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Bichos que circulan

Mientras Rosario suma grillos en cuarentena, a Buenos Aires la invaden polillas y el Conicet explica

No son las que comen ropa, sino otras especies de mayor tamaño que suelen considerarse plaga para muchos cultivos. Las condiciones ambientales favorecen un aumento de su población que venían advirtiendo diversos organismos, como el Inta


Desde principios de marzo, se ve en la ciudad de Buenos Aires una gran cantidad de polillas. El número de estos insectos es tan elevado en algunas zonas que muchos calificaron el fenómeno como una “invasión”. María Gabriela Luna, docente investigadora de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) e investigadora del Conicet, y Ezequiel Osvaldo Nuñez Bustos, técnico del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, explicaron que se da por suma de ccondiciones ambientales.

Los dos científicos entienden que son varias las especies de polillas que se observan, ejemplares adultos de lepidópteros bastante comunes en los cultivos de verano, como la soja y el maíz, o bien, alguna plaga forestal.

Las principales pertenecen a la familia Noctuidae como la Rachiplusia nu, llamada vulgarmente “isoca medidora”, la isoca bolillera Helicoverpa gelotopoeon y la oruga cogollera Spodoptera frugiperda. Las larvas de esta familia se alimentan de muchos tipos de plantas como el girasol, la soja, la alfalfa y de cultivos hortícolas, como papa, tomate, zapallo. Por este motivo, suelen ser una plaga agrícola.

“Si esas plantas están en grandes cantidades, como en un cultivo, y hay altas temperaturas y humedad, esto hace que sus poblaciones crezcan. Por algún motivo, además, se están escapando del control natural por depredadores o parásitos”, afirma Luna, quien dirige proyectos de investigación que abordan problemáticas de plagas de la agricultura y que promueven el control biológico, técnica de protección vegetal de bajo impacto ambiental.

Como todo lepidóptero, el ciclo de vida de estas polillas comprende cuatro estados: huevo, larva, pupa y adulto. “Los adultos y las larvas tienen hábitos de vida y de alimentación totalmente diferentes. Los adultos son alados, pueden tener aspecto de mariposa (coloridas y de hábitos diurnos) o de polilla (marrones, grises, de hábitos más crepusculares o nocturnos) y pueden desplazarse grandes distancias. Los adultos se alimentan básicamente de néctar, por lo que son reconocidos como buenos polinizadores, también de fluidos de frutos, rocío, o directamente no se alimentan. El estado larval suele denominarse oruga, isoca, gusano o lagarta. La larva va mudando su tegumento para crecer. Cuando finaliza la última muda, se transforma en una pupa, un estado de preparación morfológica y fisiológica que da lugar al adulto. Los lepidópteros pueden ser muy fértiles”, explica Luna.

Las polillas suelen ser objeto de estudio científico por su relación con los cultivos. Como pueden convertirse en plaga, su estudio resulta de interés económico. Otros estudios se interesan por inventariar las especies.

“No se sabe con certeza cuántas especies de polillas hay en Buenos Aires, porque en el mundo se conocen cerca de 160 mil especies”, comenta Nuñez Bustos y Luna añade: “Según el Catálogo de Insectos Fitófagos de la Argentina y sus plantas asociadas, en Argentina se tiene información de unas 650 especies de lepidópteros, pero puede haber muchas más”.

“Se ve que este año se dieron las condiciones climáticas adecuadas como para que haya más especies de polillas para esta época, evento que ya había ocurrido previamente, pero que no se da todos los años”, plantea Nuñez Bustos.

Según el naturalista, entre marzo y abril suele ser la mejor época del año para la Lepidoptera en la zona del Rio de la Plata.

“La invasión del 2014 fue mucho más notable que la actual, hubo muchísimas más especies. A veces no es tan fácil saber por qué se dieron las condiciones adecuadas, pero con los insectos esto suele pasar: hay años en los que son muy abundantes, otros en los que son pocos, y otros en los que no se los encuentra. Depende del clima y otros factores”.

“El Inta y otros organismos de divulgación agraria venían advirtiendo sobre este problema con las isocas. Y si se trata de la isoca de las leguminosas, que es una especie con comportamientos migratorios, éstas podrían estar entrando desde las zonas agrícolas más cercanas a la ciudad”, agrega Luna.

Son polillas que no comen ropa

“No hay por qué alarmarse -dice Nuñez Bustos-, no son peligrosas para el ser humano. Lo único que hacen es polinizar las plantas y servirle de alimento a otros animales, como a los murciélagos. No hay que molestarlas ya que no van a entrar a las casas a comerse la ropa. Si llegaran a entrar, hay que sacarlas para que sigan cumpliendo su rol ecológico”. “Son especies de hábitos crepusculares o nocturnos que son atraídas por las luces de la ciudad, sólo están buscando pareja y lugares (plantas) para oviponer”, describe Luna y solamente indica que las personas alérgicas a las escamas de las alas de las mariposas eviten tocarlas.

Las polillas de la ropa, Tinea pellionella, son especies mucho más pequeñas, más primitivas y cosmopolitas. Según Luna, “las polillas de hábitos urbanos ocasionan problemas porque atacan los productos almacenados, como varios gusanos de la harina. Muy frecuentemente, en los hogares se aplica el control químico, es decir, insecticidas que suelen ser peligrosos por la toxicidad. Por eso, para la científica es recomendable realizar otros tipos de control, como el control mecánico: “consiste en revisar y limpiar roperos, alacenas, muebles, sillones, y eliminar tejidos con pupas o larvas, tarea que bien podría hacerse en estos tiempos de cuarentena”.

 

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