A un año del asesinato del comisario inspector Guillermo Morgans, la Unidad Fiscal de Homicidios Dolosos resolvió dar a conocer las imágenes de los autores del crimen a fin de contactar algún testigo que logre acercar información que eche luz sobre la identidad de los asesinos. La decisión la tomó el fiscal Florentino Malaponte, quien brindará el material en los próximos días. Según el funcionario, la causa cuenta con nutrida evidencia y varias medidas judiciales –15 allanamientos y cuatro reconocimientos en rueda de personas– aunque los resultados de las mismas fueron negativos en cuanto a la identidad de los agresores.
Si bien Malaponte refirió que existen al menos 10 hipótesis en el caso, refirió que la más fuerte es el homicidio en ocasión de robo y desestimó un posible ajuste de cuentas o un vuelto vinculado a la labor de Morgans como funcionario policial.
Cerca de las 15 del 10 de junio de 2014, Guillermo Morgans llegó al Rapipago de su hijo ubicado en Rodríguez al 200. El comisario bajó de su camioneta, que estacionó frente al local, y cruzó la calle. La versión del hecho cuenta que Morgans se encontraba tomando unos mates con su vástago cuando dos hombres ingresaron armados al comercio y exigieron la recaudación. Testigos sostuvieron que se escucharon varios tiros, algunos hablan de 10 detonaciones. La cámara de seguridad del colegio que está enfrente tomó la imagen de los agresores que llegaron y se fueron caminando del lugar.
Ayer el fiscal Malaponte explicó que la investigación sigue a paso regular.
“Investigamos alrededor de 10 líneas distintas donde en algunas de ellas se hicieron allanamientos y en otras reconocimiento en ruedas de personas pero todo ha resultado negativo hasta ahora”, detalló.
El fiscal sostuvo que se trabajó sobre personas que llegaron heridas a nosocomios o que se sospechó que encubrían una lesión aunque la descripción física no coincidió con la de los agresores. También trabajaron sobre datos anónimos que llegaron vía telefónica a comisarías pero no se logró un resultado satisfactorio, incluso ninguno de los testigos del hecho logró señalar como autores a los sospechosos.
El robo
Malaponte sostuvo que si bien no descarta nada, la hipótesis más fuerte es la del intento de robo robo. El hijo de la víctima testificó que los atacantes ingresaron armados al local y le exigieron la recaudación que estaba contando y agregó que a su padre lo redujeron y llevaron hacia el fondo del comercio. El fiscal sostuvo que si bien Morgans visitaba periódicamente el local, era “imposible determinar” cuándo lo hacía y menos a la hora que podían encontrarlo.
En cuanto a la mecánica del hecho, el funcionario sostuvo que el comisario fue trasladado al fondo del local, reducido a golpes en la cabeza y cuando estaba mareado se identificó como policía.
Según el relato de su hijo, fue ahí cuando se produjo el enfrentamiento. Morgans logró “manotearle” el revólver a uno de los delincuentes, que por falta de profesionalismo se quemó la mano al disparar y posibilitó al policía a repeler los disparos y frustrar el robo.
En el lugar se secuestraron seis vainas de la pistola de Morgans y tres de otra arma. Con todo, el fiscal entendió que “se elimina cualquier posibilidad de premeditación al menos en esta instancia de la investigación”. Y agregó que los agresores llegaron caminando desde calle Catamarca y se fueron del mismo modo, lo que quedó registrado en una cámara de seguridad por lo que decidió dar a conocer la filmación cuya imagen no es muy nítida.
Según refirió, la idea es determinar “si alguna persona de bien puede acercar algún dato”.
Malaponte concluyó que ninguna de las hipótesis tiene que ver con venganza o que pueda relacionarse a un hecho previo, descartando así cualquier vinculación del crimen con la actividad laboral del uniformado. Según detalló la evidencia con la que cuenta en el legajo fiscal lo aleja de un ajuste de cuentas y lo acerca a una circunstancia de robo.
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