El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció este martes que el próximo lunes se iniciará la venta de boletos para la rifa simbólica del avión presidencial José María Morelos y Pavón TP-01 y “compró” el primer boleto de lotería.
Previamente, el mandatario había informado que, tras el sorteo, el aparato no sería entregado físicamente al ganador, sino que habría premios monetarios debido a que la aeronave —para la que todavía no hay comprador— sigue en venta.
López Obrador adelantó que el avión arribará al país a finales de mes. La rifa se llevará a cabo el 15 de septiembre, cuando se celebra el Grito de Independencia, y se entregarán 100 premios de 20 millones de pesos (poco más de un millón de dólares) cada uno.
El mandatario prometió que, si le toca en suerte alguno de estos premios del Gran Sorteo Especial, donará el dinero para financiar becas a estudiantes, según medios mexicanos.
La rifa es una “vacuna” contra la corrupción, para ver si después de la misma otro mandatario “se atreve a hacer algo así”, dijo López Obrador.
El mandatario recordó que fue el ex presidente Felipe Calderón quien compró la aeronave, y dijo, “debería de explicar por qué”.
El gobierno prevé organizar visitas ciudadanas al avión e incluso el presidente ha planteado la posibilidad de convocar a bordo una rueda de prensa.
El avión está actualmente en Estados Unidos, pero está previsto que regrese al hangar presidencial en la ciudad de México en abril o mayo, desde donde el gobierno seguirá promoviendo su venta o alquiler para obtener fondos adicionales para las arcas públicas.
¿Cómo es la rifa?
En este sorteo se venderán 6 millones de “cachitos” o boletos, con números del 0 al 5.999.999 y cada papeleta tendrá un valor de 500 pesos (27 dólares).
El mandatario ha aclarado que de vender todas las boletas se obtendrían 3.000 millones de pesos (casi 160 millones de dólares), equivalentes al valor del avión presidencial. De este monto, se entregarán 2.000 millones de pesos (poco más de 106 millones de dólares) a los ganadores.
Los 1.000 millones de pesos restantes se distribuirán de la siguiente manera: 400 millones de pesos a la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) para el mantenimiento del avión durante dos años y el resto para la compra de insumos médicos y otras dotaciones hospitalarias.
Una vez que se venda el avión, lo obtenido será destinado a hospitales debido a que se necesitan 10.000 millones de pesos para atenderlos y dotarlos.
La aeronave es un Boeing 787-8 Dreamliner, comprada por el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) en 218,7 millones de dólares.
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