Mauricio Macri será presidente de la Nación por los próximos cuatro años. El candidato de la alianza Cambiemos se impuso en el primer balotaje de la historia argentina al postulante del Frente para la Victoria Daniel Scioli: tres puntos de ventaja, al cierre de esta edición (51,4 contra 48,5). La jornada electoral, después de un año de varias visitas al cuarto oscuro, transcurrió en paz y con un alto nivel de presentismo y escaso voto en blanco, una muestra de madurez democrática. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner saludó a Macri y convinieron reunirse mañana para empezar a ordenar el traspaso de mando.
“Es un día histórico. Es un cambio de época y como tal es un cambio que nos tiene que llevar hacia el futuro, a las oportunidades que necesitamos para crecer, para progresar. Por eso este cambio no puede detenerse en revanchas o ajustes de cuentas”, dijo Macri durante la fervorosa celebración en su comando de campaña ante un nutrido grupo de seguidores teñido de amarillo, donde, por supuesto, no faltaron globos, música y bailes.
Rodeado de los principales dirigentes de Cambiemos, entre ellos una conmovida Elisa Carrió (CC), Ernesto Sanz (UCR) y la gobernadora bonaerense electa María Eugenia Vidal, entre otros, el presidente electo convocó a la ciudadanía a “construir una Argentina con pobreza cero, enfrentar al narcotráfico” y “mejorar la calidad democrática”. Con onda paz y amor, Macri pidió: “No me abandonen que empieza una etapa maravillosa de la historia”.
La Argentina cambiará de color político tras doce años de gobierno kirchnerista. Esto impactará a nivel latinoamericano. Se pondrá en marcha una nueva era tras un ciclo marcado por logros y avances sustanciales para el conjunto de la población argentina que dejó atrás las graves secuelas del neoliberalismo.
El binomio porteño que conforman Macri y Gabriela Michetti llega a la Casa Rosada con una identidad política por fuera del bipartidismo (peronismo-radicalismo) aunque con un armado con incluye sectores de la UCR y alguito del movimiento fundado por Juan Perón. La fórmula Macri-Michetti venció en el balotaje a la integrada por Scioli-Zannini al reunir 12.818.982 votos contra los 12.097.126 sufragios alcanzados por el binomio kirchnerista, con el 98,39% de las mesas escrutadas.
Macri, una expresión de la centroderecha, gobernará el país con el Congreso en contra –el kirchnerismo tendrá mayoría en el Senado y será primera minoría en Diputados– y con la mitad de las gobernaciones en manos del kirchnerismo. Macri hizo la diferencia en las provincias del centro del país, en grandes ciudades. El líder del PRO cosechó muchos votos en el interior agropecuario. El votante de Sergio Massa, a la luz de los resultados, optó en buena parte por Macri.
Si bien Scioli ganó en primera vuelta por tres puntos, es decir, fue la primera minoría más votada, en segunda vuelta se impuso el antikirchnerismo, un voto castigo que expresó cierta fatiga. La derrota no sólo es de Scioli, es de todo el FpV. El partido de gobierno no pudo hacer jugar a su principal electora, Cristina. Con matices y estilo propio, Scioli se presentó como la continuidad de la etapa abierta por Néstor Kirchner en 2003.
Tras asimilar el golpe y deglutir la derrota, el oficialismo deberá recalcular y asumir su lugar en la trinchera de la oposición con vistas a 2019, darle lugar a la autocrítica y respaldarse en el movimiento político que le puso el cuerpo en la calle. Se reacomodarán fichas en el peronismo. Se abre un interrogante sobre el lugar que ocupará CFK, después de dos mandatos consecutivos.
Scioli agradeció a los argentinos que lo acompañaron con el voto y en especial a la militancia del FpV y también a los que sumaron por afuera con la consigna “Macri no”. “Que Dios ilumine al presidente electo Mauricio Macri para que haya un cambio superador en el país”, dijo el gobernador de Buenos Aires.
“Es justo reconocer todo lo que hemos avanzado y cuidarlo, esa será nuestra responsabilidad”, enfatizó Scioli, y siguió: “Hemos puesto todo nuestro esfuerzo para convencer, pero la voluntad popular ha elegido una alternativa”.
El pueblo se hizo escuchar y eligió a la coalición Cambiemos para guiar el futuro del país. Si es lo mejor o no lo dirá el paso del tiempo. El voto a Macri no es un cheque en blanco. El piso con el que arrancará su gobierno es bastante alto. Algunos de los que confiaron en Macri esperan que no tire por la borda derechos ganados. Otros, todo lo contrario: esperan un giro de 180 grados. El ex presidente de Boca propuso un cambio conservador y brusco, sobre todo con medidas que anticipó su equipo económico. Por eso, el rumbo que tome la economía será clave en la etapa que se abre.
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