El Hincha

Copa de la Liga

No fue lo esperado: Newell’s cayó ante Godoy Cruz en el Coloso y complicó su futuro copero

La Lepra perdió 2-0 ante el Tomba, volvió a la senda negativa y la pelea por avanzar a la fase final del certamen y clasificarse a la próxima Sudamericana se complicaron. Los del Gringo Heinze nunca encontraron el partido y casi no patearon al arco mendocino


El Tomba se llevó tres puntos claves del Coloso ante un Newell’s de floja actuación. FOTO: JUAN JOSÉ GARCÍA

El regreso a casa no fue el esperado. Los triunfos con San Lorenzo y Tigre pusieron calma inicial al enojo de los hinchas por perder el Clásico, pero Newell’s igual sintió incomodidad, nunca encontró el partido, casi no pateó al arco y cayó 2 a 0 ante Godoy Cruz para complicar la clasificación a cuartos en la Copa de la Liga y la chance de ingresar a la Sudamericana.

Heinze volvió a modificar esquema a pesar de dos triunfos esperanzadores y el plan le falló. Y ahora hay poco margen para equivocarse en una recta final de cuatro partidos que obligará a sumar muchos puntos para evitar un año para el olvido.

La política de Newell’s estuvo clara desde el inicio. El regreso al esquema 4-3-3 proyectó el ataque por afuera, con la velocidad de Aguirre y la potencia de Méndez por un lado, y las diagonales de Sordo con las trepadas sorpresivas de Martino por el otro.

Godoy Cruz paró una línea de cinco para no quedar expuesto. Aceptó que Newell’s manejara la pelota hasta las cercanías del área y estuvo atento de que no hubiera jugadores sueltos en los alrededores del Ruso Rodríguez. Y se paró de contra, entendiendo que podía quedar mano a mano con los zagueros leprosos.

Un remate de Martino que exigió al arquero del Tomba fue la única jugada sería en ofensiva para la Lepra, que amagó más de lo que concretó. Se enamoró de la tenencia y se olvidó que para ganar hay que patear al arco.

Godoy Cruz mostró a Hernán López Muñoz como su arma de construcción de juego y a Tadeo Allende con el arco como único objetivo, aunque en una noche errática.

De la nada, el Tomba pasó al frente. Un lateral que encontró dormida a la defensa, Roberto Fernández paseó a Velázquez y tras un centro rasante, Daniel Barrea acomodó el pie para dejar sin efecto el cierre de Martino y alejar la pelota del alcance de Hoyos.

El gol fue un disparador negativo en el hincha. De pronto, la anestesia que significó ganarle a San Lorenzo y Tigre perdió efecto y el recuerdo del Clásico salió a la luz. Y hubo reclamo desde las tribunas, que se calmó por el pitazo de Dóvalo para terminar el primer tiempo.

El ingreso de Panchito González le dio otro ímpetu a Newell’s. Dos centros cerrados obligaron a un rechazo complicado de Rodríguez y un cabezazo de Aguirre que encontró una buena respuesta del arquero. El problema de la Lepra era el reloj, que a medida que avanzaba provocaba más apuro -y desprolijidad- en los jugadores rojinegros.

Un zapatazo de Fernández a los 25 minutos pudo definir el pleito, pero el travesaño le dio un guiño a la Lepra.

Y Newell’s entró con vida al cierre del partido, esos 15 minutos finales donde muchas veces se transforma.

Pero no era su noche. Y otra vez de la nada, la visita liquidó el pleito. Un despeje al cielo de la defensa tombina parecía fácil de resolver para Velázquez, pero el paraguayo perdió estabilidad con un forcejeo y Conechny eludió a Hoyos para el 2 a 0 inalcanzable. Y ahora ya no hay margen para fallar en una recta final de cuatro partidos donde Heinze se juega a todo o nada.

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