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Paisajes sonoros

Música que amplía horizontes

Luz de Agua, trío formado por Sebastián Macchi, Fernando Silva y Claudio Bolzani, estrena “Otras canciones”, su segundo disco con el que ofrece un viaje poético entre el despliegue de la naturaleza del Litoral y la urbanidad avasallante.


Otras Canciones es el nombre del flamante disco del trío que conforman Sebastián Macchi (piano y voz), Fernando Silva (contrabajo, violoncello y voz) y Claudio Bolzani (guitarra y voz) que presentarán esta noche, a las 21.30, en el Gran Salón de Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza). Nuevas canciones que siguen indagando, descubriendo y poetizando temas universales y envuelven el sentir moderno –y ésta es quizá su mayor riqueza– desde el vínculo intrínseco con los paisajes de la pampa húmeda y el Litoral.

Algo de los viajes, también de los paisajes y los horizontes, está puesto de manifiesto en este disco, segundo del trío y continuación de Poemas de Juan L. Ortíz / Canciones (2005). Ciertas miradas que encontraban su vértice en las costas del Paraná los llevó a unirse hace más de una década. Y en este devenir siguen cantándole a su mundo inmediato, compartiendo miradas que amplifican la realidad.

“La luz es una nostalgia que alarga sus suspiros hasta las lejanías… Este paisaje es mi alma y será siempre mi alma” entona Macchi en  “Crepúsculo en el campo de Gualeguaychú”, poema cantado de Juan L Ortiz con que se inicia la aventura musical. Cada palabra tiene su peso propio y dispara, en su voz, posibles o múltiples cielos –de recuerdos o ilusión– para el que se deja atravesar por ella.

Lo sonoro y lo visual se encuentran hermanados en este disco; se trata de pinturas, fotografías y memorias individuales pero colectivas. “La música está siempre rodeada del paisaje habitado, de lo que lo referencia y lo sitúa”, contó Claudio Bolzani en diálogo con El Ciudadano.

Diálogo entre dos universos

En este nuevo trabajo, se escuchan reminiscencias a la Trova Rosarina pero también a la música popular del Río de la Plata y de Sudamérica en general. Pero ante todo, cada canción parece estar concebida como un espacio de libertad, de expresión que no duda en entregar matices y colores provenientes de géneros muy disímiles entre sí en un conjunto de formas libres, casi experimentales –por momentos–, que tienen su finalidad puesta en lo que se quiere expresar.

Un trabajo que apuesta a las capas y parece querer retratar, de forma fiel, ese horizonte objetivo y espiritual a la vez: los pájaros cantan, el río suena al dejar su huella en las costas, los gallos se hacen oír en el amanecer de Gualeguay, los chicos ríen en la escuela del pueblo, y las tardes siempre se van en su vuelo.

Implícita o explícitamente, el Paraná está presente en todas las canciones del trío como la ancha Quebrada de Purmamarca toma protagonismo en las zambas de Tomás Lipán.

“Es un poco la temática que tenemos desde siempre”, describió Bolzani al tiempo que destacó: “Es el litoral grande, más allá de Entre Ríos y Santa Fe”. Y contó: “El grupo se llama Luz de Agua porque es una imagen que sacamos de un poema de Juan Ortiz musicalizado en el primer disco. Con poemas de él o canciones propias siempre tratamos de seguir en esa temática”.

Avanzando en Otras canciones, los temas van cruzando múltiples estados de ánimo: de la nostalgia de “Crepúsculo…” a la luz de “Los viajes” de un día que comienza con la expectativa de un grato encuentro. Con la memoria feliz de un pasado que hoy se siente nostálgico, llega “Otro atardecer”, un recuerdo de la infancia donde “el tiempo nos guiaba y sólo conocíamos el juego”, canta Macchi enumerando esos lugares preciados de un niño: las veredas, los parques, las esquinas y baldíos.

Postales de la naturaleza pero también de la urbanidad más cruel donde “todo es un lío de urgencias”, se canta en “Gran ciudad”, retrato de ese no-lugar en que se transformaron los escenarios de la vida actual o en “Lourdes”, donde, en tono de conclusión, se denuncia: “La ciudad deja de lado lo que no le sirve ya”.

“…Una trama sonora que es a la vez testigo del diálogo posible entre esos dos universos (la ciudad y la naturaleza) viene y nos habla…” escribe el músico Carlos Aguirre a modo de prólogo en el booklet del disco. Una dimensión posible se abre a nosotros.

La comunión con lo visual

En Otras canciones (2015), editado por el sello entrerriano Shagrada Medra, lo visual y sonoro se hallan en intrínseca comunión. En ese orden el disco físico entrega un meticuloso contenido que examina esa relación ofreciendo todo el cancionero en un booklet con forma de libro ilustrado –a cargo de Agustina Bianchi– en base a un diseño de Roxana Rainoldi. Mezclado y masterizado por Iván Tarabelli junto a los integrantes de Luz de Agua, el álbum contó con la colaboración de Mariano Cantero, Carlos Aguirre y Luciano Cuviello en percusión; Pedro Guastavino en voz; y Juan Pablo Di Leone en flautas y bajo. El proceso de grabación transcurrió entre octubre de 2013 y diciembre de 2014.

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