delicias, también se practica vóley y taekwondo. Así, cada tarde la institución presenta una vida social muy intensa donde cientos de padres y madres esperan a los chicos mientras realizan las distintas actividades.

Durante muchos años no se cobró cuota societaria y en la actualidad es ínfimo el monto que se les pide a los chicos. Actualmente, los principales ingresos del club son el alquiler de canchas, salón para eventos y la cena tradicional que se realiza a fin de año.

Claro que la enorme construcción del techo este año jerarquizó aún más a la institución, que se sigue animando a soñar en grande y ya tiene en carpeta varios proyectos más.

Con más de 80 años, Onkel es uno de los clubes de la zona sur que cada día escribe una nueva página de su rica historia. Una historia que tuvo un inicio lleno de gloria, que luego pasó por una etapa terminal y que en la actualidad goza de buena vida. Por allí pasaron dos generaciones y los ‘viejos socios’ pretenden que los chicos mantengan ese espíritu y sigan con la tradición de los colores.

Al club, a divertirse y sobre todo a aprender

En un mundo tan competitivo y despiadado, en el cual muchas veces lo único que interesa es ganar, la correcta educación de los niños toma un papel fundamental.

Divertirse y aprender son las únicas “preocupaciones” que deberían tener los más chiquitos cuando empiezan a descubrir la magia del deporte y a eso se dedican todos los profes de las distintas disciplinas que se enseñan regularmente en las instalaciones del Club Onkel en la zona sur de la ciudad.

Una buena cantidad de pibes, de entre 6 y 14 años, asisten a diario a la escuelita de fútbol para entrenar, pasar un buen rato entre amigos y de paso ir metiéndose de a poco en el más pasional de los deportes.

Pero cuando la “caprichosa” no está rodando es rápidamente reemplazada por la pelota de vóley, ya que un numeroso grupo eligió a Onkel como lugar para practicar.

Pegadito nomás a la cancha, en el salón que da a calle Ovidio Lagos, cientos de chicas pasan todos los días para aprender patín y danza, disciplinas que poco a poco van creciendo y aportan una buena masa societaria al club.

 

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